Cultura

Grabados de los siglos XVIII y XIX, de Alejandro Espinosa y Pitman, en la IBERO

Empezó su colección entre 1945 y 1950 que en una primera etapa buscaba en los que aparecían impresos en las famosas novenas después comenzó a buscar placas de cobre

La Biblioteca Francisco Xavier Clavigero (DFXC) de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México (IBERO), alberga una colección de grabados de los siglos XVIII y XIX que pertenecieron al célebre historiador potosino Don Alejandro Espinosa y Pitman, luego de que le fuera entregada en donación a la institución académica.

Al respecto, la maestra Teresa Matabuena Peláez, directora de la BFXC, dijo que la colección de grabados, conformada por 400 grabados y 80 placas de grabado, pone a la Biblioteca en contacto directo con obras de arte; y al estar enriquecida con las placas originales, permite conocer la técnica de reproducción, experimentarla y volver a hacer los grabados.

Ahora que se encuentra en la Biblioteca Francisco Xavier Clavigero, «la colección reunida a lo largo de muchos años por Don Alejandro, gracias a la generosidad de sus hijos, podrá ser compartida, admirada y estudiada por investigadores e interesados en el tema; y acercará al público no solo a los grabados, sino también a los gustos, pasiones y valores de artistas y consumidores de esas estampas en las épocas en que fueron realizados», apuntó.

Dijo que por su temática, la mayoría de los ejemplares de la colección acercarán a quienes conozcan, a las devociones, a las formas de interpretar y de aproximarse a la religión por medio de las imágenes; así como al campo de la ilustración editorial.

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«Quizás el punto más importante de una colección es cuando el coleccionista la comparte, cuando comunica su pasión con el amigo, al enseñársela al público por medio de una exhibición, al prestársela a una investigación para que la haga su objeto de estudio. Esta pasión del coleccionista ahora puede ser compartida gracias a la Biblioteca, que pondrá los grabados, el tórculo y las placas en manos de los investigadores y estudiosos, para aprovecharse y aprovechar la pasión de Don Alejandro y la generosidad de su familia», destacó la maestra Matabuena.

En su momento, el Rector de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, maestro David Fernández Dávalos, S.J., comentó: “Sin duda esta colección de grabados, con el tórculo, vienen a enriquecer los acervos de nuestra Biblioteca, y significan también una oportunidad de una vertiente de investigación, de análisis y de difusión importante para nuestra Universidad”.

Tras considerar un honor el que hayan pensado en la IBERO para ser receptora de esta generosa donación, el Rector se comprometió, respecto de esta colección:

  1. A cuidarla. Protegerla y mantenerla en las mejores condiciones; que es lo menos que la Iberoamericana puede hacer.
  2. A ponerla a disposición y estudiarla. Para su investigación, por parte del público general y de los Departamentos de Arte, de Historia y de Ciencias Religiosas de la IBERO; así como de estudiantes y docentes de las licenciaturas y posgrados que se imparten en esta Universidad, que están conectados con la temática, técnica y obra donada.
  3. A difundirla. En los distintos medios de comunicación que tiene la Universidad Iberoamericana.

Sobre Don Alejandro Espinosa y Pitman

Alejandro Espinosa Herrán agradeció a la IBERO, a su Rector y a todos sus colaboradores, el haber recibido la colección de su padre con interés, entusiasmo y cariño; para resguardarla, estudiarla y difundirla.

Y al dar una breve semblanza de su padre, Don Alejandro Espinosa y Pitman, dijo que fue un hombre de formación humanista, amante de la vida, de las artes y coleccionista innato.

Inició sus estudios en San Luis Potosí; y luego los continuó en el Colegio San Luis Gonzaga de París, Francia, aprovechando el viaje que hizo su madre para recibir la Medalla Pro Ecclesia et Pontifice, por su labor apostólica durante el conflicto cristero.

En Montreal, Canadá, terminó el equivalente a preparatoria en un colegio jesuita. Regresó a San Luis Potosí y de ahí se trasladó a la Ciudad de México para continuar con su formación en humanidades, donde hizo contacto con Padres de la Compañía de Jesús.

Estudió filosofía, escribió sobre la historia de San Luis Potosí, se hizo miembro de la Academia de Historia Potosina y publicó varios libros sobre acontecimientos y personajes potosinos.

Empezó su colección de grabados entre 1945 y 1950, que en una primera etapa buscaba en los que aparecían impresos en las famosas novenas. Después comenzó a buscar placas de cobre; hasta llegar a juntar la colección donada a la IBERO.

Hombre acucioso y ordenado, tuvo tal entusiasmo por el grabado, que incursionó en el grabado en madera. Y cuando quiso darle una utilidad a su colección, se compró un tórculo viejo, investigó qué papel era el mejor y qué tintas reflejaban mejor las de los grabados antiguos, y se puso a hacer impresiones. “Creo que todos sus hijos y amigos contamos con aquellas primeras impresiones”.

En cuanto a esos grabados de su padre donados a la Universidad Iberoamericana, el señor Alejandro Espinosa dijo: “Esta colección se mantuvo unida y completa desde su fallecimiento. Nunca se quiso dividir; creemos que esa era su voluntad. Y de ahí la iniciativa, apoyada por todos sus hijos, de donarla a una institución que reflejara lo que fue su formación en la Compañía de Jesús. Ad maiorem Dei gloriam”.

La propiedad de la colección, denominada «Alejandro Espinosa y Pitman», fue entregada a título gratuito a la IBERO por parte de miembros de la familia Espinosa Herrán, en un acto protocolario llevado a cabo en la Rectoría de la Universidad, donde se realizó la firma de donación.

Fotos: IBERO

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