Destaca también sus atributos como creador de una décima que hablaba vivamente de su tierra con un lenguaje poético de hondura
La lírica del Sotavento veracruzano en voz, puño y letra del destacado poeta tradicional Guillermo Cházaro Lagos (1919-2010) se reunió en el libro-CD Roble Florido. Décimas de Guillermo Cházaro Lagos, proyecto auspiciado por el Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC) de la Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas (DGCPIU) de la Secretaría de Cultura.
Los compiladores de la obra Jordi Balderas, Fernanda Díaz y Adyari Cházaro, hija del compositor, reunieron casi una treintena de composiciones representativas, algunas inéditas, creadas en distintos momentos de la vida del versador.
Un manuscrito autobiográfico del poeta, versos y décimas, algunas con el título La Revolución, Canto a la Mujer, El Centauro, Romance a Santiago Tuxtla, El Bicentenario y ¡Adelante, mexicanos! forman parte de este libro que se acompaña de un disco en el que el propio Cházaro Lagos declama sus décimas, acompañado de los músicos arpistas Alberto de la Rosa e Iván Velasco y David Melgarejo, en la jarana y el bajo, respectivamente.
La herencia literaria de don Guillermo constituye una apología de lo jarocho y la definición del ser jarocho desde sus diferentes vertientes culturales. Era un personaje alrededor del cual -al igual que don Arcadio Hidalgo- se iba construyendo una especie de leyenda del Sotavento. Destaca también sus atributos como creador de una décima que hablaba vivamente de su tierra con un lenguaje poético de hondura.
Su amigo y colega, Diego de Jesús Cruz Lara, relató la vida y obra del también egresado de la Facultad de Derecho de la UNAM y cómo en su camino se cruzó la poesía traducida a la décima espinela contenida en el son jarocho, con la que recorrió buena parte de la geografía nacional, además de Canadá, Cuba y Venezuela.
Resaltó que esta publicación enriquece el acervo poético del repertorio sonero del país. “El licenciado Guillermo Cházaro Lagos, mi maestro, vecino y gran amigo fue un pionero. Desde joven hizo décimas y se presentó en un sinnúmero de escenarios para declamar sus versos y eso lo convirtió en el maestro altruista y generoso para el extenso público que lo escuchó y se orientó en el dominio de un género que no pasa de moda”.
Cruz Lara agregó que “la poesía de Guillermo Cházaro no fue una adquisición temprana, debió cumplir un largo periplo antes de reencontrarse con su voz propia. Necesitó que transcurrieran más de cuatro décadas de su vida y que regresara a la costa veracruzana y a los húmedos llanos ganaderos y a su místico río para que encontrara aquellos que iban a ser los grandes temas de su obra poética”.
Adyari Cházaro agradeció el apoyo a este proyecto: “Estoy muy contenta de haber presentado el libro. Contiene obra inédita, escrita en los últimos años de la vida de mi padre, aunque también hay algunas décimas que ya son conocidas y que mucha gente nos pidió que se incluyeran en esta nueva publicación”.
Guillermo Cházaro Lagos publicó sus primeras obras de poesía Canto nuevo y Segundo ritmo en 1941 y 1942. Después de varios años, en 1968 comenzó a publicar de nuevo y a partir de ahí se dedicó a incrementar su obra poética. En 1984 editó el libro Cantos del Papaloapan y, en 1991, Como la palma del llano.
En 1977 se convirtió en el primer mexicano en recibir la medalla “El Cucalambé”, otorgada por la Casa Iberoamericana de la Décima de las Tunas, en Cuba. En 1985 fundó el programa de radio “Viva la Cuenca”, con el propósito de dar a conocer a poetas y músicos tradicionales. De igual forma, fungió como director de la Casa de la Cultura en su estado natal y fue el responsable de coordinar el Taller Literario.
Ese mismo año fue reconocido en Veracruz por sus acciones en favor del desarrollo y promoción de la música tradicional y la poesía popular. Grabó dos discos, uno con el arpista Rubén Vázquez y otro con el grupo Siquisirí de Tlacotalpan.
En 2004 se instituyó la “Medalla Guillermo Cházaro Lagos” que se otorga a los decimistas con la mayor trayectoria, y la organización Que siga el fandango le rindió homenaje con el Festival de la Décima, que lleva su nombre.
Foto: Archivo