El Área Natural Protegida, Reserva de la Biosfera Isla Guadalupe en Baja California, se consolidó como el mejor lugar del mundo para observar al tiburón blanco, debido a sus características – visibilidad del agua, número de animales que se pueden ver en un día (hasta 33) y su lejanía y aislamiento, que la hacen tener la única población de esta especie apartada de la costa, así como condiciones prístinas-, aseguró el investigador Mauricio Hoyos.
Durante la presentación de su libro El gran tiburón blanco, protector de los océanos, trabajo conjunto con la Alianza WWF – Fundación TELMEX TELCEL, el biólogo destacó que realiza investigaciones basadas en la fotoidentificación y colocación de marcas acústicas y satelitales a los ejemplares que llegan a esta ínsula, con el propósito de obtener datos que permitan aprender más sobre sus trayectorias y hábitos.
La Reserva de la Biosfera Isla Guadalupe es el único sitio de concentración de tiburón blanco (Carcharodon carcharias) en México, donde en 2016 se registraron 274 ejemplares de esta especie, lo que representó un aumento de un 30% respecto al año anterior, informó el titular de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), Alejandro del Mazo Maza, quien presidió el evento. Añadió que este año se diseñó una nueva jaula de observación, con la finalidad de garantizar la seguridad de la especie y los visitantes.
“Por 14 años, el científico mexicano ha estudiado al tiburón blanco en Guadalupe, rodeada de aguas cristalinas: en un principio, como un moderno Robinson Crusoe viviendo aislado durante meses en esta isla volcánica a la que se llega en barco tras un día de navegación”, comentó la novelista Ángeles Mastretta, quien hizo la presentación del libro en el Museo Soumaya de Plaza Carso.
“Este es el primer libro escrito en Latinoamérica que abarca todo sobre el tiburón blanco, una especie que ha evolucionado durante 11 millones de años hasta convertirse en el rey de los mares, por sus características anatómicas y sus seis sentidos: gusto, oído, vista, olfato, línea lateral sensorial y electrorrecepción, que le permiten orientarse, navegar y detectar a sus presas. La obra nos da la oportunidad para comprender que es un animal majestuoso, que mantiene el equilibrio biológico de los océanos”, dijo Marcos Linares, Subdirector de Mercadotecnia Corporativa de Telcel.
Jorge Rickards, Director General Interino del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en México, destacó que “en décadas anteriores la investigación sobre tiburones blancos en nuestro país era realizada por expertos estadounidenses, ya que los biólogos mexicanos creían que la presencia de esa especie aquí era rara. Es en el año 2000 cuando se descubre que Isla Guadalupe es uno de sus lugares de reunión y comienza la actividad turística sustentable para observarlos. El tiburón blanco puso a Isla Guadalupe en el mapa”.
Con el respaldo de la Alianza WWF – Fundación TELMEX TELCEL, el investigador y su equipo, el primer grupo mexicano experto en telemetría en tiburones, fotoidentifican y marcan cada temporada a los escualos que llegan a Isla Guadalupe. En general, en los últimos ocho años, han colocado marcas acústicas y satelitales a 158 tiburones de 12 especies diferentes, incluyendo 79 tiburones blancos, para seguir sus rutas migratorias. La permanente labor de investigación en la zona, permitió identificar en 2013 a Deep Blue, una hembra de más de seis metros de longitud, que es el tiburón blanco más grande que haya sido filmado.
Resultado de la investigación de Hoyos, hoy se sabe que los tiburones blancos cazan elefantes marinos del norte a profundidades de 200 metros, algo que científicos estadounidenses consideraban imposible, debido a que solo habían registrado que esa especie atacaba desde la superficie hasta 20 metros de profundidad. La investigación del biólogo mexicano también reveló que los juveniles permanecen hasta 14 meses en la isla.
El Dr. Hoyos destacó que, contrario a la creencia popular, los humanos no forman parte de la dieta de los tiburones, ya que no tienen la cantidad de grasa suficiente. Resaltó que las estadísticas demuestran que de 1876 a 2016, se han registrado 314 ataques de tiburones blancos en el planeta, de los cuales tan solo 10% fueron mortales.