Nunca lo olvidaremos porque sus canciones que forman parte de nuestra historia personal no lo permitirán
Entre vítores, llanto, aplausos y música, miles de mexicanos dieron el adiós a José José. Desde las 10 de la mañana de este miércoles en que el ataúd con la urna que contiene la mitad de las cenizas del ídolo llegó al aeropuerto capitalino, las personas dieron seguimiento a las exequias del intérprete, ya sea por televisión o en las calles, esperando el paso del cortejo fúnebre en su camino al Palacio de Bellas Artes.
Durante todo el recorrido que realizó el cortejo, desde el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) hasta el Palacio de Bellas Artes, los admiradores del cantante esperaron en camellones, calles, esquinas y puentes peatonales, para gritarle «si se pudo, si se pudo», al tiempo que unos aplaudían y otros lloraban. Con celular en mano, los mexicanos guardaron para su recuerdo, la imponente carroza que transportaba el féretro dorado en cuyo interior, dijeron los familiares, venía la urna con la mitad de las cenizas del cuerpo de José Rómulo Sosa Ortiz.
En una camioneta, detrás de la carroza, viajaban José Joel, Marisol y Anel, a quienes el pueblo les manifestó sus condolencias y les demostró su cariño, mientras ellas correspondían con saludos y besos lanzados al aire.
Para el recorrido, las autoridades del Gobierno de la Ciudad desplegaron un dispositivo mediante el cual realizaron cortes a la circulación por lo que el tránsito vehicular se asentó, pero esto no provocó molestia en los automovilistas, muchos de los cuales descendieron de sus autos para tomar fotos del cortejo y despedir al ídolo.
Conforme el cortejo se acercaba al Palacio de Bellas Artes, el número de personas iba aumentando lo que provocó que la carroza disminuyera la velocidad. Silbidos, aplausos, vivas y llanto, se volvieron a observar en los admiradores que se habían ubicado sobre el Eje Central Lázaro Cárdenas y esperaban ingresar al recinto para decirle adiós. Mientras en el exterior de Bellas Artes la gente interpretaba las canciones de José José, como una forma de honrar su muerte.
Ya en el interior de histórico recinto, una enorme fotografía, una alfombra roja y decenas de floreros y coronas con flores blancas recibieron el féretro. Los admiradores que esperaban desde temprana hora en el exterior, consideraron que fue muy poco tiempo el que destinaron para honrar a José José, pues muchos de ellos se quedaron afuera, y ya no pudieron entrar a despedirse. Aunque se fueron contentos por haber sido testigos de este sentido adiós.
Personas de todas las edades se dieron cita en la Avenida Juárez y el Eje Central Lázaro Cárdenas, con discos, pósters, mascadas, pañuelos y una infinidad de motivos en los que estaba impreso el rostro del intérprete.
Varias fueron las guardias que se hicieron en las que participaron artistas como Lucía Méndez, Dulce, Jorge Ortiz de Pinedo, y los hijos del ídolo, José Joel y Marysol, así como su ex esposa, Anel.
Emotivo fue el homenaje en el Palacio de Bellas Artes, donde intervinieron coros, mariachis, cuerdas y la Orquesta Sinfónica, quienes interpretaron algunos de los grandes éxitos del Príncipe de la Canción, pero el más sentido fue cuando llego la hora de escuchar Las Golondrinas, pues indicaba que ya era hora de partir hacia la Basílica de Guadalupe.
El recorrido hacia la casa de la Virgen Morena no fue menos emotivo que el anterior; durante toda la Calzada de los Misterios la gente salió de sus casas, oficinas, negocios, puestos, para también manifestar su sentir por la sensible pérdida.
Ya en la casa de la Emperatriz de América le esperaban miles de admiradores que llenaron la Basílica, desde el puente papal. Escucharon atentos y respetuosamente la homilía, le dedicaron aplausos y le dijeron adiós.
De ahí, el cortejo fúnebre partió hacía el parque de La China, donde hay una estatua del ídolo, y donde otros miles de fanáticos esperaban para cantarle alguna de sus canciones y también decirle adiós.
El punto final de este memorable recorrido fue el Panteón Francés, donde el féretro que guarda la urna con la mitad de las cenizas de José José, fue depositado junto al de doña Margarita Ortiz, madre del cantante. En un principio se había mencionado que la ceremonia de inhumación sería privada, pero la familia Sosa Noreña al ver la gran cantidad de personas que querían compartir con ellos este momento, decidió abrir las puertas a todos.
Así, uno de los mejores intérpretes que México ha dado ya descansa en casa, junto a su madre y arropado por los mexicanos que dicen, «nunca lo olvidaremos porque sus canciones, que forman parte de nuestra historia personal, no lo permitirán».
Fotos: Secretaría de Cultura y DeReporteros
