Turismo

Cambio climático, su impacto más allá del sargazo

También hay afectaciones al turismo, a la agroindustria y la gastronomía.

Por Mtro. Roberto Augusto Montalvo Gómez*

Nuestros destinos turísticos de playa han resentido con mayor prontitud los efectos negativos del cambio climático. El fenómeno más conocido es el sargazo, pero no el único; bastará revisar en las profundidades cercanas a nuestras costas los problemas que están sufriendo los arrecifes de coral, las especies marinas, entre otros.

El efecto de la comunicación defectuosa sobre la problemática actual genera una visión reduccionista y de corto plazo, que sólo promueve acciones defensivas tanto en el combate a los cambios en nuestro planeta (atención del sargazo) como en las estrategias de negocio que reaccionan ante una discreta caída en la ocupación promedio comparada con el año anterior.

Es cierto que el reporte oficial nos muestra una caída en la ocupación menor al 2%, en el espectro nacional, y que en muchos casos también es efecto de la reducción del gasto en eventos por parte de los gobiernos federal y locales. Sin embargo, los efectos climáticos también están causando ya efectos en las sombras, tenemos destinos en ciudades virreinales, sitios arqueológicos y otros, que silenciosamente esperan ser tomados en consideración antes de que sea demasiado tarde.

Por ejemplo, Zacatecas es un destino reconocido por su patrimonio cultural; lo mismo sucede con Oaxaca y Guanajuato, en donde se celebra uno de los eventos internacionales más reconocidos para nuestro turismo de cultura: el Festival Cervantino.

Imagine usted por un momento, estar situado en las calles de Guanajuato o de Zacatecas, no importa la hermosa ciudad o localidad que ahora mismo pase por sus recuerdos, lo importante es pensar que está ahora mismo intentando salir de su recinto de hospedaje para visitar alguno de los atractivos que tiene el destino.

Muy bien, ahora hay que pensar que el cambio climático es tan fuerte que ha modificado las sensaciones y experiencias de viaje en estas ciudades, antes era de lo más natural realizar recorridos a pie para admirar la belleza arquitectónica e histórica de sus calles, en medio de un plácido día con ambiente agradable para el paseo; hoy sin embargo, los reportes del clima han demostrado un incremento en las temperaturas, sus efectos son por todos conocidos, temperaturas altas que rebasan los límites históricos y conllevan a una modificación de la estacionalidad en los temporales de fenómenos como la lluvia; esto a su vez ha generado problemas extremos por fuertes tormentas, incluso acompañadas de granizo.

Pero toda esta lista de complejidades ambientales debe estar en el radar de los empresarios y gobernantes; las fuertes tormentas no vistas antes, han puesto en evidencia que nuestros destinos turísticos, tienen muchos establecimientos que no estaban preparados para ese nuevo clima, el mobiliario urbano y la infraestructura no cuentan con las adecuaciones necesarias para algo tan básico como la captación pluvial y mucho menos para proporcionar espacios de recreación (ejemplo, paseos en las calles) que se estén adaptando a las nuevas temperaturas y eso provoca que los turistas cada vez se les vea menos deambulando por los diversos atractivos y establecimientos turísticos, con las respectivas caídas económicas que esto implica.

Y si continuamos ese recorrido imaginario a los viñedos de la región mencionada, los problemas de desertificación están causando múltiples efectos, adicionales a los de la experiencia del turista; podemos ver con claridad que la inversión realizada en determinada locación geográfica para producción vitivinícola, es más que sensible ante estas nuevas condiciones extremas.

Por ello, el efecto es múltiple, afecta en la industria del turismo, pero al mismo tiempo afecto a la agroindustria y si agregamos ahora este efecto en la agroindustria, viene de vuelta otro impacto a uno de los pilares de nuestra marca país en turismo… LA GASTRONOMÍA.

De tal suerte que aquello que muchos defienden sólo desde una vertiente ambiental, no debería ser interpretada en ese tenor, debemos buscar soluciones integrales desde los sectores público y privado, que comprendan que no es tarea sólo de la empresa turística.

Ya comentamos el valor de la agroindustria y de la misma forma no se trata de que las secretarías de turismo actúen de forma aislada, debe unir esfuerzos con los titulares agricultura, medio ambiente y economía entre otros; y por qué no pensar en un consejo de seguridad climática que al estilo del de seguridad sesione todos los días y pueda generar información puntual para tomar decisiones ante este preocupante problema.

*Es coordinador de la Licenciatura en Administración de Hospitalidad

@MTROMONTALVO

 

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