Columnas

LA JUSTICIA EN LOS BUEYES DE MI VECINO

Mientras las acusaciones de enriquecimiento ilícito sean contra los adversarios todos aplauden y gritonean exigiendo justicia, pero que no se cambien los papeles porque entonces se dicen amenazados por el Gobierno sin demostrar que lo divulgado es mentira.

Así con los panistas, tan parecidos a los morenos que ya no se diferencian.

Cuando se filtró lo de la casa de Angélica Rivera, tanto panistas, perredistas como morenos, no se cansaron de exigir la renuncia del Presidente de México por presunta corrupción. Sin embargo, la Primera Dama dio la cara y una explicación; el Presidente Peña Nieto ofreció una disculpa por el hecho, pero los opositodo no quedaron conformes y siguen señalando al Gobierno como corrupto.

Cuando se dio a conocer que la líder nacional del PRD, Alejandra Barrales tiene un lujoso y caro departamento en una de las zonas más exclusivas de Miami, Florida, y una decena de inmuebles en México, ningún opositodo puso en tela de juicio la honestidad de la otrora sencilla aeromoza e hicieron todo lo posible por distraer a la opinión pública. Hoy nadie lo menciona.

Cuando se filtró una llamada del hijo de Andrés López Obrador y Yeidckol Polevsky sobre presunto lavado de dinero, el dueño de Morena de inmediato acusó al Gobierno y movió sus hilos para involucrarlo, con la ayuda de algunos personajes de medio pelo pero que se creen muy importantes, en supuestas escuchas telefónicas. La PGR dio la cara y pidió a los supuestos afectados colaboración para investigar.

Hoy nadie dice nada y mucho menos mencionan que el delegado de Tláhuac, Rigoberto Salgado, señalado por tener vínculos con el cártel de droga en su demarcación, tiene una casa cinco veces más grande que la de la Primera Dama. El dueño de Morena, López Obrador solo dijo que el Gobierno quería reeditar lo de Eva Cadena, pero sin exigir a su delegado ponerse a disposición de las autoridades.

Este lunes, un diario de circulación nacional dio a conocer el presunto y escandaloso enriquecimiento del líder nacional del PAN, Ricardo Anaya y toda su familia política, pero en lugar de que el joven político demostrara con pruebas de que lo publicado es mentira o está exagerado, lo primero que hizo fue asegurar, acompañado de un coro de panistas afines a él, que el Gobierno lo amenazó. Que el Gobierno invadió su vida privada y mil argumentos más. Hasta ahora no ha dicho que pedirá a las autoridades que lo investiguen y mucho menos ha presentado pruebas de las presuntas amenazas o que lo publicado es mentira.

Y fue Anaya, uno de los muchos opositodo,el que exigía todo el peso de la ley contra gobernadores del PRI señalados por corrupción, aunque nunca dijo nada de Guillermo Padrés ni lo entregó a las autoridades.

Así nuestra clase política, exige justicia en los bueyes del vecino, pero que los propios no los toquen porque se dicen amenazados, perseguidos «por la mafia en el poder».

Esos son los políticos que quieren conducir nuestro país? Alguien puede confiar en un viejo taimado y un imberbe que si les descubren sus trácalas en lugar de demostrar su inocencia acusan al Gobierno en turno de un complot, de amenaza? Alguien cree que gente como ésta tiene la capacidad de conducir el destino de nuestra gran nación?

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