Ciencia y tecnología

Más de 120 mil especies de hongos en la colección del IPN

Es la segunda más importante por el número de ejemplares alucinógenos

El Instituto Politécnico Nacional (IPN) alberga la colección de hongos más grande del país y de América Latina, la cual se ha atesorado desde 1955 y está conformada por más de 120 mil especímenes provenientes de toda la República Mexicana y de diversos tipos de vegetación.

A nivel mundial es la segunda más importante por el número de ejemplares alucinógenos. Dicho acervo forma parte del “Herbario ENCB”, e incluye especies nuevas que fueron descritas por científicos politécnicos por primera vez para la ciencia, otras con distribución restringida, especímenes endémicos, medicinales y comestibles.

Desde hace más de 30 años, el científico Ricardo Valenzuela Garza es el curador de la colección. Cuenta con la colaboración de la catedrática e investigadora, Tania Raymundo Ojeda, quien desde hace una década lo apoya en su labor y participa con él en la descripción de nuevas especies.

En la colección politécnica que lleva el nombre de su fundador, el recién fallecido y mundialmente reconocido micólogo, curador y biólogo mexicano Gastón Guzmán Huerta, se pueden encontrar múltiples especies de los phyla Zygomycota, Oomycota, Ascomycota, Basidiomycota, líquenes (hongos asociados con algas), Myxogastrea (hongos mucilaginosos) y sobre todo del género Psilocybe, del que era especialista el doctor Guzmán.

Para conservar adecuadamente los ejemplares, se someten a un proceso de deshidratación y de desinfección, se guardan en cajas de cartón a las que agregan pequeñas bolsas de dióxido de silicio amorfo (sílica gel) para evitar la humedad. Se colocan en estantes especiales clasificados por orden taxonómico.

En el momento de recolectar las especies, los investigadores toman fotografías para registrar características como tamaño, forma, color, ornamentación y texturas de cada una de los esporomas. Además realizan cortes del ejemplar para observar células estériles y esporas, de lo cual realizan un registro fotográfico.

La doctora Tania Raymundo destacó que en los últimos tres años se han incorporado a la colección alrededor de 10 mil ejemplares, gracias a varios proyectos de investigación realizados en bosques mesófilos de montaña, actualmente es el ecosistema con mayor peligro de extinción en el país debido a la actividades antropológicas, principalmente su biodiversidad la han sustituido plantaciones cafetaleras.

Los científicos del IPN evalúan las categorías de diversas especies en bosques con prioridad crítica y alta, es decir, aquéllos a punto de extinguirse porque están muy fragmentados por actividades humanas. La mayoría de los estudios los hacen en la Sierra Huasteca de Hidalgo y en las Sierras Norte y Sur de Oaxaca.

Al revisar qué hongos se asocian a los árboles de mayor importancia en las zonas, encontraron que la Norma Oficial Mexicana 59 reporta en peligro de extinción a la especie Fagus grandifolia variedad mexicana, la cual se relaciona con hongos tipo ectomicorrizógeno, que estimulan a la planta para que crezca más rápido, grande y abundante. Encontraron que el hongo llamado Laccaria amethystina se incorpora a las raíces de estos árboles y les provee nutrimentos y protección.

Por ello, mencionaron que un programa o estrategia viables para reactivar ese ecosistema puede ser la inoculación de los hongos micorrizógenos para que los árboles puedan crecer más rápido y en menor tiempo. “Se pueden usar este tipo de hongos para reforestar las áreas fragmentadas de los bosques y de esa forma extender los recursos maderables”, puntualizaron.

También han identificado especies comestibles, medicinales, y con potencial uso farmacéutico, sobre todo las especies del género Ganoderma, de estas últimas actualmente se extraen las sustancias activas o metabolitos secundarios para uso en humanos.

Actualmente realizan investigaciones en colaboración con algunas universidades de América Latina, entre ellas la Universidad del Quindío, en Colombia, así como con la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica, en donde realizan parte del aislamiento y la secuenciación de especímenes.

En el cuidado y conservación de la colección participan también las maestras en ciencias Silvia Bautista Hernández y Magdalena Contreras Pacheco, así como el biólogo Mauricio R. Palacios Pacheco.

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