Columnas

¿Qué ocurrió con el ozono en la Ciudad de México?

En enero de 2018 se pronosticaron oficialmente entre diez y quince eventos de este tipo para la Ciudad de México

Por Dr. Alfredo Sandoval Villalbazo

Desde hace varios años, la Ciudad de México se ha convertido en un inmenso laboratorio atmosférico. En particular, a partir del año 2016 las altas concentraciones de ozono en el área metropolitana han venido generando situaciones de contingencia que han obligado a las autoridades a realizar registros detallados de numerosos parámetros ambientales y a tomar medidas extraordinarias para proteger a la población.

Altas concentraciones de ozono causan inflamación de vías respiratorias, incrementan la frecuencia de ataques de asma y disminuyen la capacidad pulmonar. Los sistemas de monitoreo atmosférico, combinados con modelos meteorológicos, pueden en principio ser utilizados para estimar el número de contingencias ambientales debidas a este gas.

En enero de 2018 se pronosticaron oficialmente entre diez y quince eventos de este tipo para la Ciudad de México. En la práctica, se decretó solamente una contingencia (6 de junio) y ésta fue levantada de manera casi inmediata.

En un comunicado publicado el 22 de junio de 2018, la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) informó que “durante la Temporada de Ozono 2018, que abarcó del 15 de febrero al 15 de junio, las concentraciones de este contaminante se mantuvieron en los niveles más bajos de los últimos cuatro años como resultado de las medidas preventivas implementadas, así como por las condiciones meteorológicas favorables”. En este contexto, es de interés estudiar con mayor detalle este escenario utilizando datos públicos referentes a parámetros atmosféricos y a niveles de precursores del ozono.

Si bien un análisis exhaustivo del tema podría ocupar cientos de páginas, el lector puede realizar ejercicios ilustrativos capaces de configurar un panorama general a partir de los datos disponibles en el sitio web http://www.aire.df.gob.mx/.

Es un hecho bien conocido que factores meteorológicos tales como la presencia de luz solar, las altas temperaturas, la baja humedad y las bajas velocidades de los vientos favorecen la presencia de altas concentraciones de ozono. Al compararse los valores de estos parámetros atmosféricos en días específicos de mayo de 2017 y 2018 se encuentran resultados interesantes.

En el caso del 23 de mayo de 2017 (día de contingencia), la humedad relativa mínima registrada en varias estaciones del Valle de México fue del orden del 10%. En el 2018, los valores mínimos de humedad relativa correspondientes a ese mismo día fueron del orden del 25%. Asimismo, los niveles máximos de dióxido de nitrógeno  (producto de la combustión vehicular y precursor del ozono) registrados a lo largo del 23 de mayo de 2017 fueron inferiores a sus contrapartes de 2018 (ver figuras 1 al 6).

El hecho de que los modelos meteorológicos utilizados para realizar las estimaciones publicadas en enero de 2018 sugirieran una mayor cantidad de contingencias ambientales que las que realmente ocurrieron es una muestra de la complejidad inherente a los fenómenos atmosféricos. A posteriori, es posible realizar inferencias basadas en los datos obtenidos en el inmenso laboratorio en el que se ha convertido el Valle de México y con ello comprender a profundidad los resultados de estudios especializados. Este tipo de razonamiento crítico por parte de la ciudadanía  es indispensable en el desarrollo del México del Siglo XXI.

*Coordinador del Programa de Servicio Departamental de Física del Departamento de Física y Matemáticas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Investigador Nacional Nivel II (SNI).

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