Tres jóvenes egresadas de tres diferentes licenciaturas, unieron sus talentos y crearon la empresa Tooltoys, con el objetivo de ayudar a los niños que tienen necesidad de entender, descifrar y expresar lo que sienten y que no logran decir con palabras.
La propuesta didáctica de Cristina Llaca y Paulina Suárez, egresadas de la IBERO, y de María Gallo, de la Universidad Panamericana, permite a los niños enfrentarse a situaciones de desequilibrio emocional, como los divorcios, la muerte de un ser querido o el nacimiento de un hermano.
Luego del trabajo terapéutico con niños, que María y Cristina realizan desde hace casi ocho años en los talleres de emociones de Dite, educación emocional, surgió esta innovación, pues observaron la falta de herramientas para trabajar miedos, pérdidas, enojo, autoestima, tristeza, celos y envidia, entre niños de tres a 12 años de edad.
A través de juguetes, cuyos diseños están a cargo de Paulina Suárez, se pueden expresar y manejar emociones de manera lúdica en casa, con un terapeuta o en talleres. El resultado de este trabajo genera confianza, autoconocimiento e introspección.
Cristina Llaca, egresada de la Licenciatura en Psicología por la IBERO, explicó que cada una de las herramientas que forman parte de la familia Tooltoys ayuda a trabajar distintas emociones como la angustia, el enojo, la ansiedad, las preocupaciones y las pesadillas. También crearon un libro para trabajar el duelo y el autoconocimiento.
Afirmó que estos artículos también son de apoyo para los papás, quienes muchas veces no saben qué está ocurriendo con sus hijos. «Te ayuda a darte cuenta si algo no está bien, si está pasando algo en la escuela o si tiene un tema con un hermano. Como papá, te ayuda identificar, a acercarte y preguntarle sobre lo que ocurre», explicó Llaca.
Por su parte, Mariana Gallo, pedagoga por la Universidad Panamericana y psicóloga por la Universidad Intercontinental, mencionó que los niños que tienen un buen estado emocional y afectividad serán adolescentes y adultos más sanos. De igual forma, contarán con más herramientas para hacer frente a distintas situaciones y serán más tolerantes.
sin embargo, alertó que los niños que no aprende a reconocer sus emociones se convierten en personas poco empáticas que viven con enojos y duelos desde la infancia. «Se vuelven incapaces de reconocer el dolor, así como el de alguien más. Se ponen una coraza a lo largo de la vida que los hace herméticos. Con el tiempo, esto podría ocasionar adicción al alcohol o drogas para satisfacer una necesidad emocional que no fue resuelta».
Paulina Suárez, egresada de la Licenciatura en Diseño Industrial por la IBERO, explicó que, pese a la complejidad de la investigación, tanto la imagen como los manuales son didácticos para que los papás puedan usar estas herramientas en casa.
«Cada juguete tiene su instructivo. Pero viene la parte teórica para que los papás sepan las situaciones que se están trabajando de acuerdo al juguete, por ejemplo, el de resolución de problemas», dijo.
Los juguetes:
- Así me siento, así lo registro. Se trata de una bitácora de emociones que viene acompañada por un búho, el cual fue elegido porque la imagen siempre ha estado relacionada con la sabiduría, la inteligencia y la observación.
- Así mi problema, así lo resuelvo. Sirve para la resolución de conflictos. Esta acompañado un zorro, un animal astuto, ágil, inteligente, creativo y hábil.
- Así me siento, así me expreso. Ayuda a identificar las emociones a través del muñeco Huachipaki, que cuenta con seis cojines de colores a través de los cuales comunica cómo se siente en determinado momento.
- Así mis pesadillas, así mis sueños. Está conformado por una ballena y un cuento que ayudará a los niños a dormir mejor.
- Así me veo, así te veo. Trabaja la autoestima.
- Así me enojo, así me calmo. Trabaja el autocontrol.
- Así somos, así estamos. Empatía.
- Así me siento, así lo registro. Se trata de una bitácora para el autoconocimiento. Fotos: IBERO