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El huerto de la IBERO ofrece a estudiantes la oportunidad de comprender el trabajo y proceso de tener comida en un plato

Tiene cuatro años, y nació como un invernadero de lechugas hidropónicas, pero con el paso del tiempo se transformó en un espacio de cultivo de flores y hortalizas.

La Universidad Iberoamericana Ciudad de México (IBERO), convirtió su huerto en un espacio que permite generar investigaciones y poner en práctica soluciones aplicables y replicables a problemas de seguridad alimentaria y de cambio climático. De igual forma, es un área de aprendizaje, concientización y capacitación sobre técnicas de agricultura urbana.

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Este proyecto ha sido nombrado Huerto IBERO José de Acosta, S. J., y se localiza entre las puertas 4 y 5 de la Universidad y seguirá por la barda del campus. En este espacio hay camas de cultivo que detonarán la interacción entre la comunidad universitaria a través de la vinculación con organizaciones estudiantiles, departamentos académicos y grupos de la sociedad civil. El objetivo es lograr una sinergia e intercambio de saberes en torno a la sustentabilidad, accesibilidad y seguridad alimentaria.

En ese sentido, Renata Rovelo, asistente de investigación en el Instituto de Investigación Aplicada y Tecnología (INIAT), detalló que este espacio cuenta con un área de alta producción automatizada para monitoreo y optimización de cultivos específicos. Además, se generan persianas para que cada cama de cultivo mantenga calor en su interior. De igual forma, hay lugares específicos de encuentro comunitario, en donde los estudiantes pueden asistir a regar, cosechar y podar. Y otras más específicas para la tecnificación como el riego automatizado.

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“Queremos crear nuevas tecnologías para que la IBERO empiece a innovar en estos temas, pues creemos que todas las áreas de estudio de la Universidad pueden encontrar algo que investigar. Además, ofrece a los estudiantes la oportunidad de comprender el trabajo y el proceso de tener comida en un plato. Se prevé un área de encuentro comunitario para estudiar la apropiación, concientización y capacitación de técnicas de agricultura urbana», señaló.

Hay un trabajo interdepartamental con propuestas de investigación registradas ante el INIAT. En este proyecto participan el Departamento de Arquitectura, Urbanismo e Ingeniería Civil; Ingeniería para la Innovación; Ingeniería Química, Industrial y de alimentos, Salud, entre otros.

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De igual forma, se integran actividades académicas con servicios a la comunidad, encabezadas por el maestro Juan Casillas, del Departamento de Arquitectura, Urbanismo e Ingeniería Civil, y por el doctor Eduardo Gamaliel, director del INIAT.

“Se trata de un huerto biointensivo con estrategias de agricultura urbana que busca ser un espacio de encuentro comunitario, de producción y de educación para compartir estrategias, técnicas, así como la visión de la cultura urbana para tomar más conciencia de la producción de nuestros alimentos. También se probarán nanofertilizantes, así como dietas nutricionales, todo esto con apoyo de la organización Cultiva Ciudad”, dijo Casillas, líder del huerto.

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El académico añadió que el objetivo es que sea un proyecto de incidencia para generar conocimiento que salga del espacio universitario. De hecho, se busca formar una Red de Huertos Urbanos Jesuitas, ya que varias instituciones que pertenecen a la Compañía de Jesús, como el ITESO, IBERO León e IBERO Puebla, tienen este tipo de espacios. Esto permitiría un intercambio de saberes, conocimientos y descubrimientos.

“Queremos desarrollar tecnologías como aplicaciones para saber si las plantas están en su estado adecuado; queremos experimentar con sustratos en donde crecen las plantas con los sistemas de riego. Es un campo de estudio muy amplio que permitirá vincular a las diferentes áreas académicas de la Universidad. Es un proyecto que queremos que permanezca como parte del acervo académico de la IBERO”, dijo.

Desde hace cuatro años, la IBERO cuenta con un huerto que nació como un invernadero de lechugas hidropónicas y con el paso del tiempo se transformó en un espacio de cultivo de flores y hortalizas que permitió la producción de alimentos orgánicos y la impartición de talleres para la comunidad universitaria.

Al Huerto IBERO José Acosta, S. J., le dieron ese nombre en honor al antropólogo y naturalista español que realizó misiones en nuestro continente y que entre sus obras destaca Historia Natural y Moral de las Indias (1590), quede listo durante este semestre Primavera 2020.

Fotos: IBERO

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