Ciencia y tecnología

El Lamos de la UNAM reúne recursos físicos y humanos de cómputo de alto rendimiento

Es un esfuerzo conjunto de los institutos de Astronomía, Ciencias Nucleares y Química.

El Laboratorio de Modelos y Datos Científicos (Lamos) y su sala de supercómputo, del Instituto de Astronomía (IA) y los Institutos de Ciencias Nucleares y de Química de la UNAM, es un potente equipo tecnológico que cuenta con un sistema moderno de enfriamiento por agua, de bajo consumo de energía, que a su vez dispone de sistemas automáticos de monitoreo y apagado, que se activan en caso de contingencia.

Ubicado a un costado del AI, la sala de supercómputo es una infraestructura de alto desempeño. Este sitio puede crecer de manera modular para incorporar más entidades universitarias, lo que significaría un gran ahorro en inversión.

Con base en convenios con empresas de tecnología de cómputo, como IBM, el sitio hospeda temporalmente equipos con arquitecturas modernas, mismos que son aprovechables para el cálculo, pero también de importancia para el desarrollo de experiencia con nuevas arquitecturas y adecuación de software científico, así como para la evaluación del rendimiento de dichas tecnologías en diferentes aplicaciones científicas.

Esta infraestructura está orientada al estudio de problemas de cómputo asociados a datos provenientes de experimentos, y al desarrollo de modelos computacionales para su interpretación.

Cuenta con otro sitio de cómputo en el ICN, especializado en grandes bases de datos, y que posiblemente hospeda el repositorio de datos científicos más grande del país. Dicho sitio accede a la red mundial a 10 Gigabit, con apoyo de la Dirección General de Cómputo y de Tecnologías de Información y Comunicación (DGTIC), y por medio de un switch enlaza a los equipos de cada entidad participante y permite el uso independiente o compartido.

Al respecto, el director del IA, José de Jesús González González, expuso que el objetivo de este proyecto es complementar el cómputo centralizado de la UNAM, el más poderoso de la institución, que por proporcionar servicio generalizado deja de realizar algunos proyectos, pero con el Lamod será posible.

En este laboratorio “nos damos la libertad de probar nuevas técnicas, tanto en software como en la combinación de distintos equipos, además de contribuir a planear el cómputo centralizado de la Universidad Nacional”, remarcó.

Laboratorio en crecimiento

González indicó que hasta el momento “somos tres socios iniciales, pero la idea es que esta colaboración crezca, pues este espacio puede aumentar su capacidad tecnológica hasta un factor de casi cuatro veces. La idea es que más entidades de la UNAM se sumen al proyecto”.

Detalló que la sala de supercómputo “tiene salida rápida a Internet global, además de la capacidad para hacer interconexión con los equipos internos de la UNAM, aunque se encuentren distribuidos en diversos sitios, y brinda la posibilidad de operarlos como uno solo”. Resaltó que el supercómputo en la UNAM no tiene por qué estar centralizado, sino interconectado.

Octavio Valenzuela, Lukas Nellen y Fernando Cortés, investigadores de los institutos de Astronomía, Ciencias Nucleares y Química, respectivamente, consideraron que esta colaboración contribuye a atender las necesidades de herramientas tecnológicas y científicas.

“Lamod es una iniciativa para potenciar recursos de cómputo y datos, compartiendo infraestructura física como espacio, electricidad, sistema de enfriamiento, tecnología y equipo de cálculo o almacenamiento, conectividad y recursos humanos altamente capacitados, que es la parte más valiosa”, acotó Octavio Valenzuela.

Por su parte, Lukas Nellen resaltó que la idea de compartir espacios, sin tener que construir uno nuevo, “nos permite continuar con nuestras actividades en diferentes niveles y, al mismo tiempo, compartir experiencias, crear un marco más formal de colaboración y buscar nuevas participaciones y proyectos con otros institutos”.

Fernando Cortés comentó que el laboratorio les permitirá desarrollar importantes proyectos que tienen en puerta, como el de determinar la huella de los vinos y mieles mexicanos. “El Instituto de Química tiene la fama de ocupar los primeros lugares en el uso de la supercomputadora Miztli, donde desarrollamos química teórica y computacional, mecánica estadística, simulación de materia blanda y modelado del estado sólido”.

Por último, Leobardo Itehua, jefe del Departamento de Supercómputo de la DGTIC, expuso que aunque hoy la entidad cuenta con gran poder de cómputo, no es posible cubrir la demanda, “es ahí donde radica la importancia de esta iniciativa, que se suma al supercómputo de la UNAM. Es la forma correcta de generar nuevo conocimiento y de incrementar el poder del cómputo para hacer la gran ciencia que se desarrolla en la Universidad”.

Foto: UNAM

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