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La estación de lisímetros de la UNAM analiza suelos regados con aguas residuales

Un lisímetro es un monolito o bloque de suelo de uno a dos metros cúbicos de volumen y dos a tres toneladas de peso, extraído en campo al introducir un cilindro de acero inoxidable.

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) cuenta con una estación de lisímetros, primera en su tipo en México y segunda en el continente, la cual está a cargo del Instituto de Geología (IGL), que analiza y compara la calidad de suelos regados con aguas residuales, tratadas o crudas (sin tratar).

Un lisímetro es un monolito o bloque de suelo de uno a dos metros cúbicos de volumen y dos a tres toneladas de peso, extraído en campo al introducir un cilindro de acero inoxidable. Es útil para investigación y docencia, pues se pueden medir y obtener desde la superficie datos referentes al subsuelo.

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La estación está situada junto a la Planta de Composta, en Ciudad Universitaria, señaló William Lee Alardín, coordinador de la Investigación Científica, indicó que el suelo es frágil y cuando se destruye tarda mucho tiempo en volver a recomponerse.

Subrayó la importancia de estos estudios en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, a la que la UNAM se sumó con la creación de un nodo para estrategias de sostenibilidad en México. «Mucha de la actividad que ya se hace en la Universidad tiene que ver con estos temas; la idea es articular los esfuerzos con los que podemos contribuir, y la formación de recursos humanos».

Estación de lisímetros

La instalación, a manera de sótano, cuenta con grandes tanques dotados de monolitos que hacen sus funciones de captación y modificación de nutrientes provenientes del agua residual.

En el techo abierto de la instalación están sembradas parcelas con cultivos que son regadas, en un área, con aguas residuales tratadas, y en otra, con aguas crudas (sin tratar). En ambos casos el líquido cae en los tanques con los monolitos.

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Por medio de sensores y en tres estratos de estos bloques de suelo, los científicos obtienen datos geoquímicos con los que hacen estudios comparativos de su calidad.

Christina Siebe Grabach, responsable del proyecto, explicó que «tenemos suelos cargados de materia orgánica, nutrientes y contaminantes que recibieron durante 100 años de riego, y ahora tendrán agua de distinta calidad. El objetivo es entender qué procesos ocurrirán y adecuar el sistema de manejo a la nueva calidad del agua».

Expuso que se pretende entender cómo cambia un sistema con agua residual sin tratar y tratada, y qué ocurre en el suelo e indicó que analizan las interacciones de contaminantes en una zona crítica del Valle del Mezquital, donde hay una gran planta de tratamiento de agua.

Fotos: UNAM

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