Ecología

Cada centímetro de la REPSA, necesario para sobrevivir

En esta época del año sólo está visible el 15 por ciento de las plantas que habitan en el Pedregal

Con una extensión territorial de 237 hectáreas, la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel (REPSA) es un ecosistema único en el mundo, donde habitan cerca de 300 especies de plantas nativas, unas 800 de artrópodos -arácnidos, insectos, crustáceos- y 30 especies de mamíferos, entre otros vertebrados.

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) tiene bajo su protección la REPSA, que se desarrolló sobre la lava del volcón Xitle tras su erupción, hace aproximadamente mil 670 años. Es el ecosistema más diverso que hay en el Valle de México pero que fuera del territorio universitario desaparece cada vez más rápido, señaló la titular de la Secretaría Ejecutiva de la REPSA, Silke Cram.

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Subrayó que su conservación es responsabilidad de todos los universitarios, pues es también un área de recarga del acuífero, que amortigua el ruido y la temperatura en la zona y capta el dióxido de carbono a través del proceso de fotosíntesis de todas sus plantas.

Además, la Reserva es el espacio donde se llevan a cabo unos 60 proyectos de investigación sobre libélulas, murciélagos, la zorra gris, los agaves y su interacción con polinizadores, así como estudios de percepción sobre la naturaleza y cómo nos relacionamos con ella, entre otros. Todas ponen el acento en su protección.

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La Universidad ha establecido espacios para conocer este ecosistema: la Senda Ecológica, el Paseo de las Esculturas, el Espacio Escultórico, el Geopedregal, así como la Cantera, que «son aulas vivas para los estudiantes».

Por semestre, agregó Cram, la REPSA recibe alumnos para que hagan sus estancias académicas sobre el manejo de fauna silvestre. Ésta es una oportunidad interesante, pues pueden realizarlo en un espacio natural, diferente a las prácticas en zoológicos.

Adicionalmente cuentan con un programa de colaboradores -estudiantes de Medicina, Arquitectura, Veterinaria, Ingeniería, Biología, Matemáticas, Psicología ambiental, Ciencias de la Tierra-, quienes voluntariamente apoyan actividades de conservación de la Reserva, y a cambio reciben cursos de capacitación sobre fauna, así como la posibilidad de proponer nuevas actividades.

EMurciélagos, tlacuaches. musarañas, cincuates, son algunas de las especies que habitan este ecosistema y muestra de que hay las condiciones necesarias para que sobrevivan, explicó la bióloga y encargada del Departamento de Comunicación Socioecológica de la REPSA, Marcela Pérez.

«La pérdida del Pedregal está asociada a la existencia de estas especies. Por eso, cada centímetro es fundamental para nosotros, porque ahí está el recurso, que pos mínimo que sea, ayuda a esos seres a sobrevivir, y más en la temporada seca», apuntó.

En esta época del año sólo está visible el 15 por ciento de las plantas que habitan en el Pedregal. El 85 por ciento restante está en forma de bulbos, raíces y semillas. Lo mismo sucede con muchos de los invertebrados -arácnidos, insectos, crustáceos-, que mayormente se observan en temporada de lluvias.

Silke Cram comentó que «los animales casi nunca se ven. Sabemos que están porque hay sitios que utilizan como letrina, o por ejemplo, si un tipo de agave florece y tiene semillas, sólo puede hacerlo si fue polinizado por un murciélago. Es otra evidencia de que hay animales. No tenemos que ver para estar orgullosos y proteger este ecosistema».

Marcela Pérez añadió que otra característica de este espacio es su geodiversidad. Por ejemplo, las grietas permiten que hacia su interior haya microambientes más húmedos y se establezcan otras especies. «Por ello es posible encontrar una cactácea de ambiente seco conviviendo con una orquídea que necesita mucha agua para tener flor».

Contar con este ecosistema originario dentro del campo universitario, concluyó, permite a las personas desarrollar una visión integral de la vida, siempre y cuando volteemos a verlo, reflexionemos e interactuemos respetuosamente con él.

Foto: UNAM

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