Hace 30 años, un hecho de sangre perpetrado por una mujer contra sus hijos, cimbró a la entonces pacífica ciudad de Querétaro. La apodaron «la Hiena de Querétaro», pero en ese entonces pocos o nadie sabía que Claudia Mijangos padece esquizofrenia. Hoy, luego de 28 años recluida en el área psiquiátrica de Tepepan, recuperó su libertad física, pero la mental no y tendrá que seguir viviendo con sus demonios.
Claudia Mijangos ingresó a prisión condenada a 30 años por el asesinato de sus tres hijos: Claudia María de 11 años, Ana Belén de 9 años y Alfredo de 6 años, a quienes en la madrugada del 24 de abril de 1989, apuñaló y después los acostó, uno a uno en sus camas y se durmió junto a ellos.
Las crónicas de esa época cuentan que Claudia permaneció acostada junto a los cadáveres de sus hijos, hasta que una de sus amigas llegó a buscarla y descubrió la macabra escena. El 10 de septiembre de 1991, la mujer fue recluida en el área psiquiátrica del reclusorio de Tepepan.
Cuentan que, de acuerdo con los reportes periciales de la época, el primero en morir fue el niño más pequeño, Alfredo, quien estaba dormido. Cuando la niña más grande, Claudia, fue a ver lo que sucedía al cuarto de su hermano, su mamá la apuñaló y comenzó a correr hasta que fue alcanzada y murió. La última en morir fue la de en medio, Ana Belén.
En sus primeras declaraciones, Claudia acusó al sacerdote conocido como el ‘Padre Ramón’, hombre de quien se enamoró, de manipular su mente para ordenarle su divorcio y la muerte sus hijos, pero en una declaración posterior señaló que no se acordaba de nada.
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