Cultura

La ciudad perdida. Raíces de los soberanos tarascos, en el Museo Nacional de Antropología

El público puede encontrar piezas de hueso vasijas con diversos motivos religiosos objetos de la vida cotidiana de los chichimecas de la región

El Museo Nacional de Antropología alberga la exposición La ciudad perdida. Raíces de los soberanos tarascos, una ventana mística, ritual y cosmogónica hacia el pasado para conocer los vestigios de una cultura poco conocida de nuestro país, todo ello a través de la magna muestra que concluye su exhibición el próximo 29 de julio.

La muestra, dividida en 10 ejes, da cuenta de la vida cotidiana, las tradiciones y creencias de los grupos chichimecas de la Cuenca de Zacapu, un territorio volcánico ubicado al norte de Michoacán y que ha guardado desde hace años un misterio para los investigadores, mismo que se comenzó a develar desde hace una década gracias a las excavaciones del Proyecto Arqueológico Uacúsecha.

El sitio de Zacapu es también conocido por la gente de la región como Ciudad Perdida, nombre que da título a la exposición que se exhibe en el espacio de la Media Luna del Museo Nacional de Antropología, pero también en el primer piso con la exposición fotográfica de Guillaume Roux quien viajó a la región entre 2010 y 2012 para dejar su testimonio en imágenes.

El público puede encontrar piezas de hueso, vasijas con diversos motivos religiosos, objetos de la vida cotidiana de los chichimecas de la región así como algunas piezas artísticas, todas ellas elaboradas alrededor del año 1250 después de Cristo, fecha en la que comenzó el asentamiento de esta cultura sobre un conocido derrame volcánico que se extendió por esa zona del norte de Michoacán y que se convirtió en pieza clave del llamado imperio tarasco.

En los diversos ejes de la exposición se analiza la creación del asentamiento en la zona, sus primeros pobladores, las diversas etapas por las que cruzó el imperio tarasco, la manera como construyeron sus ciudades, así como sus rituales y vida cotidiana.

Con la ayuda de audiovisuales se explica la llegada de los llamados uacúsechas a la región de Pátzcuaro y la manera como se unieron con otras tribus para consolidar una sociedad avanzada y con un alto sentido religioso y artístico.

Entre las piezas que se exhiben y que han visto otra vez la luz gracias a los esfuerzos de especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia y del Centro Nacional para la Investigación Científica, bajo la dirección del arqueólogo Gregory Pereira, destacan piezas de huesos de coyote, pájaros pequeños, zopilotes, venados y hasta mapaches, especies que convivían juntas en la región en el 1250 a.C.

Destaca de este periodo una escultura en forma de coyote, un instrumento musical de percusión llamado omichicahuaztli, cuya característica principal es la de estar elaborado con hueso de mapache, así como cuchillos de hueso de venado finamente labrados y que dan cuenta del alto nivel técnico de los uacúsechas.

En el recorrido también se ofrece información de cómo la caída del imperio tarasco coincidió con la llegada de los españoles. En uno de los pocos documentos que los describen se encuentra la llamada Relación de Michoacán, escrita por Fray Gerónimo de Alcalá, quien recuerda que uno de los mayores líderes de la gente de la zona de Zacapu fue Xire Ticatame.

Otras piezas de gran interés son la vasija con patas de trípode en tonos rojos y sepias que exhibe una detallada decoración y perteneciente al 1450 d.C, también la olla funeraria tipo Zacapu Rojo, así como un cráneo de venado conservado de la época como elemento de buena suerte, pues éste animal era el más sagrado en la cosmovisión tarasca.

También se exhibe una pinza para ropaje que aún guarda algunas hebras de su antigua capa y que se elaboró entre 1459 y 1521, así como un brasero de barro que muestra el rostro de una deidad desconocida y que se remonta a 1200 d.C.

La exposición La Ciudad Perdida. Raíces de los soberanos tarascos se presenta en el Museo Nacional de Antropología hasta el 29 de julio.

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