Columnas

Entre el periodismo chayotero y los lambiscones y lamegüevos

 

Por Jesús Sánchez Ramírez

Hace algunos años el catedrático universitario, don Gilberto Tobías Alonso, trataba de formar, sin éxito me imagino, a imberbe estudiante que empezaba a bregar en las aulas de la entonces Escuela Nacional de Estudios Profesionales, plantel Aragón, y le inculcaba que el periodismo ha de ejercerse sin filias ni fobias. Bajo la gélida mirada del análisis y de esa forma lograr una crítica razonada. Que el periodista no estaba para dar gusto sino para incomodar con las herramientas de la verdad a quienes, en su momento, detentan el poder.

Luego de la ilegal expulsión de don Julio Scherer García se patentó la ríspida relación entre los gobiernos en turno y los medios que no sólo informaban sino que también analizaban y criticaban al amparo de la verdad. En aquel entonces (creo que era 1993) Rafael Rodriguez Castañeda publicó Prensa Vendida, que equivaldría a las famosas listas filtradas en los años recientes para tratar de denostar a periodistas que, dicen, estaban al servicio del poder.

Esta semana se está transmitiendo una «entrevista» que Epigmeo Ibarra ha «realizado» ad hoc al Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, y en ella ha plasmado su total desprecio por los medios de comunicación. Hasta por aquellos que en un momento dado le ayudaron a encumbrarse en el poder. Pero así es él y así es como se ha mostrado al paso de los años. Ahí están los casos Bejarano y Ponce Meléndez que estuvieron en la tabla hasta ser sacrificados en los cuadros del ajedrez político. Así, ni más ni menos.

Y es que más allá de que AMLO siga desacreditando a la prensa internacional con argumentos de que engaña y miente porque no tiene ética, está el ataque doméstico, a los medios de casa pues, a los que tildó de conservadores y neoliberales por criticar su transformación de cuarta.

Ayer circuló un video de corta duración en el que alardea a Epigmeo Ibarra y le dice «nosotros manejamos la opinión general, porque nosotros somos los que controlamos a los principales periódicos del país». Dice el señor Ibarra que lo importante no son las preguntas sino las respuestas. ¿Qué dirán los dueños de los medios, los periodista y los comunicólogos a esta aseveración del señor López?

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