“María Fernanda Vega Muciño, deja de escribir pendejadas y mejor dedícate a dar mamadas”.
Nunca se me van a olvidar estas palabras que escribieron en la zona de comentarios de una crónica de futbol que escribí.
Siempre traté de ignorarlos, pero llamó mucho mi atención porque tenía mi nombre completo. Juro que es de las veces que peor me he sentido en la vida. Me acuerdo que lloré mucho y, no es exageración, pero sentí como si me hubieran manoseado. Más allá de la crítica hacia mi trabajo, fue la connotación sexual lo que hizo que me sintiera agredida.
Más adelante, en el mismo medio, el editor de esa página web deportiva para la que trabajaba me citó en su oficina a primera hora cuando ninguno de mis compañeros había llegado a trabajar, tras darme el paso, cerró la puerta con seguro y me dijo: “Ya no quiero que trabajes aquí, eres buena en lo que haces, pero me incomoda trabajar contigo”.
Otra vez, en un evento, un boxeador se me acercó para decirme que me esperaba en su hotel y toda la noche me mandaba besos, y estaba atrás de mí; poco le importó que yo iba acompañada.
Años más tarde, en otro lado, el responsable de otro medio de comunicación me dijo muy molesto que yo no era nadie, que yo no era periodista y que no era nada, por el simple hecho de que yo no salgo a la calle a reportear. A dicha persona, se le olvidó el pequeño detalle de que yo no era y nunca he sido reportera, yo era editora web y mi trabajo era coordinar desde una oficina.
También me enteré que un chico que trabajó conmigo decía que yo me había equivocado al nunca “cuadrármele” al jefe y no rendirle pleitesía.
Y cómo olvidar aquella vez que viendo un programa de tele en donde participaban puras mujeres, una compañera de trabajo me dijo: “Para ser mujeres, no lo hacen nada mal” (sólo de acordarme, empiezo a hiperventilar)
Y esto es realmente NADA a lo que tienen que pasar muchas mujeres en el mundo del periodismo deportivo.
Me llama mucho la atención, sobre todo, los programas de tv en los que “participa” una mujer pero su intervención se limita a ser un adorno, ya que salen en poca ropa, y es rara la ocasión en la que abren la boca para emitir opinión.
Me acuerdo que hace poco, veía un programa de análisis en donde tenían a una chica sentada en una esquina, y de verdad que si le conté tres las veces que habló, fue demasiado, lo único que hacía era voltear de un lado para otro escuchando a los expertos.
Y además de tener que lidiar con esto, esas guapísimas conductoras tienen que lidiar diario con miles de mensajes de carácter sexual, siendo víctimas de una encarnecida violencia de genero y de acoso sexual.
Debemos dejar atrás la creencia de que el mundo deportivo es cosa de hombres, conozco a mujeres extremadamente talentosas que viven la pasión de los deportes y son excelentes reporteras, conductoras, locutoras, redactoras, y editoras. Recuerden que el trabajo, el talento, la disciplina, no son cuestión de género y el que se pongan una falda corta un escote no las hace pendejas.
A todas esas mujeres, y en realidad a todas las que diario tienen que luchar contra estos comentarios, toda mi admiración y toda mi sororidad. Son unas chingonas.
Fuente: Harendenadie