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¡Una mañana de domingo, agradable y musical: Mediodía, pura música!

*Por Zakie Smeke

El tenor Enrique Méndez @TenorEnriqueMendez domingo tras domingo desde hace 18 años, convoca a un público diverso y melómano que dedica su mañana a escuchar música: canciones mexicanas modernas y del siglo XIX, arias de ópera, poemas de García Lorca, entre otros poetas.

Con artistas y orquestas concurrentes que engalanan el espacio del mediodía dominical. Y, ¿por qué no? invitan al público heterogéneo a bailar y a disfrutar en compañía de sus parejas, familias y amigos.

El nuevo teatro popular Alfonso Esparza Oteo (Colonia Nápoles, CDMX) es el escenario de este espectáculo en el que coinciden el deseo del tenor de llevar buena música a su pueblo y la recepción positiva y constante de los asistentes a este evento.

Enrique, ¿cómo iniciaste con esta actividad?

En este espacio llevamos 18 años cumplidos. Antes, estuve en el centro de Coyoacán, en el Parque Aurora. Anteriormente, en el Monumento a la Madre y mucho tiempo cantando en los camiones. Al que me daba una moneda, le daba un folletito que decía: ha muerto la canción mexicana. ¡Bueno, era con la intención de invitar a la reflexión! Realmente, siempre he querido llevar a mi pueblo buena música. De ahí, nació la idea de La peña golondrina.

El nombre cambió a Mediodía, pura música. Por ejemplo, la próxima semana ofrecemos, en este espacio, un evento con dos tenores: Luis María Bilbao, Enrique Méndez y el pianista Gerardo León: La melodía italiana. Con el apoyo de CONARTE.

¿Cómo llegaste a la música?

Te cuento esta linda memoria. En mi familia se ha cantado mucho, soy sobrino de Jorge Negrete. Emilia, la madre de Negrete,  fue hermana de mi abuelo. Casi todos emigramos de Guanajuato a México y nos avecindamos en la colonia San Miguel Chapultepec. La privada todavía existe en Protasio Tagle 42. Recuerdo que había un tumulto de gente y unos señores vestidos de charros. Después me enteré que eran mi tíos Sergio  y Guillermo Moreno y Jorge Negrete. Al final, no podían salir porque la gente los rodeaba para platicar con ellos y, entonces, me utilizaron como un ariete, (un artefacto) yo tenía tres años. Un charro grande me cargó (era Jorge Negrete) y  así se fueron abriendo paso para salir. Cuando llegamos a la banqueta, Jorge me dejó en los brazos de mi abuelo. Eso es todo lo que recuerdo de él.

¿Cómo aprendiste música, además de que te la transmitiera tu familia?

Mi primer maestro de canto se llamo Víctor Manuel Ortigosa quien ya murió. Fue un gran pianista y acompañante. Con él conocí la ópera, la zarzuela y sobre todo las canciones mexicanas muy antiguas que se cantaban en rancherías, en mercados y en iglesias. Desde ese momento, tomé el compromiso de llevarle a mis compatriotas la música mexicana. Estudié a Manuel M. Ponce, Vicente T. Mendoza, Carlos Campos, y varios más.

Me dicen  tus amigos que tienes un gran repertorio musical, ¿es así?

Sí cuento con un repertorio de más de mil 500 canciones, algunas están a flor de lengua otras las he cantado una sola vez, pero sí las he cantado.

¿Hay algo que te gustaría decirnos, un mensaje?

Mira, se está dando un cambio, pero desafortunadamente todavía no se ven las luces que uno quisiera en cuanto a la cultura y quisiera hacer énfasis en eso.  México es un país que produce muchos artistas, sobre todo escénicos. Está el Conservatorio, las Escuelas de Música. Pero, una vez que los cantantes, bailarines salen de las escuelas, todo mundo se olvida de ellos. Hay muy pocos espacios donde se pueda exponer el trabajo de la gente. Lo que necesitamos son escenarios. Por ejemplo, en el país hay muchos museos a los que se podría llevar este tipo de espectáculos; pero no se hace.

Entonces, lo que ruego es que le pongan atención a los artistas, a los jóvenes que están preparados, que quieren salir adelante con su talento y su profesión porque no cuentan con los recursos para pagar un teatro. Y lo poco que hay, está saturado todo el tiempo. Los apoyos son muy reducidos, necesitamos escenarios, foros para la expresión artística. Ese es mi ruego…

Cultura… Se cumplen 20 años del la muerte del poeta chiapaneco Jaime Sabines, aquí, uno de sus poemas. file:///Users/zakiesmeke/Downloads/ESPECIAL SABINES.pdf

Morir es retirarse, hacerse a un lado,

ocultarse un momento, estarse quieto,

pasar el aire de una orilla a nado

y estar en todas partes en secreto.

Morir es olvidar, ser olvidado,

refugiarse desnudo en el discreto

calor de Dios, y en su cerrado

puño, crecer igual que un feto.

Morir es encenderse bocabajo

hacia el humo y el hueso y la caliza

y hacerse tierra y tierra con trabajo.

Apagarse es morir, lento y aprisa

tomar la eternidad como a destajo

y repartir el alma en la ceniza.

 

  • Doctora en Filosofía Política
  • Maestra en Periodismo Político
  • Psicoanalista

 

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