Columnas

DOBLE MORAL

La doble moral no solo aplica para políticos, que hoy dicen defender derechos de ciudadanos y mañana confirmamos que solo buscan intereses personales, usando como bandera a los que menos tienen.

Así, algunos que se dicen activistas y defensores de derechos humanos, como la guerrerense Yndira Sandoval, de quien pocos en el país sabíamos que existía.

Esta señora cobró notoriedad y ya es conocida, gracias a las redes sociales, no solo en México sino hasta en el extranjero y no precisamente porque tenga una labor destacada en la defensa de derechos humanos, sino por el vergonzoso episodio que protagonizó el pasado 16 de septiembre y que este fin de semana se dio a conocer porque la «activista» denunció, en medios de comunicación, que fue víctima de violación por parte de policías de Tlapa, Guerrero.

Esta denuncia, realizada hasta el sábado 21 de octubre, más de un mes después de ocurrido el incidente, armó gran revuelo, pero solo algunos medios nacionales la publicaron debido a que no había ningún pronunciamiento de la organización que encabeza Yndira, ni denuncia ante alguna autoridad.

Sin embargo, no faltaron las ONG´s, militantes de la pseudoizquierda mexicana y hasta académicos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, que exigían castigo.

Y gracias a las redes sociales muchos de los que dudamos de la veracidad de dicha acusación, pudimos confirmar que no estábamos errados. En un video que circuló este lunes se ve claramente que la señora se encontraba en estado de ebriedad y se negaba a pagar dos mil pesos, por concepto de atención médica en una clínica de Tlapa, Guerrero, a donde acudió por una lesión con un clavo.

En la grabación se escucha claramente cómo la «activista» insulta a una mujer policía, llamándola indígena y amenazándola con destituirla del cargo porque tiene amistades muy influyentes como la perredista Beatriz Mújica y una senadora que, dijo, es su tía.

Como el teatro se le cayó, arremetió contra la policía Claudia Juárez Gómez, a quien acusó de haberla abusado sexualmente, lo que la uniformada negó rotundamente, también a través de un video difundido en Facebook.

Juárez Gómez dijo que es incapaz de un acto así y declaró que Yndira solo fue protegida pues se encontraba en total estado de ebriedad, «se había quitado su ropa interior, se negaba a pagar un servicio en una clínica y alteraba el orden público, alegando que es muy importante».

Hasta donde sabemos, Claudia Juárez Gómez fue castigada por cumplir con su trabajo, mientras «la activista» sigue recibiendo apoyo de ONG´s, de la pseudoizquierda mexicana y de grupos de feministas.

Es una constante de esos grupos feministas, en sus marchas o mitines, exigir al Gobierno acabar con la violencia de género, pero nada dicen de la agresión y calumnias que Yndira profirió contra esta humilde mujer policía, madre soltera de tres menores de edad y que solo depende de su salario para sostener su hogar.

Sí, tanto las feministas como las ONG´s que se dicen defensoras de los derechos de la mujer y enemigas de la violencia de género, son doble moral pues como matraqueros, apoyan al más fuerte, en este caso a una «activista» que va por la vida con la bandera de defensora de derechos humanos y al primer trago o primer provocación arremete contra quien sea y, como se vio, si es mujer y humilde, con mayor razón.

 

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