A sus 95 años de edad, la poeta, narradora, ensayista, crítica literaria y académica mexicana Dolores Castro, sigue luchando porque para ella «las mujeres debemos luchar pero luchar como luchó Sor Juana, para hacer una vida de libertad».
La incansable escritora, quien nació el 12 de abril de 1923, en Aguascalientes, Ags., se mantiene activa escribiendo ensayos y prólogos, a la espera de la publicación de su poemario El huésped, actualmente ya en imprenta que incluye más de una veintena de poemas nuevos.
Hace unas semanas fue su cumpleaños 95 y comentó: “Los festejé viviendo, a los 95 años que he vivido yo he tenido muchas alegrías, muchas compensaciones de amor, de mi marido, de siete hijos. Yo estoy segura que cualquier mujer que quiera hacer algo y tener hijos puede, porque naturalmente si uno tiene que cambiar un pañal y escribir un poema, primero cambia el pañal pensando en el poema y después lo escribe”.
Dolores Castro es madre de siete hijos, “primero fueron cinco hombres y luego dos mujeres, cuando eran los cinco hombres aquí era una batalla campal y ya cuando llegaron las mujeres, ellas son el elemento civilizador”; es abuela también de 13 nietos y siete bisnietos.
Sobre su nuevo poemario, comentó, “tengo mucha ilusión de verlo salir, tiene primero una antología y después están los poemas de El huésped. En estos poemas últimos traté de expresar lo que es nuestra época, pero aparte yo quería que fuera como dos líneas paralelas, una de nuestra época y otra de la esperanza porque creo que la poesía es luz, vida, esperanza, porque por una parte aunque tengo 95 años yo estoy enterada de todo lo que ocurre. Ese libro tiene el nombre de El huésped porque El huésped es el poema porque uno no siempre puede escribir poemas, son como iluminaciones, no de tipo budista ni nada de eso, son iluminaciones de la conciencia, de la sensibilidad y de lo que uno tiene como necesidad de expresar”.
La poeta que ha sido distinguida con el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 2014, el Premio Nacional de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz, el Premio Nacional de Poesía Mazatlán, el Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde, entre otras distinciones afirma cuál es el sentido de la poesía. “Es un camino sobre todo de esperanza porque la imaginación se dirige hacia lo que puede ser, lo que podría ser y lo que debe ser, entonces un elemento fundamental de la poesía es la imaginación, el otro, la sensibilidad; ahora, estos dos tienen que ser expresados con verdad, tienen que ser expresados con imágenes pero no como una especie de “coheterío” de imágenes, sino las necesarias para decir lo que para nosotros es lo que debería ser, lo que tendrá que ser”.
Leer, ─dice Dolores Castro─ es también una parte importante dentro de sus actividades, “sobre todo leo poesía, la poesía de México, acabo de leer a Coral Bracho, acabo de leer 150 libros de un concurso que hubo en Ciudad Juárez en el que me nombraron jurado, entonces me di cuenta de todo lo que se está escribiendo ahora”.
La autora fue miembro del Grupo de los Ocho, con los poetas mexicanos Javier Peñalosa, quien fue su esposo; Alejandro Avilés, Roberto Cabral del Hoyo, Honorato Magaloni Duarte, Octavio Novaro, Efrén Hernández y Rosario Castellanos, de quien se hizo amiga desde la secundaria y recuerda cuando las dos estudiaron la licenciatura de derecho en la UNAM.
“Yo quería estudiar literatura pero mi papá me dijo, te vas a morir de hambre y dije bueno, no estudio literatura voy a estudiar leyes. Era horrible de todo a todo porque al entrar se unían todos los hombres y empezaban a aullar si entraba una mujer, como lobos, se sentía feo y se refugiaba uno en la dirección, en alguna parte las primeras veces, pero dije tampoco estos van a hacer que yo diga que no puedo estudiar leyes y empecé a estudiar leyes”.
Sin embargo, Dolores Castro no quitó el dedo del renglón y además de estudiar la carrera de derecho, estudió literatura. “Yo sí creo que las mujeres debemos luchar pero luchar como luchó Sor Juana, quien lo que quería era la libertad para estudiar, para ir a la universidad, para ser, para poder escribir lo que ella quisiera, en fin, para que cada quien como mujer pueda hacer una vida en libertad”.
La autora ha publicado en poesía: El corazón transfigurado (1949); Dos nocturnos (1952); Siete poemas (1952); La tierra está sonando (1959); Cantares de vela (1960); Soles (1977); Qué es lo vivido (1980); Las palabras (1990); Poemas inéditos (1990); No es el amor el vuelo (1992); Tornasol (1997); Sonar en el silencio (2000); Oleajes (2003); Íntimos huéspedes (2004); Algo le duele al aire (2011); Viento quebrado, poesía reunida (2011); El corazón transfigurado/The Transfigured Heart [Edición bilingüe] (2013); Sombra domesticada (2013); Pozo de Luz, Poetazos, (2013); Algo le duele al aire/ Something Pains the Wind [Edición bilingüe] (2013).
En novela, es autora de La ciudad y el viento (1962); en ensayo: Dimensión de la lengua en su función creativa, emotiva y esencial (1989).