Mujer

Mujeres con más de 30 años y no adolescentes quienes abortan

Hoy 97 por ciento de la población juvenil conoce al menos tres métodos anticonceptivos modernos, aunque no siempre sepa cómo funcionan

Las mexicanas mayores de 30 años, casadas, católicas y con más de dos hijos acuden en mayor medida a los servicios de interrupción del embarazo y no las adolescentes, como se piensa en general, coincidieron en señalar especialistas.

Participante en la Mesa: Amor, sexo, embarazo y aborto, una historia para adolescentes, realizada en la Casa Rafael Galván, centro de extensión educativa y cultural de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la doctora Noemí Ehrenfeld Lenkiewicz habló sobre la idea muy expandida de que la sexualidad en los jóvenes está vinculada a la falta de conocimiento y acceso a los métodos anticonceptivos.

Sin embargo, 97 por ciento de la población de entre 12 y 29 años conoce al menos tres métodos anticonceptivos modernos, aunque eso no signifique que sepa cómo funcionan, argumentó la investigadora del Departamento de Atención a la Salud de la Unidad Xochimilco de esta casa de estudios.

Un punto muy importante es que de la sexualidad en jóvenes, adultos y adultos mayores se han encargado los ámbitos médico o jurídico, “en el mejor de los casos”, con lo cual se ha producido una “medicalización, una biologización” de algo que es una práctica humana que ha existido y va a existir siempre.

La profesora cuestionó que se hable de “educación sexual” porque “el sexo no obedece normas ni reglas”; se trata de educación sobre sexualidad, “lo que excede por mucho a tener relaciones coitales”.

Es necesario tratar de trascender el concepto de educación sexual y hablar de la educación sobre sexualidad, además de que la anticoncepción “es una opción, no una solución”.

Las políticas buscan solucionar el problema de la fecundidad adolescente porque hay 24 millones de mujeres de entre 15 y 29 años, “entonces el impacto que esto tiene sobre el crecimiento total de la población es muy fuerte, aunque tengan un solo hijo en toda la vida”.

La licenciada Norma Abigail Valdelamar Lara, directora de Inmujeres de la Delegación Cuauhtémoc, sostuvo que en esa demarcación se atienden alrededor de 120 solicitudes de asesoría psicológica y jurídica y “últimamente nos han llegado muchas adolescentes”, de 15 a 18 años, que tienen vida sexual activa y a las que además “sí les interesa ser madres”.

En efecto, las políticas se hacen para atender una problemática social y campañas de información se han desplegado muchas, sin embargo en la realidad las jóvenes no se detienen a pensar si quieren ser madres en este momento, lo que “ellas quieren es vivir y disfrutar el día a día”.

Una de las razones por las que las campañas no funcionan es que “se pierde de vista” que los adolescentes están creciendo solos y eso es algo que no se considera en las encuestas ni en las políticas.

“Puede haber muchas campañas y mucha información, pero cuando una mujer y un hombre están solos, lo que hacen es unir soledades”. Las realidades están muy distantes de lo que pueden indicar las políticas públicas, subrayó Valdelamar Lara.

Nela Muga González, psicóloga de la Dirección de Coordinación del Sistema de Unidades del Instituto de las Mujeres, señaló que en los dos sexenios pasados los embarazos adolescentes repuntaron “de manera impresionante” y “estamos en los primeros lugares en toda América Latina” en ese renglón, situación muy parecida a lo que ha ocurrido con las infecciones de VIH.

“La información no significa cambio de actitudes”, mientras que la investigación sobre estos temas tiene que ampliarse porque se trata de hablar de la subjetividad de las personas.

En relación con la interrupción del embarazo la doctora Adriana Morales Otal, profesora del Departamento de Biología de la Reproducción de la Unidad Iztapalapa, dijo que en 2012 existían más de 1.6 millones de niños abandonados y de ellos siete por ciento sufría situaciones de maltrato, de acuerdo con una consulta del entonces Instituto Federal Electoral.

La doctora Ehrenfeld Lenkiewicz indicó al respecto que en la Ciudad de México existe una legislación “excelente, pero tiene un efecto colateral indeseable” pues “hay mujeres de primera y mujeres de segunda, que son las de otros estados”.

En los dos sexenios pasados hubo silencio respecto de la salud reproductiva y un “peligrosísimo” retroceso que ha llevado a que las legislaciones en los estados sean más penalizadas –tanto para la mujer como para cualquier persona que se involucre– respecto de las que había en la década de 1940.

Hasta hace dos años, apuntó, entre 5.2 y 5.7 por ciento de las interrupciones correspondía a mujeres de menos de 17 años, en tanto que las que más abortan son mujeres mayores de 30 años, católicas, casadas y con más de dos hijos.

Esto quiere decir que la mayoría descarta un tercer embarazo por diversas razones asociadas a su condición de vida concreta. Esto no está vinculado al prejuicio social de que las jóvenes “andan de locas”, ya que en realidad “las jóvenes son bastante conservadoras”.

 

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