México

Clases de pintura en porcelana para adultos mayores en los Centros Culturales del Inapam

Utilizamos una técnica antigua de pintura en porcelana de China mezclamos esencias bálsamo de copaiba y aceite de rosas blancas con pintura química

Los Centros Culturales del Instituto Nacional para las Personas Adultas Mayores (Inapam), es un lugar ideal no solo para aprender diversas manualidades, sino también para que las personas de la tercera edad se mantengan activas.

Al respecto, el profesor Jesús Ávila Esquivel, comentó, «es muy agradable trabajar con personas mayores; tienen mucho potencial oculto, el cual descubren y desarrollan cuando llegan con nosotros y se integran a las actividades que impartimos en este centro».

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«Con frecuencia comentan, no pensé que pudiera hacer esto o aquello», añadió Avila Esquivel, quien imparte diversas actividades y talleres en el Centro Cultural San Francisco, del Inapam.

Dijo que algunos de estos creadores venden las piezas que elaboran, «otros las regalan, y algunos más las conservan, como parte de su galería, pero todo lo que realizan es muy valioso».

En los Centros Culturales del Inapam se imparten diversas actividades y talleres para personas de 60 años y más. Algunos son, taller de pintura en porcelana, alfombras y tapices, que imparte el profesor Ávila Esquivel, en el Centro Cultural San Francisco.

Al preguntarle al profesor, qué beneficios aporta la clase de pintura en porcelana a sus alumnos, comentó que esta actividad les da «tranquilidad, paciencia y, en general, apoyo para controlar su estado de ánimo y activar sus sentidos. Además las personas mayores activan sus sentidos, ganan vitalidad y se olvidan de sus problemas».

Indicó que la mayoría de los participantes son mujeres; los hombres no practican esta actividad, por mito o por prejuicio. Piensan que estas actividades sólo son para mujeres.

Ávila Esquivel explicó que, «utilizamos una técnica antigua de pintura en porcelana de China. Mezclamos esencias, bálsamo de copaiba y aceite de rosas blancas, con pintura química. Una vez que disolvemos la pintura, la aplicamos en la pieza de porcelana, y la metemos al horno. Una pieza de porcelana se puede meter más de 20 veces al horno para darle el tono que requiere».

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Narró que aprendió pintura en la secundaria 17, «después estudié artes plásticas en la Escuela de Artesanías del INBA, y en el Taller Nacional del Tapiz, donde aprendí varias técnicas de vitral, vidrio soplado, joyería y tintorería, entre otras. Estas técnicas me ayudaron a consolidar mis conocimientos sobre pintura en porcelana».

En su intento por reproducir una arcilla que igualara al jade y al bronce, los chinos, inventaron la porcelana. Tuvo su máximo esplendor durante la dinastía Sung, con Lieou Yu, y desde entonces, nunca ha pasado de moda. Cada vez hay más formas con diversos usos, apuntó.

Dijo que también da taller de alfombras y tapices, «en el que usamos diferentes materiales, como hilos de colores y tamaños, lanas y tela para hacer alfombras. Con estos materiales podemos hacer una alfombra similar a la de Temoaya, o una alfombra persa, y realizar variedad de diseños».

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Algunos de sus alumnos como la señora Irma Irene Gómez, opinaron de esas clases: «Me gustan mucho las artes plásticas, por eso estoy en el taller de pintura en porcelana. Llevo cuatro años tomando clases y me resulta fascinante, pues el diseño de cada pieza es un experimento único. En el horno se establecen cambios químicos interesantes y las piezas adquieren varias tonalidades».

Por su parte, Margarita Siller expuso: «Para mí las clases de pintura en porcelana son una terapia ocupacional. Aquí pueden formar redes sociales que nos motiven a seguir adelante. Entre todas nos apoyamos, compartimos nuestras dolencias físicas y emocionales y, en ocasiones, hasta resolvemos situaciones diversas y nos sentimos valiosos por lo que hacemos».

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