Metropoli

Le faltaban 500 metros para llegar a su casa, cuando le cayó el Metro encima

El Gobierno de la ciudad solo cubrió los gastos funerarios, y ningún funcionario se ha parado a dar las condolencias.

Tal parece que los mexicanos tendremos un luto eterno, pues si no son los fallecidos por el mal manejo de la pandemia de Covid-19, lo son por accidentes que bien se pudieron prevenir.

Desde la noche del pasado lunes 3 de mayo, cuando un convoy del Metro cayó en la estación Olivos de la Línea 12, cobrando la vida de al menos 25 usuarios, miles de personas han acompañado física y espiritualmente, a todos esos padres, esposas, hijos, que perdieron a un ser querido y que, no conformes con el dolor, tuvieron que caminar de un lado a otro buscándolos, sin que nadie les informara.

Efraín Juárez, es una de las muchas personas que tuvieron que buscar por sus propios medios a su hijo, ya que las autoridades del Gobierno de la Ciudad de México solo pensaban en el control de daños a su imagen, ya que estamos en pleno proceso electoral.

Mientras la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum se negaba a señalar responsabilidad en la directora del Metro o algún otro funcionario o exfuncionario, familias de estas 25 víctimas vivían un viacrucis que inició desde la búsqueda de sus seres queridos, hasta la realización del funeral, en que le gobierno capitalino solo cubrió algunos gastos, pero ningún funcionario se presentó.

José Juan Galindo Soto, es su hijo, y viajaba en el automóvil en el que cayó la trabe y el convoy aquella fatídica noche del 3 de mayo. Él iba acompañado de su esposa, quien pudo ser rescatada con vida de entre el vehículo aplastado; él no tuvo la misma suerte, cuando lograron sacarlo, como a las 5 de la madrugada del martes, ya estaba muerto.

En medio del ajetreo, alguien le informó que ella había sido sacada con vida y llevada a una clínica, pero no así su hijo, que aparentemente había quedado atrapado dentro del carro en que viajaban.

Así como sucedió con 18 personas más, el cuerpo de Juan José fue enviado a la Agencia del Ministerio Público Iztapalapa 6, sin avisarle a los familiares a pesar de que muchos estaban en el lugar del siniestro; a pesar de que, a través de los diversos medios de comunicación, denunciaban que nadie les quería dar información sobre el paradero de los heridos o fallecidos. Total insensibilidad de las autoridades ante el dolor y angustia de los familiares. Fue en ese peregrinar, que un cuñado de Efraín logró localizar a Juan José en la Coordinación Territorial Iztapalapa 6.

En la Agencia del Ministerio Público Iztapalapa 6, el cuñado de Efraín lo identificó y luego de 2 horas de trámites y de al menos 8 horas en donde se encargaron de preparar el cuerpo de Juan José, por fin se lo entregaron a los familiares y esta noche lo velan en su hogar, ese al que ya no llegó cuando sólo le faltaban 500 metros de distancia debido a que le cayó la trabe y el convoy encima de su auto.

Juan José es velado en la casa de su padre, el féretro fue colocado en una especie de patio, ahí le colocaron flores que amigos y familiares llevaron como una forma de presentar sus respetos y, como se estila, además le colocaron pan, galletas, café, un refresco y una cerveza sobre el ataúd, donde además pusieron algunas rosas.

Y como si algo le faltara a estas familias. Efraín Juárez comentó que “las autoridades de la Ciudad de México, sólo cubrieron los gastos funerarios, pero nadie ha venido». Nadie tiene tiempo para las familias pero, eso sí, si algún funcionario público de otro partido se acerca a los deudos, de inmediato los califican de oportunistas o de lucrar con el dolor ajeno.

En la casa de Juan José solo hay tristeza y dolor esta noche, la última que sus seres queridos lo verán antes de que sea sepultado. Descanse en Paz, Juan José.

Video: Especial

Fotos: Enrique Hernández/Noticias Rápidas

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