Nuestro voto en las elecciones intermedias decidirá a los representantes que podrían eliminar este tipo de normas incongruentes
Por Ben Monterroso
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WASHINGTON, D.C.- Un tema de suma importancia, como es la salud de nuestros hijos, tiene que ser factor decisivo que influya en la forma en que se reconfigure el Congreso. Con los hechos de las recientes semanas, una vez más podemos notar la narrativa del presidente Trump en materia ambiental, la cual da prioridad a las ganancias económicas por encima de la salud y el cuidado del ambiente. Esta administración ha marcado un parteaguas en la forma en que la Agencia de Protección Ambiental (EPA) enfoca sus recursos.
Favoreciendo grandemente a las empresas que descuidan y contaminan a nuestro medio ambiente a cambio de sacar beneficios, tanto Trump como el administrador interino de la EPA, Andrew Wheeler, están tratando de eliminar las regulaciones ambientales aplicadas en la administración de Obama. Algunas de estas regulaciones incluyen el control de las emisiones de automóviles, debilitar los Estándares de Rendimiento para Fuentes Nuevas (ERFN), así como alterar el Plan de Energía Limpia por uno más laxo en pro de la industria contaminadora.
Trump y Wheeler buscan crear vacíos legales dentro de los ERFN para ayudar a los contaminadores corporativos y a la vez destruir los esfuerzos de limpiar las fuentes existentes de contaminación.
Estas salvaguardas regulatorias fueron diseñadas para limitar las emisiones de contaminación de metano, un potente gas de efecto invernadero, por parte de la infraestructura de petróleo y gas; buscando al mismo tiempo ayudar a proteger a las comunidades de otros dañinos contaminantes como el benceno y otros compuestos orgánicos que se liberan junto con el metano.
Debilitar estos estándares significa más contaminación en nuestro aire y es un descarado ataque a la gente que vive cerca de estas instalaciones y depende de estas salvaguardas para mantener el aire que respiran limpio.
La modificación al Plan de Energía Limpia
Desde el principio de la gestión del presidente Trump, éste siempre ha tenido la intención de eliminar el Plan de Energía Limpia (Clean Power Plan) propuesto por el expresidente Obama, la única regulación federal que limita la emisión de los gases de efecto invernadero.
La actual administración no puede eliminar el CPP debido a que en el año 2007, la Corte Suprema determinó que el dióxido de carbono es un contaminante del aire y por ende la EPA está legalmente obligada a atenderlo. Sin embargo, aunque se inahiblitó la deregoción del CPP, aún puede ser modificado.
Con la finalidad de beneficiar a la industria del carbón y obtener mayores beneficios económicos, la dupla de Trump y Wheeler propuso una modificación al CCP para renombrarlo como Energía Limpia Asequible (Affordable Clean Energy), apelando de forma engañosa a una independencia energética por estado, un mayor crecimiento económico y la creación de más fuentes de empleo.
A pesar que la eficiencia de las industrias aumentaría de acuerdo a la nueva medida, el problema es que no existiría una reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero, como lo propone el CPP. Al final, el plan de Energía Limpia Asequible fomenta que las plantas de carbón realicen muy pocas mejoras y que los estados regulen las emisiones de dióxido de carbono en segundo plano.
Plan de Energía Limpia vs Energía Limpia Asequible
De acuerdo a estimaciones de la EPA, el CPP reduciría las emisiones de carbono del sector eléctrico estadounidense un 32% para el 2030, lo que representa unos 870 millones de toneladas, o el equivalente a sacar 166 millones de autos fuera de circulación en un solo año.
En cambio, los nuevos lineamientos propuestos por el ACE estiman que reduciría las emisiones de dióxido de carbono en un equivalente a sacar sólo 5 millones de autos de circulación para 2030. Mientras que el CPP proporcionaría beneficios para la salud de los estadounidenses al evitar un aproximado de 3.600 muertes prematuras, mil 700 infartos, 90 mil ataques de asma y 300 mil faltas de trabajo y días escolares cada año.
En sentido opuesto, se calcula que el ACE implica un deterioro en detrimento de la calidad de vida de los grupos minoritarios que viven cerca de una planta generadora de carbón, repercutiendo en 900 muertes prematuras más por año, 40 mil casos anuales más de asma, 42 mil días de trabajo perdidos, 60 mil días más de ausencia escolar y 230 mil días más de actividad restringida para niños.
Es así que la nueva norma de Energía Limpia Asequible no es más que un movimiento político que podrá en riesgo nuestra salud y la de nuestros hijos, pues su funcionalidad es muy poca en cuanto a los pocos beneficios económicos que promete.
De igual forma, la EPA debe continuar requiriendo a los operadores el uso de tecnologías probadas y accesibles, así como prácticas que prevengan la dañina contaminación del aire derivada de los sitios de petróleo y gas, en lugar de anteponer las ganancias de los contaminadores a la salud de nuestras familias y futuras generaciones, como hasta al momento lo ha hecho al mando de Wheeler.
Decimos que es un movimiento político, puesto que Trump debe acelerar el cumplimiento de sus propuestas expresadas durante campaña debido a que muchas de ellas, por suerte, no las ha podido realizar. Su compromiso con la industria del carbón queda ratificado con este plan contaminador.
Con nuestro voto podemos elegir a aquellos representantes conscientes de la situación ambiental para que se opongan a designar una persona no calificada para representar a una de las agencias de más relevancia para la salud de nuestra comunidad. A su vez, nuestro voto en las elecciones intermedias decidirá a los representantes que podrían eliminar este tipo de normas incongruentes. ¡Es hora de salir a votar por un ambiente limpio y saludable para todos!
Foto: Thomas Millot en Unsplash