México

Lo que más ha dañado a la comunidad son las prácticas asistencialistas y la mala implementación de programas sociales

Así lo plasman Jesuitas por la Paz, en el libro Un camino par ala paz. Experiencias y desafíos en la reconstrucción del tejido social.

El medio más eficaz para reconstruir el tejido social y alcanzar la paz es a través de procesos locales y no a través de pactos nacionales, afirmó Jorge Atilano González, director del Centro de Investigación y Acción Social Jesuitas por la Paz.

“Para pasar a la política pública, hemos estado en eso. (Pero) veo más posibilidades de hacerlo desde lo local; creo que la paz se consigue en lo local. Si hacemos un gran acuerdo de paz desde lo nacional, no va funcionar si no va acompañado de proceso locales. Se necesitan facilitar los espacios, los diálogos, rediseñar las circunscripciones, rehacer los marcos conceptuales”, abundó.

El experto señaló que se han hecho análisis para entender la violencia, pero lo que busca el libro Un camino por la paz, es “imaginar qué podemos hacer desde lo local”. Para ello, Jesuitas por la Paz, con cinco años de existencia, lanzaron proyectos municipales, en procesos de tres años. En este ejemplar se abordan 10 casos concretos; con especial énfasis en Cherán y Tancítaro, en Michoacán.

El padre Jorge Atilano apuntó que Un camino por la paz muestra que “lo que más ha dañado a la comunidad son las prácticas asistencialistas y la mala implementación de los programas sociales de gobierno, porque atrofian la responsabilidad comunitaria. La gente pierde la capacidad de unirse, reflexionar y pensar qué es lo que se tiene que hacer”.

A través de un grupo de seis personas, que se encargan de las familias, las escuelas, las empresas, las iglesias, el vínculo con instancias de gobierno y la estructura territorial, se ha conformado este trabajo de participación, que ha tenido una buena aceptación social y participación del sector empresarial, que ha sido sensible y dispuesto a colaborar.

Un dato curioso es que los problemas han venido con los partidos políticos, pues se alimentan y lucran de la desorganización ciudadana. “Al empezar a construir la red territorial, que es parte del programa, y ver que la gente se reúne, comienza a discutir sobre sus problemas, pone muy nerviosos a estos actores. Es una pista que hay que seguir. El asistencialismo funciona con comunidades desorganizadas, si predomina una práctica asistencialista, necesita de una comunidad desorganizada que se puede conformar (con lo que le dan)”.

Al respecto, el maestro David Fernández Dávalos, rector de la IBERO, reconoció la labor de Jesuitas por la Paz por presentar una “propuesta de intervención social comunitaria a nivel municipal para reconstruir el tejido social y lograr la sustentabilidad de la paz en una región. Los procesos de degradación de la paz o de las violencias son de una complejidad enorme que se ha venido incubando desde hace decenas de años y que entonces requiriere de intervenciones de estas características”.

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Fernández Dávalos estimó que el trabajo presentado en el libro es una propuesta para recuperar la paz y crear condiciones para su sustentabilidad a nivel nacional o eso pretende, generar un modelo de intervención que se pueda replicar en todo el país. “Este modo de intervenir le está apostando a la proximidad, al nivel más básico del gobierno, al nivel más básico de la convivencia”.

Respecto a los conceptos de paz y de reconstrucción del tejido social, el Rector dijo que a veces “el tejido es fuerte, pero la violencia viene desde afuera o hay un entorno de violencia. Se tiene mayor capacidad de responder a los procesos de violencia si hay un tejido social fuerte”. Además, expresó que se debe poner a dialogar perspectivas distintas en torno de la paz.

“Tenemos que inventar conceptos así como inventar instituciones, por ejemplo, hemos estado abordando la paz desde su anomalía: la violencia. Hay que fijarse en los agentes, actores, reglas que fortalecen la sostenibilidad, que crean condiciones mejores de paz para potenciarlos. Comprender la paz desde la paz misma y nos desde la violencia implica fortalecer el tejido social, las instituciones, a los actores, las dinámicas que dan la sostenibilidad”.

A su vez, Ernesto López Portillo, coordinador del Programa de Seguridad Ciudadana de la IBERO, expresó que este libro muestra otra óptica, nada convencional, sobre la seguridad ciudadana, y “nos interpela en nuestra capacidad de reconocer la experiencia local, la evidencia local de los actores enfocados a transformar su propia experiencia de convivir”.

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Agregó: “Incluye una resignificación profundísima de lo público y por ese conducto hay una resignificación de la sociedad, y de nuestro rol social y colectivo para la construcción de la seguridad. Y por ahí se cuela algo que es también una disrupción profunda del libro que es qué nos toca hacer frente al quehacer policial”.

En tanto, la maestra Elvira González del Pliego, coordinadora del Programa de Género e Inclusión de la IBERO, enfatizó que el trabajo de Jesuitas por la Paz reflejado en el libro muestra que la “violencia es sistémica y multicausal, por lo que requiere de acciones que tomen en cuenta diferentes factores y que tengan un impacto” en el todo.

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Destacó el empleo de la justicia restaurativa, esa mirada que pone énfasis en la atención a las víctimas, pues se centra mayormente en necesidades que en castigos. De esta forma, comentó, no se busca la venganza en nombre de la justicia. “(Ellos y ellas) lograron darle la vuelta a todo esto y encontrar otras formas de diálogo para transformar los conflictos y reconocer qué personas fueron dañadas”.

El libro analizado es Un camino par ala paz. Experiencias y desafíos en la reconstrucción del tejido social.

Fotos: IBERO

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