Por Dra. Carolina Trunzo*
Los trabajadores de la salud (médicos, enfermeras, paramédicos, laboratoristas clínicos, etc.), bien sea en el ambiente hospitalario o laboratorio clínico, están en constante riesgo de adquirir una enfermedad infecciosa debido a eventos adversos como por ejemplo, lesiones punzo cortantes (con bisturí, agujas o tubos rotos), salpicaduras de sangre contaminada u otros fluidos infecciosos.
De acuerdo con el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, existen más de 20 patógenos infecciosos que tienen la probabilidad de ser transmitidos por vía sanguínea, incluyendo sífilis, malaria, y enfermedad de Chagas. Pero los más graves, son el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), la Hepatitis C (VHC) y la Hepatitis B (VHB); para los dos primeros no existe vacuna, y aunque para el VHB se encuentra disponible una vacuna, es una enfermedad complicada y costosa y tiene mayor incidencia.
Entendiendo esta gravedad, se hace necesario que el personal médico y los laboratoristas conozcan y refuercen las recomendaciones de bioseguridad establecidas a nivel internacional por la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre las que destacan el lavado de manos, utilización de guantes, caretas, tapabocas, batas, lentes, entre otros. Así mismo, queremos llevar el concepto de bioseguridad al escenario del laboratorio clínico, para promover y sostener en el tiempo buenas prácticas relacionadas con la manipulación de elementos patógenos y elementos químicos y de esta manera, generar procesos de mejora continua enfocados a detectar, evaluar y mitigar los riesgos para la salud del trabajador.
En la actualidad existen instituciones que desestiman adquirir elementos bioseguros, debido a que aumentan los costos de presupuesto. Pero diversos estudios han demostrado que un análisis de costo-beneficio contemplando la disminución de eventos adversos del personal sanitario, comparado con el costo de la no-calidad de los instrumentos, resulta ser más económico. De esta manera, el beneficio al adquirir dispositivos de bioseguridad es alto ya que, no solo se protege a los trabajadores de la salud, sino también, se garantiza la calidad de las muestras recolectadas, lo cual a su vez genera una entrega de resultados por parte del laboratorio, más rápida y confiable.
En este sentido, es necesario el uso de dispositivos de bioseguridad que ya son de fácil acceso, tales como lancetas y catéteres bioseguros, agujas con sistema retráctil automático, dispositivos de descarte seguro, instrumentos de recolección de muestra con sistema cerrado, mariposas para extracción de sangre, dispositivos de pipeteo para evitar que se pipetee con la boca, frascos y tubos con tapón de rosca, entre otros. Según el nivel de bioseguridad y el tipo de laboratorio, se trabaja con diferentes elementos de protección que pueden ser cabinas de seguridad biológica, trajes especiales, cabinas de flujo laminar, entre otros.
No obstante, debido a que ningún laboratorio puede ejercer un control absoluto sobre las muestras que recibe, el personal puede verse expuesto a organismos de grupos de riesgo biológico más altos de lo previsto. De acuerdo con el Manual de bioseguridad en el Laboratorio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se recomiendan las siguientes indicaciones para la protección personal:
- Utilización en todo momento de batas o uniformes especiales para trabajar. Es importante el cambio frecuente de esta prenda, al menos cada 3 días, debido a que representa una fuente de contaminación microbiológica cruzada, y un elemento de contaminación nosocomial.
- Utilización de guantes protectores de látex para todos los procedimientos que puedan tener contacto directo o accidental con sangre, líquidos corporales y otros materiales potencialmente infecciosos o animales infectados. Una vez utilizados, los guantes se retirarán de forma aséptica y a continuación el personal se lavará las manos.
- Utilización de gafas de seguridad, viseras u otros dispositivos de protección cuando sea necesario proteger los ojos y el rostro de salpicaduras, impactos y fuentes de radiación ultravioleta artificial.
- Lavado de manos luego de manipular materiales y animales infecciosos, así como antes de abandonar las zonas de trabajo del laboratorio.
- Está prohibido utilizar las prendas protectoras fuera del laboratorio, por ejemplo, en cantinas, cafeterías, oficinas, bibliotecas, salas para el personal y baños.
- En las zonas de trabajo está prohibido almacenar alimentos y bebidas, así como comer, beber, fumar, aplicar cosméticos o manipular lentes de contacto.
- La ropa protectora de laboratorio no se guardará en los mismos armarios o taquillas que la ropa de calle.
*La Dra. Carolina Trunzo es Jefa de Gestión y Procesos de Laboratorio del Hospital Británico de Buenos Aires, Argentina. Es Bioquímica magister en Gerencia y Administración de Sistemas y Servicios de Salud, título otorgado por la Universidad Favaloro. Se ha desempeñado como docente del módulo de Gestión Sanitaria en la Maestría en Gerencia y Administración de Sistemas y Servicios de Salud de la Universidad Favaloro y ha participado en actividades de docencia a bioquímicos y residentes del Hospital Británico en el área de Gestión y Procesos.