Columnas

“Mama Said”

Leonora

Muchos días han pasado desde la última carta, muchas han pasado por mi mente en las noches de insomnio, pero ninguna concretada.

Hoy en un día tan importante y mentado en muchos hogares de este país, te hablaré de la maternidad, esa que te hace tener un instinto protector desde pequeña, pero no esa maternidad obligada, que durante años ha hecho creer a muchas mujeres que si no son madres no son seres completos, lo cual es una total mentira, una mujer es madre de tantas cosas, de su profesión, de sus proyectos, de la vida que elija, porque ser madre no es gestar una vida, ser madre es crear, dar vida, dar amor, el amor que nunca creíste pudiera revolucionarte.

Ser madre es una decisión como lo es el amor, como lo son tantas cosas que nos hacen creer que son obligaciones y no decisiones. Ser madre es la decisión que tomé y que me cambió la vida, lo hice en el tiempo perfecto, con el amor perfecto y necesario en ese momento, te amé aun cuando no te conocía, decreté que tendrías la nariz de tu padre y así fue, decreté que tendrías mis ojos, y tienes unos aún más hermosos. Ser madre es imaginar cómo será tu hijo, imaginar que tocas sus manitas, imaginé tantas cosas para ti y de ti, pero la vida me ha sorprendido cada día más, pues eres más de lo que pude haber pedido a la vida.

El chingado problema es que ahora no sé dónde está el manual para curarte cuando llegues a tener el corazón roto, no encuentro el manual de cómo explicarte por qué los elefantes tienen cuatro pies y no dos como nosotros. Tampoco he encontrado la instrucción de cómo curarte en un instante cuando sientes dolor ya sea en tu cuerpo o en tu pequeño corazón, sin embargo, hay alguien detrás de mí, a quien yo le llamo mamá y que de pronto aparece y me dice: “Con paciencia”, sus tácticas, aunque para algunos son “fatales” o “maleducadoras” para mí son el bálsamo que en ocasiones me colocó, cuando digo: “ya no puedo más”.

Hoy por la mañana escuchaba un programa de radio que me hizo tomar fuerza, que me hizo encontrar una fórmula infalible para que tú y yo compartamos una tregua de amor y respeto real de ahora en adelante. Los conductores decían que para que una relación madre e hijo sea honesta y clara, una de las bases era la lealtad por amor y no por miedo o conveniencia. Es decir, la madre para que en verdad lo sea no solo debe resaltar las virtudes de su hijo, sino que además debe ser clara en sus “fallas”, vaya, como decimos por acá, no “alcahuetear”, y cuando lo haces, es porque aseguran: “algo de deuda tienes con el niño de ayer (tu hijo).

“Mama told us we were good kids and daddy told us never listen to the ones pointing nasty fingers and making fun, because we were good kids (Mamá nos decía que éramos buenos chicos, y papá nos decía que nunca escucháramos a los que nos apuntaban con dedos ofensivos y se reían de nosotros, porque éramos buenos chicos)”: Likas Graham. Para mamá siempre seremos buenos chicos, pero la permisión no va con el amor, para ser buena madre hay que ser justa no solo en casa o con tu sangre sino con la humanidad, de ello aprenderá tu hijo.

Leona, venimos de un clan de madres que han sufrido pérdidas, dolores, tristeza, y todo aquello que forma parte de la vida, pero lo interesante es que venimos de un “madrenario” de mujeres que saben reponerse que aun con las lágrimas en el rostro se las secan y sacan la casta por sus hijos. Mi abuela materna, fue una mujer analfabeta en sentido académico, pero tiene un master en maternidad, sabe desde cómo curar el dolor de estómago con una infusión, hasta alejar a los espíritus chocarreros con tan solo un huevo, ficción o realidad, lo que he comprobado es que todo lo hace con el corazón.

En mi muy corta trayectoria como mamá he visto todo tipo de casos y métodos de maternidad, pero hoy estoy convencida que no hay nada que sustituya el amor y el tiempo con mamá, esos ratos de risas, de enredos y hasta los berrinches, una vez que han pasado nos hacen más fuertes, más experimentadas, más madre. No podría decir que soy mamá de otro ser humano sino soy capaz de reconocer su luz y su oscuridad, porque es así como se ama verdaderamente a un ser humano, en el error y el acierto, amar solo lo bueno, es ceguera.

Mi decálogo como madre es una promesa de no ser ciega a tu error para juntas buscar el mejor camino para que seas un ser humano bueno no solo para quienes amas y te aman, sino para que entiendas a aquellos que no te amen, y nunca lleves como bandera ni el rencor ni los odios.

Te prometo respetar la luz que te pertenece, desde un ángulo sano que no afecte a otro humano, porque como dice Víctor Hugo, ser bueno es fácil lo difícil es ser justo, sin perder la objetividad por ser tu madre, por tener tu sangre.

Te doy mi trabajo de cada día no esperando un pago económico de tu parte, es una inversión entera que hago por decisión, porque no hay nada más extraordinario y valiente que darse enteramente a ese ser que te llena de vida y de oxígeno.

Te doy mis pasos, mis suspiros cuando estamos lejos, cuando hay que trabajar para poder disfrutar del parque juntas los fines de semana. Te regalo cada una de las canas que se puedan ir formando con el tiempo, por las batallas que nos toque librar juntas, es un regalo como el que mi madre me ha hecho cada día de su vida, desde que llegue a este mundo.

Cuando era pequeña como tú, mi mamá trabajaba, despertando muy temprano, y los días viernes con entusiasmo esperaba su llegada, pues nos llenaba de abrazos y siempre con ella llegaba una paleta de bombón en forma de ratoncito, a veces llegaba cansada, pero sacaba fuerza para nosotros y la mejor de sus sonrisas, ella “Nos dibujaba un paisaje y nos lo hacía vivir”.

Soy parte de los millones de mamás que hay días en que “están hasta la madre”, pero que son “a toda madre” y siguen “partiéndose la madre”, por los “hijazos de la vidaza”. Mamá a veces está cansada, a veces está molesta, a veces esta triste, otras más esta solo pensando cómo resolver el reto que viene al día siguiente, cómo hacer para estirar el gasto, en el caso de aquellas que trabajan en casa. Mamá en todas sus facetas siempre te ama.

“La finalidad de tu vientre no es crear un feto es crear conciencia”: Alejandro Jodorowsky, y sí una vez llegado un nuevo ser al mundo a través de cada una de tus moléculas, no puedes renunciar a este compromiso de vida, lo cual implica ser justa, no solo con tu hijo sino con la humanidad, ya que cada acto de ti lo absorbe, y si somos incongruentes darás hijos incongruentes.  Si somos ofuscadas daremos hijos ofuscados y violentos.

Por ti, por ellas, por nosotras, por todas, las madres que a diario se levantan a preparar el desayuno, a levantar a sus hijos  cuando apenas da sus primeros pasos y encuentra el equilibrio para la vida, a todas las que secan las lágrimas del corazón roto de sus críos, a las que han visto morir a sus hijos por crímenes de género, a aquellas que aún siguen buscándolos tras su desaparición, a aquellas que han mutilado el alma por cualquier tipo de violencia que ha azotado este país. A las que en ausencia del padre duplican las fuerzas para proveer material y emocionalmente a sus hijos. A ti mamá. “I know which place I’m from, I know my home when I’m in doubt and struggling that’s where I go. Mama Said”.  Mamá decía, dice y siempre estará para ti.

 

 

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