Salud y nutrición

Urge atender emergencia psicológica generada en la ciudadanía por sismos: Ibero

Se tiene la idea recurrente de escuchar las alertas sísmicas y sentir que todo se mueve

De no atenderse la emergencia psicológica generada en la ciudadanía por el sismo de 7.1 grados Richter del pasado 19 de septiembre en México,  puede ocasionar trastornos de ansiedad, fobias, estrés postraumático, así como ansiedad generalizada, señaló Oscar Galicia, coordinador de la Licenciatura en psicología en la Ibero e investigador  en neurociencias.

Destacó que dichos trastornos se derivan de situaciones como la vivida el martes pasado. Pueden sufrirlos tanto las personas que han tenido pérdidas tras el sismo, los rescatistas y brigadistas, así como aquellos que se sienten abrumados tras el temblor.

En ese sentido, el especialista recomendó a quienes se siente afectados acercarse con un especialista que les permita expresar todo lo que están sintiendo y percibiendo, pues de otra forma los pensamientos quedan de una forma desordenada.  

“Para quienes perdieron su patrimonio y seres queridos es difícil de procesar la situación que están viviendo. Están pasando por un periodo de pérdida agudo, en donde el dolor es lo que predomina en sus respuestas, no hay lógica, explicación o nada que valga que les quite ese dolor”, señaló Galicia.

Al respecto, el académico explicó que para las personas que tuvieron fuertes pérdidas tras el temblor, pasarán por las etapas de duelo (dolor, negación, enojo y resolución), las cuales se manifestarán de diferentes formas según la personalidad y sus recursos psicológicos. Así como hay personas que pueden quedar atorados en cualquier etapa, hay quienes logran llegar a la resolución.

“En México, tenemos una cultura de la salud mental prácticamente inexistente. Las personas creen que ellos solos tienen que lidiar con situaciones como ésta y entender el por qué se sienten tristes, con miedo o por qué no comen ni duermen. Es importante que las personas sepan que no tienen por qué saber cómo lidiar con la situación, pero sí que hay personas que saben lidiar con ello. Es importante buscar ayuda profesional en estos momentos, pues esto no se cura con ‘el tiempo’. Si no se atiende, las cosas emporarán”, advirtió el especialista.

Rescatistas y brigadistas, entre los más vulnerables

Para el doctor Oscar Galicia, también investigador de neurociencias, los rescatistas y brigadistas están en un estado de ánimo y psicológico de emergencia, pues muchos de ellos han excedido sus límites físicos, se han obligado a trabajar por largas jornadas, sin dormir ni comer, resistiendo el dolor.

“El cuerpo entra en un estado que se conoce como ‘respuesta de huida o de lucha’. Están sumidos en un estado de ‘estoy luchando por la vida’. El estado físico cambia, se libera una gran cantidad de hormonas, entre ellas la adrenalina, el cortisol y la testosterona, que incrementan la fuerza física y muscular. Disminuye el efecto inflamatorio de los golpes, disminuye la percepción del dolor. Incrementa la alerta y la vigilancia; así como la frecuencia cardiaca y la frecuencia arterial”, explicó.

Sin embargo, advirtió, llega un momento en el que el sujeto sale de esta circunstancia y se da cuenta de que está agotado. En su momento no sintió todo el esfuerzo. Pero, incluso, está psicológicamente resentido, porque en el momento de la urgencia el sujeto no se da cuenta ni procesa emocionalmente que ha estado sacando cadáveres y que ha visto escenas desgarradoras.

“No ha tenido tiempo o energía psicológica que le permita almacenarlo y procesarlo. Pero él todavía está en una situación de vida o muerte. Llega un momento en el que todas esas imágenes buscan un lugar para procesarlas y organizarlas”, agregó Galicia.

La sensación de alerta puede disminuir con el tiempo

El coordinador de la Licenciatura en Psicología en la Ibero señaló que la sensación de alerta que vive actualmente la población es, hasta cierto punto, normal. Sentir inseguridad, incluso, padecer insomnio, es una de las formas defensivas características del estado de alerta.

“Esto es normal. En este momento todas estas reacciones son normales. Una vez superado el estado de emergencia todo estará encausado a recuperar la vida ‘normal’, entre comillas, y en ese sentido cuando las personas no pueden reintegrase a sus actividades cotidianas, familiares, culturales educativas y laborales se está hablando de un problema”, explicó.

Agregó que una de las cosas que provoca un terremoto es que vulnera el espacio más seguro que tiene una persona: su casa. Situación que deja a una persona absolutamente vulnerable porque no puedes hacer nada para defenderse.

“Es algo que es profundamente lacerante para la seguridad de las personas. Y te hace reflexionar sobre la vulnerabilidad que tenemos, crea sensación de inseguridad en todo momento y en todo lugar. Se generaliza a donde vayas, en el Metro, en la escuela, en el trabajo. Además, se tiene la idea recurrente de que escuchar las alertas sísmicas y sentir que todo se mueve. Hay una respuesta de sobresalto que es muy normal.

El psicólogo expresó que una de las cosas para las que está diseñado el ser humano es para aprender de las experiencias negativas, particularmente de aquellas que le han dado miedo porque es importante para la supervivencia. Si has sobrevivido a eso, es importante que lo recuerdes.

Foto: IMJUVE

 

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