-Leonora, ya levántate, tienes que dejar ya de dormir.
-Tengo sueño, mejor ya vete a trabajar.
-No, dije arriba.
-No, dije, tengo sueño…
Y así entre el querer que Leo despertara y los recuerdos, transcurrió el pasado lunes, día en que llegó el límite de tiempo para preinscribir a Leonora a preescolar. Suena tan trillado, tan cursi y quizá hasta hartante el decir: «parece que fue ayer cuando elegíamos para ella un lindo modelo de cuna y ahora la incertidumbre de discernir qué escuela es mejor para ella, está aquí frente a nosotros. Llegó el día en que ella se integra como muchos otros niños al sistema educativo nacional, y en este momento doy gracias a la vida por la bendición que me ha dado de tener una familia que tanto a su papá de Leo como a mí, nos ha proveído de una mejor educación (escolar) la cual nos dio tablas para saber usar una PC y realizar trámites que de otro modo habrían sido algo titánico para nosotros. Resulta que hace varias décadas, cuando fui niña, mi mamá acudía al kinder de su elección con nuestras fotos y documentos en mano para obtener un lugar para nosotros; en el caso de mi suegra al inscribir al papá de Leo, fue el mismo. Hoy en día, además de investigar sobre el plantel que deseamos, todo el trámite es vía internet, y si tu caso es como el nuestro de ser padre primerizo, encontrarás grandes sorpresas, como el enterarte que el sistema educativo no te permitirá agregar a tu pequeño a primer grado si este ya pasó los cálculos que ellos tienen establecidos previamente. Con tres años y un mes de edad, Leonora ha quedado preinscrita a segundo grado de preescolar a la espera de un grupo en la escuela de su elección. Y aunque detallada la página de la SEP en el tema educativo, pocas son las referencias que los papás pueden obtener sobre los planteles que ofertan en la CDMX, sin embargo, ante la paranoía y desinformación que teníamos con respecto a los planteles, acudimos a algunos de ellos, en la mayoría nos negaron el acceso y la información de las instalaciones (la cual es de suma importancia, por aquello del tema de los sismos), que tampoco era proporcinada. De los planteles visitados, solo una profesora nos brindó atención e información que fue determinante para saber un poco de lo que está por venir. Una mujer alta, de tez blanca, y muy amable, fue quien nos dio los informes en un jardín de niños llamado República de Uruguay, donde, como sucede a diario en este país, dejó ver, gracias a su eficiencia y atención, la ineptitud de algunos otros para ejercer la labor de docencia, y es que es importante resaltar a los buenos trabajadores de la educación, como a esos muchos otros; sinceramente, con cruzar unas palabras con la profesora bastó para saber que yo si pondría en sus manos la enseñanza de mi hija, pues si tiene la paciencia para cubrir las dudas de los padres, por supuesto que lo hará con los menores. Como todo ser humano me han tocado vivir cosas realmente tristes, vivencias que me han dejado huella, y honestamente de mi kinder recuerdo pocas cosas lindas, por lo cual quiero que Leo esté rodeada de los mejores, aunque sé que no siempre es posible. La presencia de la maestra mencionada me dio un algo de tranquilidad. La mañana de su preeinscripción fue agitada pero agradezco mucho a Dios tener una madre que me presiona en temas de mi hija, una suegra pendiente de los pasos de su nieta, unos hermanos que le echan porras a Leona, incluso si hace bien del baño (aunque suene algo extraño) y una pareja que a acompañado a Leo en cada uno de sus momentos importantes de la vida, como cuando nació y llegó por nosotras al hospital, es esto una bendición, pues a diferencia de muchas otras chicas que tienen que salir solas del hospital con sus pequeños, la pequeña mano de Leo fue sostenida por su papá y su mamá a su salida; la primer noche en casa su papá veló su sueño y de paso mis ronquidos, en su primer cumpleaños, su primer diente, su primera palabra, su primer canto, su primer todo, él, tu padre, te ha acompañado y a pesar de los problemas que como adulto puedas observar de nosotros, ahora que estás a punto de ingresar a preescolar, puedes tener la seguridad que, a nuestro modo, ambos estaremos para dibujar contigo, para hacer bolitas de papel contigo, para seguir caminando y cantando y, por qué no, soñando en que podemos hacer un mejor mundo para ti. Fue un día agitado, no sabíamos para dónde caminar, hacía dónde dirigirte, pues es nuestra primera vez buscando escuela para alguien tan importante, que eres tú. Tu papá y yo nos molestamos por la mañana, pero el amor a ti nos hizo dar prioridad a la búsqueda de tu escuela, tu papá regresó agitado a pesar de su carga laboral, a ver cómo podía ayudar; tu abuela corrió a ver la forma de ayudar; tu otra abuela por la noche preguntó si quedaste inscrita; tus tíos se emocionaron y tu abuelo alegó que aun eres muy pequeña para ir a la escuela (quería que te quedaras otro año en casa), pero mi amor, debes dejar el nidito y empezar un largo camino académico que tendrá altas y bajas, que te hará fuerte y te dará conocimientos. Y tú «siempre saldrás como un puñal, rasgando las tinieblas».