Según estadísticas del Banco Mundial, en América Latina se genera diariamente al menos 430 mil toneladas de basura. Es decir, cada latinoamericano produce en promedio entre uno y 14 kilogramos (2.2 y 31 libras) de basura al día. Otro estudio del Banco Interamericano de Desarrollo muestra que en la región no se recicla más del dos por ciento del total de residuos. Si la basura se separara adecuadamente antes de llegar al botadero, se podría reciclar casi el 92 por ciento. Sin embargo, si los desechos se mezclan, solamente es posible reciclar el 30 por ciento.
Gran parte de la basura termina en los rellenos sanitarios, de los cuales existen dos tipos: 1) los informales, los que son graves fuentes de contaminación y enfermedades; y 2) los rellenos sanitarios municipales, que deben cumplir con disposiciones legales en cuanto a la regulación y control de la basura que ingresa. Recientemente, varios municipios en América Latina han prohibido trabajar adentro de estos rellenos sanitarios y han empezado a crear programas de recolección. Alrededor de cuatro millones de personas viven del reciclaje, ganando su salario recolectando y procesando los residuos como papel, plástico, vidrio y metal. Estas personas, aunque desconocidos por muchos, son actores claves en el proceso de reciclaje. A través de la recuperación de residuos, logran mantenerse ellos mismos y sus familias.
La Red Latinoamericana del Caribe de Recicladores, una base de trabajadores que recolecta, selecciona y recupera los residuos reciclables, busca agrupar a organizaciones de recicladores en todos los países. Es necesario tomar en cuenta a esta población en el desarrollo de programas de gestión, residuos y reciclaje. Esto es un tema no solo ambiental, pero de inclusión y empoderamiento social
A pesar de los esfuerzos de todas las personas y empresas dedicadas al reciclaje de la basura, la gráfica que ilustra este artículo muestra el pequeño porcentaje de la basura que se recicla en siete países de la región. Ninguno de estos países supera el 15 por ciento de material reciclado.
Estoy convencida que la educación es la clave para involucrar a las comunidades en los proyectos, iniciativas y campañas para fortalecer los sistemas de reciclaje. Además, es de suma importancia que las autoridades fortalezcan las políticas públicas y los incentivos que regulan y estimulan el reciclaje. Afortunadamente, algunos gobiernos en Latinoamérica han empezado a implementar estrategias encaminadas a fortalecer la cultura del reciclaje y la gestión de los residuos.
Por ejemplo, el Ministerio de Salud de Costa Rica recientemente lanzó una iniciativa llamada «ecolones», cuyo objetivo es el fomentar el reciclaje entre la población a través de incentivos que promueven el reciclaje y cambian los hábitos de consumo de los individuos. Los ciudadanos reciben puntos a través de una cuenta virtual según la cantidad de productos reciclables que entregan a los centros de acopio. Estos puntos se pueden cambiar por descuentos en cines, farmacias y supermercados. Asimismo, en Chile, recientemente, se anunció el impulso de un proyecto de ley para prohibir las bolsas plásticas en todos los comercios del país. Actualmente en Chile se producen aproximadamente tres millones de bolsas plásticas, un promedio de 200 bolsas por persona que duran 400 años en degradarse.
A través de diversas acciones, los países de la región están encaminados, no sólo a reciclar más, sino también a producir menos basura. Un país donde se produzcan menos desechos y se recicle más estará encaminado hacia un futuro más sostenible, en el que las personas vivirán más sanas y disfrutaran de un medio ambiente más limpio. La clave es impulsar el reciclaje todos los días—no sólo en el Día Mundial del Reciclaje.
En la imagen: Cantidad de basura que se recicla en siete países en América Latina (toneladas diarias).