De continuar la tendencia exhibida en las encuestas, el día de las elecciones en Estados Unidos —el primer martes de noviembre— podríamos ver un empate, indicó Jorge Domínguez, presidente de la Academia de Estudios Internacionales de la Universidad de Harvard.
Esto es factible porque los sondeos muestran indignación por la circunstancia política de la Unión Americana, desconfianza y polarización. “Los votantes están dispuestos a elegir personas sin experiencia o responsabilidad”, advirtió.
Aún más, si los grupos regulares de sufragantes siguen las inercias referidas, de aquí a 10 meses “el futuro presidente será Donald Trump o Ted Cruz”, recalcó el académico.
En la conferencia magistral Dinámica del proceso electoral en Estados Unidos 2016, impartida en el Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), el autor de Mexico’s evolving democracy: a comparative study of the 2012 elections, analizó las tendencias de la opinión pública de aquel país.
“Desde 2009, una tercera parte del padrón está indignada, otra molesta y la restante, medianamente satisfecha con la circunstancia actual”, consideró.
Sobre el perfil de quienes apoyan al probable candidato republicano, expuso: “en no universitarios, Trump registra una ventaja neta de 36 por ciento en hombres y 16 en mujeres. Entre individuos con este tipo de estudios se midió un 26 por ciento en el género masculino y cero en el femenino”. Estas cifras muestran las dos variables más importantes en este tipo de análisis: género y educación.
Otro aspecto a considerar son las características del electorado republicano: varón, blanco, mayor de 50 años, no universitario, conservador y con ingresos de entre 60 y 90 mil dólares al año.
Para Domínguez el dato es crucial, pues los trabajadores migrantes suelen decantarse por los demócratas, “pero si Trump fuera el contendiente se observaría por primera vez una ruptura de filiación partidista”.
Los identificados como republicanos “exceden a quienes se dicen demócratas por 10 puntos y los que se llaman conservadores superan a los que se describen liberales por 15. Los posibles votantes mayores de 65 años siguen más de cerca el proceso en comparación con los jóvenes de entre 18 y 29 años por un factor del 2.5 por ciento, una diferencia extraordinaria”.
Por otra parte, en cada encuesta los demócratas son más populares entre universitarios, jóvenes, negros y mujeres; en tanto que los republicanos aventajan en hombres de edad, blancos y en quienes no tienen educación superior; sin embargo, “entre las cuatro variables, tres —en términos de votantes el día de las elecciones— son favorables al partido del elefante. Esto plantea un reto para el otro candidato.
En cuanto a la polarización y cómo se refleja en la selección del Congreso y el primer mandatario, Domínguez señaló que en el año 2000 seis de cada 10 republicanos se consideraban conservadores y en 2016 son siete; en contraparte, al iniciar el milenio tres de cada 10 demócratas se decían liberales y los demás, moderados.
En las elecciones de 2016, 27 millones de personas de origen latino tendrán derecho a participar, aunque se estima que entre 13 y 14 millones no lo harán. La proporción de este voto es inferior a su presencia demográfica debido a lo que Domínguez calificó de barreras (falta de documentos o residencia, o por no haberse inscrito en los padrones).
Gran parte de ellos, incluso los ciudadanos, no se aparecen el día señalado. Las movilizaciones de otros sectores han sido exitosas, pero el de éste no, explicó.
Si los grupos del electorado regular se mantienen así (hombres de más de 65 años y blancos, sin jóvenes latinos) “es probable que el futuro presidente de Estados Unidos sea Trump o Cruz”, finalizó.