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Asunto de Humanidad, atender a una mujer de 93 años, así sea madre del capo más desalmado

Por Jesús Sánchez Ramírez

Vaya situación que se vivió, una vez más, alrededor del Presidente de la República, licenciado Andrés Manuel López Obrador, otra vez también en Sinaloa, precisamente en Badiraguato, tierra natal del Chapo Guzmán, el narcotraficante más buscado del mundo, en su momento, y también protagonista principal del juicio del siglo en Estados Unidos, donde el capo fue sentenciado a cadena perpetua.

El jefe del ejecutivo federal, durante una gira de revisión de obra carretera, se allegó hasta una camioneta blanca, de superlujo donde se encontraba la señora María Consuelo Loera Pérez, de 93 años de edad, y madre de Joaquín «El Chapo» Guzmán Loera, a quien le dijo, tras saludarla de mano, que ya había recibido su carta. El Primer Mandatario de la nación estuvo acompañado en todo momento por el abogado del super criminal.

¿Qué implica este encuentro? En primera que no fue fortuito, sino que el sistema de inteligencia que rodea al Presidente, léase Ejército y Marina, tuvo que realizar un trabajo coordinado para que se diera el saludo, y dos, una logística extraordinaria para que no se vieran armas por parte de ninguno de los bandos. Y lo más importante, que se viera quién manda en la tierra del Chapo, uno de los delincuentes más despiadados de la historia.

López Obrador señaló que aceptó el encuentro como un acto de humanidad en que una mujer de 93 años quiere ver a su hijo tras un lustro de no hacerlo. Y esto me hace pensar qué gran corazón el del Presidente de abogar ante la autoridad de otro país para que una mujer de la tercera edad vea a su hijo, así sea el peor criminal del mundo.
¿Se imaginan lo que irá hacer por las madres de los niños con cáncer que se quedaron sin medicamentos? ¿Qué no hará por las otras que se quedaron sin guarderías para sus bebés?

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