Columnas

Las amenazas no controlan, solo causan rebeldía y miedos

Hace poco, con la llegada del nuevo año, te decía que Leonora estaba en la etapa en la que ya debía haber dejado el pañal de lado, hablando con una pedagoga me informé que algunos niños como es tu caso, tenían retrocesos en su formación y que, principalmente, se debían a que se estaban manifestando por algo en contra, imagino cómo sería el mundo si los adultos protestáramos en el modo infante.

Leonora, tal vez de adulta no logres recordar que es lo que hacías para manifestar tu descontento, pero quizá éstas líneas te lo recuerden, pues de un tiempo para acá, nuevamente volviste al pañal, justo en la recta de entrar a preescolar, como si supieras que es hora de dejar la casa y comenzar con nuevas responsabilidades. A veces, como adultos, aunque sepamos que estamos causando daño lo repetimos pues algún amigo me decía que muchos seres prefieren siempre tener razón que paz, cosa que me parece absurda hacer, pero en más de una ocasión he hecho.

El 6 de enero Los Reyes Magos te visitaron en casa, me dio tanta alegría ver tu carita al recibir tus regalos, pues se cuanto deseabas esos “Ponyssirenas”, que tanto te gustan y hacen volar tu imaginación, por desgracia, a veces los padres tenemos educación, modos de pensar y actuar diferente, yo no creo en el fondo de mi ser que avisaras de hacer pipí si se te retiran esos presentes, no creo en lo absoluto en el método del castigo, para bien o mal tuve padres que no recurrían a esas técnicas de educación, espero que pronto y en medida que sientas seguridad avises nuevamente sobre tus necesidades, tengo el compromiso contigo de ayudarte como lo haría en el futuro ante cualquier situación, pues como humano no perfecto no tengo derecho a juzgar tus pequeñas manifestaciones si ni yo misma logro un cambio en mi.

Esta lección de igual modo es importante pues con ella conocerás de la vida la diversidad de criterios y formas de comportamiento humano que sin duda desarrollarán tu empatía y tolerancia, no deseo que cada que no obtengas algo te tires al piso como últimamente lo haces, pero como adulto debo guiarte al control de tus emociones y entender que si yo no soy capaz de dejar de ser juiciosa a cada acto de cada persona que nos rodea sin asumir mis responsabilidades, tu jamás controlarás tus emociones.

Estoy segura que tu mundo de Ponys pronto estará de vuelta contigo, y sí no es así de ello debes aprender que hay cosas en la vida que debido a ciertas situaciones no comprendidas por nuestro entorno jamás vuelven, pero nos dejan grandes lecciones, a tu edad estoy segura que no le das importancia a lo que el juguete valga sino a lo que te hace sentir.

Leonora, más allá de que avises o no pipí, me gustaría no comiences a adquirir miedos innecesarios que nos hacen hacer torpezas, he sido y fui (aún más) una mujer con grandes miedos, miedos a personas, que aunque para algunos no existían, me causaron grandes males, que a la fecha me duelen, miedos de niña a personas, miedos a la escuela, miedo a no ser lo que los demás necesitaban que fuera, miedo a las alturas, miedo a los payasos (irónicamente ahora tu tío es un clown), miedo a que alguien me maltratara, miedo a llorar frente a la gente, miedo a los temblores, miedo a ser una mala persona, miedo a no ser amada, de todos esos miedos, de cada uno al pensar tanto en evitarlos cruce el umbral y los viví, los cargo muchos todavía, pero se que no quiero los mismos para ti, y se también que a los padres no se les debe temer, a pesar de todos mis miedos jamás he sentido miedo hacia tus abuelos, pues a su modo siempre me han arropado, ante ello quisiera que tu nunca me tengas miedo ni desconfianza, algún día tuve desconfianza de tus abuelos de no contarles lo que me pasaba o sentía y la factura ha sido cara.

Ahora sé que si hubiera confiado solo en ellos, siempre habría evitado mucho dolor, no quiero que nos vayamos abandonando y lejos de respetar a tus padres sientas ese inservible miedo hacia ellos, y menos que menos desconfianza, quiero ser parte de tus anécdotas, saber de tus amigos (los reales, esos que se acuerdan de ti porque te aman y que en tu cumpleaños te feliciten porque tienen memoria y no porque Facebook les recuerda), quiero saber de tu primera ilusión, quiero que sepas que el respeto se gana con actos de amor y paciencia y tolerancia que no debes hacer nada por miedo a alguien, todo en base a conciencia de que lo que tus padres te piden casi siempre es lo mejor para ti.

Leona querida, eres un León, no un ratón miedoso, mientras decides dejar de manifestarte así mamá esta para ti, para aprender juntas, secar tu pipí, asearte, y explicarte sin violencia de ningún tipo por qué es importante que la pipí esté en la nica y no en tu ropa, ni en la sala. Cuando seas grande el miedo jamás debe paralizarte, ningún ser, con errores o sin ellos, tiene derecho a violentarte, ni tu a ellos, la vida es aprender constante, a veces regresaremos a un sitio por el que ya habíamos pasado para aprender mejor la lección, mamá estará ahí para tenderte la mano y ayudarte a que todo lo malo vaya al retrete de desechos y cada día seas una mejor persona.

Leonora tú puedes dejar esos miedos, siente, que: “Tú no, princesa, tú no. Tú no has nacido para pasar las fatigas que yo pasé sacándole el dobladillo a un miserable salario que no alcanza a fin de mes» (Joan Manuel Serrat).

Arriba