Ecología

Desaparecen los anfibios a tasas aceleradas: Edna González Bernal

En su estado larval (renacuajos) pueden mejorar las condiciones de los sistemas acuáticos al consumir algas

Con la finalidad de entender los factores que están provocado la disminución de anfibios a tasas más aceleradas en el mundo, Edna Leticia González Bernal, investigadora del programa Cátedras Conacyt, realizará estudios ecológicos sobre anfibios, en particular de seis especies de ranas endémicas de la Sierra Norte de Oaxaca.

La investigadora del programa Cátedras Conacyt, adscrita al Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional Unidad Oaxaca del IPN, y quien obtuvo en el área de ciencias naturales una de las Becas para Mujeres en la Ciencia L´Oréal-Unesco-Conacyt-AMC 2017, dijo que dentro del grupo de vertebrados los anfibios son los que están disminuyendo a tasas más aceleradas en el mundo y el conocimiento que se tiene de ellos es escaso.

Subrayó que en México, el estado con mayor riqueza de este grupo es Oaxaca, donde 6 de cada 10 especies de anfibios están dentro de alguna categoría de riesgo o con deficiencia de datos, señala la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

“Buscamos comprender las vías en que la perturbación del hábitat en el área de estudio, causada principalmente por la extracción maderera o tala, agricultura, creación de caminos y carreteras, poblados y potreros, así como por contaminación química y que afectan a estas especies de ranas”, destacó la bióloga, y recordó que cinco de estas especies están bajo categorías de riesgo según la UICN: Duellmanohyla ignicolor e Incilius spiculatus (amenazadas), Plectrohyla celata (seriamente amenazada), Charadrahyla nephila (vulnerable) y Ptychohyla zophodes (con deficiencia de datos), además de una nueva especie, Charadrahyla esperancensis, recientemente descubierta por la investigadora y su equipo.

La descripción de la nueva especie Charadrahyla esperancensis, “La Esperanza”, se publicó el 3 de octubre de 2017 en la revista Zootaxa (4329 (1): 064–072). ”Decidimos nombrar a la rana La Esperanza, en reconocimiento al esfuerzo que hace la población de la comunidad con el mismo nombre, al proteger sus bosques y por consiguiente (aún sin saberlo) a los anfibios que habitan en ellos.

También este nombre nos recuerda que siempre habrá esperanza tanto de encontrar nuevas especies, redescubrir a aquellas que se creen extintas y encontrar soluciones a los factores que las ponen en riesgo”, expresó González Bernal.

La investigadora estudiará las seis especies que se distribuyen en el bosque mesófilo de montaña, un ecosistema que la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad considera el de mayor presión humana (cambio de uso de suelo) y mayor riesgo de desaparición en México; se trata del ecosistema más amenazado del país.

Edna González llevará a cabo su trabajo de investigación dentro de tres comunidades en la Sierra Norte de Oaxaca: La Esperanza, del municipio de Comaltepec, Santa Cruz Tepetotutla y San Pedro Yólox.

La joven bióloga tuvo un financiamiento previo (Conservation Leadership Programme CLP-02294616), con el cual inició la investigación, impulsó y realiza actividades con las comunidades indígenas locales, las cuales incluyen talleres de educación ambiental y entrenamiento de voluntarios en el uso especializado de equipo como GPS y cámaras fotográficas con el fin de conformar grupos de monitoreo ciudadano.

Datos de la UICN indican que en la actualidad México se ubica entre los primeros lugares en número de especies de anfibios bajo riesgo a nivel mundial. Y para intentar frenar esta situación, se requiere contar con una base sólida de estudios científicos relevantes que permitan entender los factores de presión que afectan a las poblaciones de anfibios nativos y cómo interactúan dichos factores.

La investigadora reflexionó sobre el valor de transmitir el conocimiento a la sociedad, ya que con ese saber “lograremos conservar a estos organismos, cuando como científicos seamos capaces de involucrar a la sociedad. Estoy convencida que mediante la transmisión de la información científica y una relación activa con la población lograremos decisiones adecuadas en favor de este grupo de vertebrados mexicanos”, agregó.

González Bernal comentó que con los fondos de la Beca continuará con su investigación, “podremos adquirir equipo especializado, necesario para mejorar la toma de datos científicos como: flujómetros, registradores automatizados de temperatura y humedad, así como la adecuación del espacio asignado para realizar experimentos controlados”.

También utilizará los recursos para continuar con el proyecto social, el programa de monitoreo ciudadano a mayor escala, pues “se busca expandir el proyecto a más comunidades y entrenar a un mayor número de personas”.

Los humanos consideran a los anfibios como plagas; sin embargo, estos vertebrados son depredadores de distintos organismos, por ejemplo, pueden consumir gran cantidad de insectos que atacan cultivos o afectan a personas directamente. En su estado larval (renacuajos) pueden mejorar las condiciones de los sistemas acuáticos al consumir algas.

Además, los anfibios son fuente de alimento de vertebrados mayores, su desaparición tendría fuerte impacto en el sostén de los organismos que se alimentan de ellos. También han sido considerados indicadores de la calidad del hábitat o «los canarios de las minas». La ausencia de anfibios en un ecosistema indica que éste se encuentra alterado.

Por las características biológicas de los anfibios, entre ellas un ciclo reproductivo bifásico –adultos terrestres y larvas acuáticas—, piel altamente permeable, respiración cutánea y huevos sin cascarón expuestos directamente al suelo, agua y luz solar, se considera que este grupo de vertebrados son afectados por un alto número y variedad de factores de perturbación presentes tanto en ambientes terrestres como acuáticos.

El estudio que realiza la investigadora es el primero en el país que aborda esta problemática con un enfoque multidisciplinario basado en cuatro temas fundamentales: los patrones de movimiento de seis especies de anfibios y su funcionalidad en el ecosistema se relacionarán con el grado de contaminación directa en los arroyos y el grado de perturbación del hábitat natural a escalas múltiples.

“Buscamos entender cómo estas perturbaciones afectan la vagilidad (la capacidad de dispersión de una especie), selección de sitios de apareamiento y permanencia de las especies de anfibios que nos interesan a lo largo de un gradiente de perturbación en la vegetación del bosque mesófilo”, precisó.

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