Debemos estar pendientes de que el siguiente cuerpo de lava no rebase los límites de la boca y comience a derramarse por un costado
El Popocatépetl registra un aumento de su actividad y posiblemente desde 2013 no se veía una explosión así, dijo Hugo Delgado Granados, jefe del Departamento de Vulcanología del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM, al referirse a las recientes exhalaciones, acompañadas de material incandescente.
Ahora, debemos estar atentos de que el siguiente cuerpo de lava no rebase los límites de la boca y comience a derramarse por un costado, lo que implicaría un cambio importante en la actividad.
El universitario precisó que es recurrente la formación de domos de lava en el interior del cráter del volcán, que eventualmente se destruyen para formar uno nuevo. En este caso se deshizo y se esperaría que vuelva a surgir otro.
Sabemos, por las fotografías de vuelos recientes del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), que el cráter está prácticamente lleno de material, de “escombros” de lava. Por ello, no sería difícil que el siguiente cuerpo de lava que surja, si es suficientemente grande, se derrame.
En 2001 hubo una explosión más impresionante, con flujos piroclásticos. Además, las que ocurren en el día no son tan espectaculares porque hay una fuente de luz más intensa: el Sol. La de anoche tuvo un gran resplandor.
En cuanto a la exhalación registrada, mencionó que forma parte de una erupción que es continua desde diciembre de 1994. “Lo que sucede es que en ocasiones disminuye la actividad eruptiva y en otras se incrementa, como está ocurriendo”.
Eso depende de diferentes factores, como problemas del gas para ser emitido en forma constante. Si por alguna razón los conductos de salida de los gases que acompañan al magma se bloquean, los gases se acumulan y aumenta la presión interna dentro del edificio volcánico.
Pareciera que también hay una relación estacional; aunque no tiene nada que ver la actividad eruptiva con el estado del tiempo, “hay partes que de alguna forma sí son controladas por el clima”.
Así sucede porque en época de lluvias hay un mayor número de pequeñas explosiones provocadas por el contacto del agua con las rocas calientes; eso libera porciones de gas acumuladas al interior del volcán. No obstante, en época de secas, cuando no hay esos eventos que ayudan a tener relativamente “limpio” el sistema de conductos, las explosiones son más grandes.
A reserva de analizar la información con mayor detalle, al parecer lo que ha ocurrido en las últimas semanas es un ascenso de una porción de magma, cuya magnitud se desconoce, subrayó el experto. Es lo se puede concluir al observar señales como el incremento de la cantidad de gases y su fuerte variabilidad, que va en aumento y de pronto disminuye drásticamente.
Tales fluctuaciones se relacionan con gas que no puede salir en un momento, y al siguiente lo hace de manera importante, mediante una liberación súbita de material.
Además, refirió el vulcanólogo, ha habido periodos de tremor –sismicidad– que indican movimiento de gas o de magma que tratan de abrirse camino. Así ocurrió desde horas antes del evento eruptivo de anoche, donde se observó una onda expansiva importante, resultado de la liberación de elementos de manera súbita.
Por último, recordó que el volcán es vigilado por personal del Cenapred, del IGf y de otras instituciones de la Universidad, que tiene una comunicación muy eficiente con el Sistema Nacional de Protección Civil, por lo que la población debe seguir las indicaciones que éste emita.