Columnas

MAS INCONTINENCIA VERBAL

Como si no tuviéramos suficiente con la violencia verbal de Andrés Manuel López llega una copia fiel de él, Ricardo Anaya, un joven aprendiz de político que en apariencia prometía mucho pero al que la ambición por el poder le sacó lo peor y se volvió mentiroso, corrupto, traicionero, pendenciero y hablador.
El «chico maravilla», como lo califican algunos panistas y columnistas a manera de sorna, traicionó a sus correligionarios que creyeron en él y le entregaron las riendas del Partido Acción Nacional (PAN) y al igual que López, no solo lo utilizó para sus corruptelas sino se apropió del instituto político que se había distinguido por su civilidad, orden y respeto a sus normas, para convertirlo en una copia fiel del Partido de la Revolución Democrática (PRD) con tribus, canibalismo, discriminación.
La trayectoria política de Anaya en los últimos años ha sido de mentira tras mentira. Se alió con la ambiciosa Alejandra Barrales en un disque Frente Ciudadano que fue una falacia porque de ciudadano no tuvo nada solo lo utilizó para agandallarse la candidatura presidencial y obstaculizar la posible participación de algún ciudadano.
En su largo discurso de este domingo, Ricardo Anaya aseguró que «creemos en el estado democrático» pero como ya es su costumbre, y al mismo estilo de López, mintió, pues en su autonominación a la candidatura presidencial no hubo nada de democrático y si mucho de agandalle.
Dijo, «creemos en la igualdad entre hombres y mujeres», otra mentira pues descaradamente hizo a un lado a Margarita Zavala para impedirle que contendiera por el PAN en la búsqueda de la candidatura presidencial. Acto mezquino tan parecido al de Roberto Madrazo hace algunos años y que llevó a la derrota del PRI en la elección presidencial.
Y al igual que López, va por la vida vomitando odio y calumnias contra el PRI, atacando al precandidato del tricolor, José Antonio Meade, creyendo que eso es lo que los mexicanos queremos oír, pero que equivocado está, los electores ya no queremos más discursos de odio, ni más mentiras, sobre todo después de ver que durante la desgracia ocurrida el pasado 19 de septiembre, ni López ni él se vieron entre los derrumbes sacando escombro o al menos apoyando a los damnificados no solo con recursos económicos, aunque sea con palabras de aliento.
Tanto López como él exigían al Gobierno y a los partidos políticos donar los recursos de las prerrogativas para los damnificados y, sorpresa, fue el PRI el primero que entregó ese dinero mientras López y Anaya mañosamente se hicieron tontos y ni un peso entregaron. ¿Es así, con esa desfachatez y sarta de mentiras como pretenden que la gente les de su voto?.
Estamos cansados de este par que a la menos provocación violentan el panorama político, y eso que las campañas todavía no empiezan. Estamos cansados de falsos líderes que se montan en la desgracia de la gente para prometer un mundo feliz, que al final esa felicidad solo es para ellos.
Anaya, al igual que López habla de pobreza y culpa al Gobierno de ella, pero hasta el momento ninguno de los dos ha hecho algo por esos miserables a los que solo les llenan de odio contra el Presidente en turno, sin compartirles su riqueza mal habida, sin ir a construirles una casa decente, sin cubrir sus necesidades económicas con sus propios recursos. No, les prometen el paraíso si votan por ellos pero con cargo a los contribuyentes, para que en cuanto se monten en la silla presidencial ni se acuerden de ellos; solo sus lambiscones, amigos y parientes resultan beneficiados.
Ya no queremos más discursos de odio, queremos políticos con vocación, experiencia, honestidad, que en los debates presenten propuestas reales no fantasías, no insultos, calumnias, ataques. Ya tenemos suficiente con la violencia ejercida por los cárteles. Los mexicanos queremos un país próspero, no uno en el que quedamos en medio del fuego cruzado entre delincuentes y políticos mentirosos, corruptos, improvisados, hambrientos de poder. 
Y la única arma que tenemos para que esos remedos de políticos no se apropien de nuestro país es el voto, así que tenemos que participar en las elecciones del próximo año sin olvidar las mentiras, los ataques, las guerras y traiciones internas en los partidos, porque dicen los que saben que quien traiciona una vez, traiciona siempre.
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