La rebelión de Agua Prieta derrotó en dos días al gobierno federal y Venustiano Carranza se vio obligado a trasladar su gobierno al puerto de Veracruz ante el avance de los rebeldes
Ya está disponible la reeimpresión del libro México Tlaxcalantongo de Francisco L. Urquizo, un clásico de los testimonios escritos sobre la Revolución mexicana, en el marco del 108 aniversario del inicio de la gesta revolucionaria.
Al respecto, el historiador Felipe Ávila, recordó el contexto histórico de la obra y señaló que nos encontramos frente al privilegio de contar con este testimonio directo de uno de los testigos de los últimos 15 días de vida de presidente Venustiano Carranza hasta su trágico asesinato entre el 20 y el 21 de mayo de 1920.
Ávila Espinoza recordó que la rebelión de Agua Prieta derrotó en dos días al gobierno federal y Venustiano Carranza se vio obligado a trasladar su gobierno al puerto de Veracruz ante el avance de los rebeldes hacia la ciudad de México, la cual abandonó a principios de mayo de 1920.
El académico explicó que a pesar de que el constitucionalismo había triunfado sobre el zapatismo y el villismo, y había restablecido el orden constitucional y dado a la nación la Constitución de 1917, los movimientos opositores continuaron manteniendo en jaque al ejército federal.
Surgieron caudillos como Manuel Peláez, agregó, el rebelde José Inés García, en Michoacán, el regreso de Félix Díaz y el movimiento federalista en Oaxaca, para mencionar algunos, de manera que la paz no estaba consolidada en la República.
A ello, continuó Ávila Espinoza, se sumó el hecho que en varios estados de la República algunos generales que participaron en elecciones locales en sus estados perdieron las contiendas y se declararon en guerra contra el constitucionalismo y el presidente Carranza.
Otro factor, señaló el historiador fue el internacional, sobre todo a raíz del telegrama Zimmerman, y las presiones de Estados Unidos para que México se incorporará a la guerra y dejara su neutralidad, lo que al finalizar el conflicto le causó represalias, como la de ser excluido de la Sociedad de Naciones, subrayó.
Ávila Espinoza concluyó que, para las elecciones de 1920, Obregón se perfilaba como un candidato con amplias probabilidades de alcanzar la presidencia, dada su popularidad y prestigio. Sin embargo, Carranza tenía distintos planes para consolidar un gobierno de civiles, y decidió imponer la candidatura de Ignacio Bonillas. Ahí empezó su declive, finalizó.
En su intervención, Enriqueta Cabrera, recordó la estrecha amistad de su abuelo Luis Cabrera con Venustiano Carranza, por lo que este libro, dijo, me conmueve profundamente.
La escritora y periodista resaltó que la primera publicación del libro fue en 1943, se trata de una crónica necesaria para entender los que sucedió en la travesía de la huida. Crónica en primera persona de alguien que vivió ese trayecto de la ciudad de México a la sierra de Puebla y Tlaxcalantongo.
Carranza, resaltó la comunicadora, estaba comprometido con el civilismo, con las leyes con el respeto a la Constitución, y por ello eligió candidato a las elecciones de 1920 al ingeniero Ignacio Bonillas, porque pensaba que ejército debía consolidarse como una institución y el gobierno debía ser conducido por un civil.
La narrativa puntual de Urquizo, resaltó Cabrera, con su pluma ágil logró describir el día a día del trayecto que inició en tren y más tarde el asedio, la persecución, los combates y el momento en que se fue abandonando la carga que transportaban, las traiciones que fueron debilitando al contingente, y de nuevo los ataques de los rebeldes hasta que las fuerzas carrancistas no contuvieron su ímpetu y el resultado fue la derrota total.
La ex directora de Canal Once señaló que Urquizo describió la prioridad de salvar al presidente y por ello, Carranza escapó con un pequeño grupo de militares y civiles y continúo la marcha. La tarde del 19 de mayo llegaron a la ranchería de Coamachalco, después pasaron por el río Necaxa y se hizo un alto en el pueblo de Patla, en este lugar, el general Rodolfo Herrero se incorporó a la Columna de la legalidad y debido a que conocía la región se le nombró guía. Ese militar, agregó, fraguó el asesinato de Carranza.
Venustiano Carranza Peniche, nieto del barón de Cuatro Ciénegas, se congratuló por la reedición de México Tlaxcalantongo, ya que hasta hace unos años era muy difícil encontrarlo, dijo, y ahora, además, sólo basta ingresar a la página del INEHRM y puede descargarse gratuitamente.
El ingeniero aclaró que no iba a hablar de su abuelo, sino de su autor, Francisco L. Urquizo, quien curiosamente llegó tarde a la novela de la revolución mexicana, consideró. Cuando hablamos de este género literario, lo primero que pensamos es en Mariano azuela, Martín Luis Guzmán o José Vasconcelos y por ello siempre me he preguntado cómo entender a este personaje que tuvo una vocación militar, pero siempre latente mantuvo una inclinación literaria.
En pocas palabras, dijo Carranza Peniche, para mí Urquizo es comparable con la vida del literato magistral que fue Miguel de Cervantes Saavedra, quien fue militar “el manco de Lepanto” y lo conocemos como por su gran obra literaria.
Foto: Archivo