Ciencia y tecnología

Investigadoras buscan que bacterias de Cuatro Ciénegas se usen en agricultura

Los científicos emplean algo llamado ecología sintética y en vez de analizar miles de bacterias que viven en el suelo agua y sedimento de las pozas eligen solo tres de todo el conjunto de las 2 mil

En cuatro Ciénegas, Coahuila, investigadores del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (CINVESTAV) y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) realizan investigaciones tanto para develar cómo se ha desarrollado la vida microbiana, como para aplicar ese conocimiento en áreas como la agricultura.

Cuatro Ciénegas ha revelado algunos de los misterios del desarrollo de la vida en la Tierra, es un lugar único por la información primigenia que conserva. Desde hace décadas, científicos extranjeros y mexicanos han estudiado el sitio, enfocados principalmente en las bacterias prehistóricas que han perdurado, algunas de las cuales se mantienen aún después de la sobreexplotación del agua por parte de los asentamientos humanos e industriales de la región que han secado algunas de sus pozas.
La investigación en el sitio ha sido abanderada principalmente por dos destacadas científicas: Valeria Souza, del Instituto de Ecología de la UNAM y por Gabriela Olmedo, del CINVESTAV Unidad Irapuato y su actual directora.
Olmedo Álvarez explicó algunos de los resultados más recientes de los estudios que han llevado a cabo en un tipo de bacterias y refirió que el trabajo de investigación de este sitio encerrado en el tiempo ha sido exitoso desde diferentes puntos de vista. “Distintas disciplinas nos han permitido avanzar y hacer investigación de punta muy interesante en diversas áreas”.
Enfatizó que se han enfocado en la investigación microbiológica del lugar debido a su riqueza bacteriana, única y especial. “Esa diversidad nos permite entender la ecología del sistema, donde hay muy poco fósforo, elemento esencial para la vida. Estudiamos cómo le hacen las bacterias para vivir en esta escasez y aún así tener comunidades tan ricas y diversas”.
Los científicos emplean algo llamado ecología sintética y, en vez de analizar miles de bacterias que viven en el suelo, agua y sedimento de las pozas, eligen solo tres de todo el conjunto de las 2 mil. Con ellas hacen pruebas ecológicas tanto en tubos de ensayo en el laboratorio, como en peceras, donde recrean el ecosistema de las pozas de Cuatro Ciénegas, en especial la llamada Churince, una de las más importantes.
Es mediante este tipo de estudios, que las científicas han detectado características útiles de estas bacterias que podrían utilizarse en la agricultura. Debido a que requieren poco fósforo, algunas de estas bacterias podrían emplearse como biofertilizantes para ayudar a las plantas a capturar el fósforo del medio ambiente.
El grupo de investigación -añade la científica- se ha enfocado en bacterias del género Bacillus, de la cual tienen una amplia colección de 2 mil especies distintas. Como resultado, los especialistas han registrado algunas que no se han visto en ninguna parte del mundo.
“Hemos estudiado a nivel genómico todo el contenido de algunas de estas bacterias para tratar de entender cómo funcionan con poco fósforo o incluso con fuentes de fósforo que no son tan comunes en el planeta, como el fosfito y el fosfonato”.
Se ha descubierto que no todas las bacterias usan las mismas fuentes de fósforo, sino que más bien parecen colaborar: en vez de que unas cuantas paguen el costo energético de usar esas diversas fuentes de fósforo, se reparten el trabajo.
“Así, usan distintas fuentes y, como viven en el mismo ambiente, al final todos se benefician. Viven en comunidad con una importante colaboración”. Sin embargo, eso no las exime de un drama bacteriano. “Así como cooperan también pueden ser antagónicas y matarse unas a otras”.
Lo importante en la ecología, señala, es entender cómo se llega a la estabilidad y equilibrio, por un lado cooperas y por el otro te aniquilas con la vecina, aún así todas perduran.
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