Metropoli

Llaman a ayudar a comunidad otomí en la CDMX afectada por el sismo del 19-S

Cura jesuita pide a las autoridades capitalinas agilizar trámite para reconstruir predio donde vivían 70 personas

 

La parroquia jesuita del Verbo Encarnado y de la Sagrada Familia, en la Ciudad de México, hizo un llamado para atender urgentemente la ‘precaria condición’ en la que viven integrantes de la comunidad otomí en la colonia Roma Norte, delegación Cuauhtémoc, tras el sismo del 19 de septiembre.

En una carta firmada por el sacerdote José Luis Gonzalo Rosas Morales, S. J., se solicita a organizaciones de la sociedad civil, universidades, parroquias, medios de comunicación, autoridades y a la sociedad en general a actuar ante los problemas que enfrentan estas personas, entre las que se encuentran niños, mujeres y cuatro recién nacidos.

Alrededor de 65 y 70 personas, originarias del pueblo indígena otomí de Santiago Mexquititlán, Querétaro, viven en el predio de la calle Durango 119, entre Jalapa y Pomona, en la citada colonia. Desde hace 18 años ocupan este espacio, que está en proceso de regularización.

En todos estos años, el predio se ha deteriorado por lo que se requiere la reestructuración, casi total, para que sea habitable. Esta situación empeoró por el terremoto del 19 de septiembre. Tras el siniestro, los habitantes decidieron vivir y dormir afuera del inmueble, en un precario campamento.

En el texto, el cura jesuita afirmó: “Como no tuvieron respuesta de las autoridades competentes, que sólo les pedían regresar al predio para que no fuera visible su situación, aceptaron vivir temporalmente en una casa ubicada en Torres Adalid 1953, colonia Narvarte, que les ofreció una persona a través de la Fundación Amor”.

El 18 de noviembre, se les pidió desalojar el lugar y buscar un albergue en la delegación Cuauhtémoc. Sin embargo, no hay espacios para recibirlos. Frente a esta situación, acamparon en el Jardín López Velarde, frente al Centró Médico.

“El predio de Durango 119 ya está expropiado, diez de los indígenas otomíes ya tienen el derecho de propiedad. El INBA ya les autorizó la reconstrucción. El proyecto arquitectónico ya lo tienen, de hecho, ya se les asignó constructora. La única firma pendiente es la del Instituto Nacional de la Vivienda, misma que se les ha negado, para que su predio sea reconstruido.

“Ellos han hecho todos los trámites correspondientes pero las autoridades no definen quién tiene la responsabilidad última para resolver esta situación que cada vez se va haciendo más compleja e inhumana. Este proceso, a partir del temblor, se ha hecho desgastante para esta comunidad de hermanos indígenas otomíes y se requiere atención inmediata por parte de las autoridades”.

Las peticiones del cura José Luis Gonzalo Rosas Morales son:

  1. Que las autoridades de la Ciudad de México asignen los recursos económicos para que el INVI dé luz verde a la constructora asignada por ellos mismos, para la remodelación y construcción de los departamentos.
  2. Que se les asigne un albergue adecuado, con los servicios básicos indispensables, para que nuestros hermanos puedan salir a trabajar, las mujeres lleven a sus niños a la escuela, y los recién nacidos junto con sus madres estén protegidos de las inclemencias del tiempo.
  3. Que se respeten las garantías individuales de estos hermanos otomíes que se han visto obligados a salir de su predio por los daños que provocó el temblor en el inmueble el pasado 19 de septiembre.
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