Columnas

Este puede convertirse en un sexenio perdido

Por Raymundo Adame*

Latitud Megalópolis

Pensar que el cambio ya se dio en este sexenio sería como provocar la inactividad social, si bien es cierto se ha avanzado en algunos aspectos para detener las carencias más apremiantes como la alimentación, el impulso a la educación a través de beneficios económicos u otros; esto es insuficiente, podría decirse que es un momento transitorio en lo que se crea una estructura de desarrollo productivo donde puedan insertarse el grueso de la población y donde pueda lograrse la autosuficiencia de la personas y tener mejores condiciones de vida, si ello no se logra, se estaría hablando de un sexenio perdido; donde como los anteriores, se mantiene a una sociedad dependiente de las dádivas, porque ese es el mecanismo para mantener el control electoral que les genere la continuidad en el poder.

Es cierto que la alianza configurada entre el PAN, el PRD y el PRI, solo le da la razón a lo tantas veces repetido por el actual Presidente de la República, con relación a la existencia de un mafia del poder, donde sea quien sea el que se mantuviera en el poder de esos partidos, la esencia no cambiaba, pues podía un color diferente de partido, pero al final los métodos de gobernar serían los mismos: continuidad en las políticas para ir vendiendo los bienes de la Nación, la impunidad ante la corrupción que derivaba en el enriquecimiento a través del erario público, que sexenio a sexenio producía una camada de nuevos ricos y el de grupos sociales mayoritarios que se distinguían por una miseria lacerante. Ese fue un estilo de gobernar durante décadas.

Sin embargo, el presente poco a poco se asemeja a esa forma de conducir el país, pues el partido del actual gobierno, Morena, retoma esos modelos que se pensaría serían rebasados, para nadie es desconocido el papel de los partidos con los que se conforma la otra alianza: Morena, PT, Verde y Panal, donde estos dos últimos han sido parte de esas alianzas que fueron en contra de los intereses de las colectividades, sumándose a las reformas que hundieron al país, bajo ese criterio ¿Dónde está la moralidad? ¿En dónde radica la diferencia con la otra alianza?

Finalmente persiguen lo mismo: el poder con acciones sin escrúpulos, pues es innegable que el cambio no se ha producido en México, la corrupción continúa aun cuando Andrés Manuel López Obrador pretenda erradicarla por decreto, pues ésta la llevan a cabo las personas y en la práctica una gran mayoría de la estructura de la Administración Pública continúa con los mismos del pasado; en la realidad, lo que dice el Presidente es un bonito deseo pero no ha hecho nada para que se refleje en la sociedad: siguen los mismos.

Tal vez puedan argumentar que es una alianza para continuar con las reformas constitucionales que lleven a consolidar su cambió y que en su proyecto caben todos; sin duda, eso es una retórica demagógica como el discurso del pasado: justificar toda acción que realizan como partido, y defender los errores del Ejecutivo; pues es difícil que logren una mayoría contundente, como ya la tienen, y el tortuguismo en el cambio continúa…

En días pasados AMLO ha dicho que el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI) desaparecería argumentado el exceso de presupuesto para su operación o en su defecto lo haría con la Secretaría de la Función Pública (SFP); es cierto que el INAI ha tenido una muy deficiente actuación, pues aun cuando fue aprobada por el legislativo y en consecuencia su objetivo es actuar con independencia del Poder Ejecutivo, esto no sucede y en más de las veces se convierte en una extensión de este poder, donde sus resoluciones van salpicadas por los intereses de las dependencias administrativas, donde la transparencia sigue siendo una deuda social; lo mismo pasa con la SFP que es un verdadero elefante que engulle un descomunal presupuesto, pues amén de la estructura administrativa que compone esta Secretaría en sí, también en cada una de las Secretarías de Estado y en las oficinas que de ella dependen existe una pequeña estructura que si bien no es pagada por la SFP, cada dependencia se hace cargo de su operación; con este esquema es evidente que difícilmente resolverán a favor de los quejosos, es más, se da una protección; así pueden observarse órganos de control interno que responden a los intereses de la dependencia donde están adscritos, difícilmente sería de otra manera… ellos les pagan.

En este escenario es más conveniente, para la existencia de pesos y contrapesos, que fuera abrogada la Secretaría de la Función Pública, pues en esencia depende del Poder Ejecutivo y la objetividad de sus resoluciones se desvanece por esa misma dependencia del Ejecutivo y de pruebas de esta aseveración está inundada el servicio público; sin embargo, el INAI requiere para ser reformado de la participación Legislativa, donde podrían ampliar sus facultades y convertirlo en un verdadero Instituto de la Transparencia y contrapeso del Ejecutivo; y aunque el Presidente ha dicho que no es necesaria porque su gobierno es transparente, eso es inexacto y en el supuesto de que lo fuera, su sexenio terminaría y el que viene pudiera no serlo; por eso entre la SFP y el INAI, saldría sobrando la Secretaría de la Función Pública…

EDUCATIVAS: La pandemia del covid-19 ha llegado también a los maestros, por una razón u otra; el SNTE mencionó que ya son alrededor de 3 mil los docente o trabajadores de la educación que han fallecido, sin embargo no dice nada cuando son citados los docentes en las diferentes oficinas educativas para realizar labores administrativas o incluso en las escuelas para recoger y repartir libros o algún trámite administrativo; es paradójico que la educación sea impartida de manera digital y los trámites de los docentes en la administración sigan requiriendo su presencia física con los riesgos que ello implica.

A propósito, ni el SNTE, ni el ISSSTE han divulgado un procedimiento para que los trabajadores de la educación sean atendidos al enfermarse del covid-19, pues éstos tienen todo el derecho de ser recibidos en el hospital que corresponda, pues no se trata de una dádiva, ya que cada quincena al trabajador le es descontado de su cheque el servicio médico, y si no recibe el servicio tendría que haber una oficina donde pueda reportarse, ¡claro¡ que lo atiendan y le contesten las llamadas.

Ya se espera a la maestra Delfina Gómez Álvarez para que asuma la titularidad de la dependencia educativa, para salir de dudas: sigue sin haber cambios o inicia un proceso de transformación en la educación o los maestros seguirán luchando, aunque el Presidente siga como en el salinismo: “ni los veo, ni los oigo”.


*Educador físico, abogado, periodista y doctorando en derecho.

Foto: Archivo

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