Columnas

Encontronazo entre los poderes político (legalmente electo) y el económico que sólo quiere ganar

Por Jesús Sánchez Ramírez

Decía Honoré de Balzac que detrás de toda gran fortuna siempre hay un gran crimen, y esa frase viene como anillo al dedo a muchas fortunas en nuestro país. Recuérdese tan sólo aquella afirmación que rezaba «cada sexenio arroja una comalada de millonarios». Ejemplos los tenemos tan claros y presentes que son una bofetada para la sociedad mexicana. Escándalos que calculan la imagen de estados como Coahuila, Chihuahua y Veracruz cuyos exgobernadores han enfrentado problemas con la justicia por su enriquecimiento inexplicable.

Pero, para amasar esas fortunas los malos políticos tuvieron que aliarse con nefastos empresarios que veían multiplicar sus capitales de la noche a la mañana. Ahora, también justo es reconocer a aquellos empresarios que se rajaron el lomo para acrecentar su capital y ayudar al sano desarrollo del país. Hay capitales malos, debe reconocerse, pero también los hay buenos que son los más y los que representan la mayoría de los que conforman la planta productiva del país, para beneficio de todos.

Tal soliloquio me viene luego de observar el encontronazo en que se encuentran el poder político, personificado por la Presidencia de la República y su representante, el Presidente Andrés Manuel López Obrador contra el poder económico representado por el Consejo Coordinador Empresarial y su dirigente Carlos Salazar, quien ha convocado a sus agremiados, sindicatos y simpatizantes a prepararse para la revocación de mandato en 2021 al mostrar su rechazo por las acciones gubernamentales ante el Covid 19.

A ellos, sí, a los empresarios, el gobierno les respondió que sí, que está bien que se organicen, pero que lo hagan para pagar los más de 50 mil millones de pesos que deben en impuestos 15 de las más grandes empresas asentadas en el país. López Obrador reiteró que su gobierno no va a diferir ni condonar el pago de impuestos a empresas, al contrario, les pedirá que paguen sus impuestos. Y es que esos grandes empresarios son los que ahora le exigen al Presidente que se endeude con el FMI para que les lance un plan de rescate fiscal.

Ignoran que, por ejemplo, en Estados Unidos, los apoyos fiscales están condicionados a empresas que no tengan adeudos con el SAT. ¿Serán necesarios esos enfrentamientos en tiempos de unidad mediante una sana distancia? ¿A poco de verdad las grandes empresas no pueden sacrificar -válgase la palabra-, por el bien de todos. Nota, por favor entiéndase crimen como toda acción muy mala y mensurable, y no necesariamente un asesinato.

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