Finanzas

Los últimos 25 años, el ingreso económico ha permanecido inamovible: IBERO

México es en tal caso un socio pobre del TLCAM donde no sólo hay crecimiento económico insuficiente sino que éste no es dirigido en su mayor parte hacia la población pobre

El ingreso es uno de los apartados de la pobreza multidimensional que en los últimos 25 años permanece prácticamente inamovible en México. En 1992, 53.8% de la población se encontraba debajo de la línea de bienestar (LB) o línea de pobreza monetaria (LP). Para 2016, la última medición oficial arrojó poco más de 50%, afirmaron la doctora Graciela Teruel, directora del Instituto de Investigación para el Desarrollo con Equidad (EQUIDE) de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México (IBERO), el doctor Miguel Reyes, investigador del EQUIDE; y maestro Miguel López, académico de la IBERO Puebla

Dijeron que, cuando casi dos terceras partes de la población ocupada dependen en sus ingresos de remuneraciones, no existe política salarial y de empleo vinculante con políticas sociales garantes de derechos que permitan a la población trabajadora dejar de forma definitiva y no sólo temporal la pobreza. 

Subrayaron que, los salarios en México siguen perdiendo poder adquisitivo, situación que contribuye a que más de la mitad de la población asalariada, 51.7% de los trabajadores, permanezcan debajo de la línea de pobreza monetaria, conocida también como línea de bienestar (LB) del CONEVAL . 

Tan sólo en la presente administración, los salarios promedio y mínimo han perdido 14.4 y 3.9% de su poder adquisitivo, respectivamente. Entre las repercusiones, además de aumentar la brecha con los salarios de América del Norte, están la perpetuación de pobreza y minar las posibilidades de movilidad social, añadieron.

México, el socio pobre del TLCAN

La integración de México al mercado norteamericano a través del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) no ha permitido la convergencia en crecimiento ni en bienestar con sus pares, Estados Unidos y Canadá. La distancia promedio en el producto interno bruto (PIB) o en la productividad lejos de disminuir, ha aumentado, apuntaron.

«La divergencia en bienestar y niveles de vida, expresado entre otras cosas por los niveles salariales, permanece, es latente. La brecha salarial entre México y Estados Unidos en salarios promedio se amplió de 3.6 a 3.9 veces entre 2000 y 2016, en tanto la que se tiene con Canadá aumentó de 2.7 a 3.1 veces. Sólo la existente entre Canadá y Estados Unidos como socios del TLCAN disminuyó al pasar de 1.33 a 1.2 veces», refirieron.

México es en tal caso un socio pobre de Norteamérica, donde no sólo hay crecimiento económico insuficiente, sino que éste no es dirigido en su mayor parte hacia la población pobre, no hay crecimiento pro-pobre que genere empleos y mejore significativamente las remuneraciones en la parte baja y media de la distribución, consideran los especialistas. 

«Los salarios no crecen y eso además de no generar bienestar a la población trabajadora y población en general, lo que si fomenta de manera persistente es la pobreza. A lo que contribuye en todo caso es a la profundización en la distribución del ingreso primario o factorial, dejándole un gran peso, sino es que todo, en materia de política pública a la política social, tanto para redistribuir ingreso como para reducir pobreza monetaria.

El objetivo del presente análisis de coyuntura es identificar el papel de la política salarial en la pobreza monetaria en México y, como la pérdida de poder adquisitivo o estancamiento en el mejor de los casos, conduce tanto a la ampliación de la divergencia económica con América del Norte, como a que los niveles de bienestar de la población mexicana no mejoren, a que persista la situación de pobreza aun teniendo empleo y sin necesariamente depender de contar con mayores niveles educativos», señalaron.

México es un país donde el bienestar de los trabajadores se mueve más lentamente que el del promedio de la población ocupada, siendo el menos beneficiado, el grupo más numeroso, el de los trabajadores sin seguridad social.

Uno de los componentes del bienestar, el ingreso, no contribuye al crecimiento del bienestar de los trabajadores porque sus salarios se encuentran estancados o pierden paulatinamente poder adquisitivo.

Los salarios en general muestran caídas importantes, fundamentalmente a partir de 2012. Comparando 2005 con 2016, estudiar un posgrado o una licenciatura en México da salarios mensuales 28% y 20% menores. El salario promedio en moneda (dólares) con poder de paridad de compra, tiene una caída de 23%. A partir de 2012, los salarios de los trabajadores que no cuentan con escolaridad, primaria, secundaria y preparatoria convergen hacia el salario mínimo.

A partir de 2012 también la pérdida de poder adquisitivo muestra mayor correlación positiva con la escolaridad: a más escolaridad, más pérdida de poder adquisitivo. Mientras el salario mínimo ha perdido casi 4% de su poder adquisitivo en la presente administración, el salario promedio, empujado por las abruptas caídas en salarios de trabajadores con posgrado, universidad y preparatoria, lo ha hecho en 14.4%.

Varias políticas salariales y de mercado de trabajo contribuyen para tales resultados: a) implementación de reforma laboral que abarata costos de contratación y despido; b) desvinculación de aumentos salariales de productividad o rendimiento de la empresa; c) cambio en la composición de la estructura salarial: aumento en la participación de trabajadores con mayor precarización (1-3 salarios mínimos) y caída en la participación de salarios mayores a 5 salarios mínimos; d) mayores tasas de desempleo en población con mayores niveles de escolaridad.

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