Cultura

Hamlet, el próximo mes de abril en el Helénico

La historia de Prometeo narra que este titán le da a los hombres el fuego y esto desata la cólera de Zeus porque el fuego en manos de los hombres puede ser la destrucción de la Tierra y del cielo

José Teodoro Caballero Betanzos, director de escena, dramaturgo, actor y traductor, que en octubre pasado fue reconocido con la Medalla Bellas Artes, prepara el montaje de la versión de Hamlet de William Shakespeare que nunca se ha estrenado en México, la versión más corta, la de 1603; al tiempo que trabaja en una versión de Prometeo encadenado, para la que ya cuenta con una traducción en verso. Hamlet ya tiene fecha de estreno y será el próximo mes de abril en el Teatro Helénico.

“Hamlet tiene tres versiones y un alumno de dirección va a dirigir esta, –detalló el director teatral. Hay quien piensa que es la que Shakespeare ponía porque dura tres horas, nada más; a diferencia de la original que dura más de seis, pero también dicen que está hecha a partir de los apuntes y notas de algunos actores y que no está autorizada, aunque es atractiva y junto con él yo voy a hacer un montaje de la versión más larga… Quiero que se presente junto con la versión que va a hacer mi alumno, es decir, el público va a comparar la primera versión con la última”. 

Al referirse al proyecto de Prometeo encadenado, expuso “que es el caso de una obra clásica griega a la que yo quisiera hacer más bien como una especie de musical, no en el sentido de una comedia musical norteamericana pero sí un musical, quiero música popular contemporánea. Yo creo que si se hace de esa manera, los jóvenes aficionados al rock pueden acceder a un clásico como Prometeo, cuyo mensaje es de una enorme vigencia.

“La historia de Prometeo narra que este titán le da a los hombres el fuego y esto desata la cólera de Zeus porque el fuego en manos de los hombres puede ser la destrucción de la Tierra y del cielo. En realidad es una obra que nos previene de los desastres que los hombres podemos ocasionar en el planeta. Se supone que es la primera obra, por lo menos la más antigua que conservamos del teatro en occidente y nos está hablando de algo sumamente urgente en el momento que vivimos”.

 José Caballero, recordó sus inicios en el teatro cuando tenía solamente 17 años y dirigió Fin de partida de Samuel Beckett y de manera profesional El pelícano de August Strindberg, recibida por la crítica y el público de manera positiva, y por la que fue nominado como Mejor Director por los críticos de teatro.

El director de escena atribuye el éxito de esta puesta a todo el colectivo que colaboró. “La participación de Alejandro Luna en ese montaje en realidad me allanó el camino en muchos sentidos, fue el encargado no solamente de diseñar la escenografía y el vestuario, sino de realizar la producción. Tener una actriz de primera como Virginia Manzano que se puso en mis manos con una enorme generosidad, de la misma manera que Luisa Salvador, Carmen Manzano y José Luis Castañeda, toda gente muy talentosa; entonces lo que yo tenía que aportar en ese momento, lo que yo podía saber y entender de la obra fue magnificado por ellos”.

Caballero Betanzos formó parte de la generación que fundó el Centro Universitario de Teatro, donde tuvo a grandes maestros como Héctor Mendoza. “Yo conocí al maestro Mendoza cuando tenía 16 años, me acerqué a él y me cobijó muchísimo, todas las bases de la profesión, la necesidad de pensar el teatro, la manera de hacerlo, en muy buena medida fue producto de las enseñanzas de Héctor Mendoza, quien solía decir que se es mejor artista en la medida que se es mejor persona.

“El maestro Mendoza en algún momento me dijo ‘los actores se ponen en tus manos para estar lo mejor posible, tú no les puedes fallar´. Creo que una influencia también muy grande fue el teatro de Ludwick Margules, cuyas puestas en escena son de las que más he admirado siempre, su capacidad de entrar con los actores hasta el fondo del alma del actor y del personaje es algo que siempre me maravilló”.

Con 45 años de trayectoria, José Caballero ha llevado a escena más de 80 obras, adaptando al teatro textos de autores como Sor Juana Inés de la Cruz, William Shakespeare y Pedro Calderón de la Barca; ha traducido cuentos, novelas y piezas teatrales, además de ser autor de obras originales; es también docente, convencido de que esta labor más que un tema de enseñanza, es de transmisión de conocimientos.

“Para ser un actor –reflexionó José Caballero– necesitas saber de todo, porque todo es materia del teatro en determinado momento, en realidad para mí ha sido eso, yo he aprendido de todo lo que me pasa a mi alrededor a través del teatro porque empecé muy joven, lo que sé de física lo aprendí por el teatro, lo que sé de álgebra, de astronomía, de medicina, todo ha tenido que pasar por el tamiz del teatro. Yo creo que esto es lo que los actores necesitan, hay quien piensa que en una escuela de actuación se enseña a los actores a sentir, cosa que es absolutamente absurda porque todos llegamos ya sintiendo, lo que tenemos que hacer es entender cómo se crea la ficción, cómo se crea la verdad de la escena”.

Recientemente José Caballero, quien nació en la Ciudad de México en 1955,  volvió a la actuación, la que había dejado por un tiempo. “Algo comenzó a cambiar en mí a fines del siglo XX, en la última década, sobre todo en el último lustro comencé a sentir que algo cambiaba y a sentir la necesidad y anhelar un tanto volver a escena y se fue dando poco a poco.

“Empecé a retomar la actuación. Hace siete años que hice una parte en la Controversia de Valladolid. En tono bromista hace un recuento de los personajes que le ha tocado interpretar, “he seguido una carrera eclesiástica muy fructífera en el teatro porque suplía a Emilio Echevarría haciendo a Francisco Javier Clavijero en La expulsión con Luis de Tavira, donde hacia ese cura; después hice en La Alondra a un arzobispo; este año hice el Papa Juan XXIII, que hasta santo es, entonces ya más allá no puedo avanzar en mi carrera y pues sí quiero seguir actuando”, concluyó.

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