Por: Juan Samuel Delgado Cedillo, presidente de la Organización Mundial por la Paz
La situación es complicada en el país que vio nacer al Libertador Simón Bolívar, considerando una inflación que supera los tres dígitos, además, que desde el año 2018, 50 países desconocieron al gobierno de Nicolás Maduro y reconocieron a Juan Guaidó como presidente legítimo.
Hay que recordar, que Maduro había condicionado las negociaciones sólo si había un levantamiento de las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y Europa, lo cual incluye el levantamiento del embargo petrolero, algo que ha provocado que la crisis humanitaria se agudizará todavía más. Todo ello sucede, cuando el gobierno de Maduro anunciara por tercera vez en 13 años una reconversión monetaria, en medio de la mayor inflación del planeta. La cual asciende al 264.8% entre enero y mayo, según el Banco Venezolano de Crédito (BVC).
El BVC señaló que “a partir del 1 de octubre de 2021 entrará en vigor el bolívar digital, al aplicar una escala monetaria que suprime seis ceros a la moneda nacional. Es decir, todo importe monetario y todo aquello expresado en moneda nacional se dividirá entre un millón (1.000.000)”. Esto sucede en un escenario de escasez de bolivares, mientras el dólar ha ido sustituyendo la moneda nacional. Al gobierno de Nicolas Maduro le es imperante llevar a cabo las negociaciones, considerando que parte de las riquezas del país que se encuentran en el extranjero han sido congeladas.
La vicepresidenta del ejecutivo Delcy Rodríguez denunció hace unos días que el Banco de Inglaterra bloqueó 6 mil millones de dólares en oro que le pertenecen a Venezuela, como una medida de coerción por parte de Inglaterra para ejercer la renuncia del mandatario venezolano. Esta disputa ha escalado a tal grado, que la máxima autoridad de Inglaterra, el Tribunal de Justicia, deberá dar un dictamen para ver si el banco inglés descongela las cuentas y de esa manera el gobierno de Maduro pueda emplear esos recursos. Lo cierto es que Reino Unido lleva reconociendo al gobierno de Guaidó desde febrero de 2019 y por eso es de suponer que el fallo sea contrario a Maduro.
Las negociaciones entre gobierno y oposición no tienen fecha precisa para realizarse, se espera que ocurra durante el mes de agosto, algo que abrirá la puerta para que la oposición pueda llegar a un acuerdo, lo cual podría desembocar en elecciones presidenciales y parlamentarias anticipadas. Considerando que la primera está prevista para el año 2024 y las parlamentarias en 2025. Esta intentona por poner de acuerdo a Gobierno y oposición no es la primera vez, ni tampoco es la primera vez que Noruega intenta fungir como mediador.
Recordemos que la primera negociación tuvo lugar en Barbados, cuando Venezuela vivía días aciagos por el choque frontal entre Guaidó y Maduro, y que quedó frustrada al igual que la anterior, celebrada en República Dominicana, en ese entonces promovido por el Vaticano en el año 2016. Ambas negociaciones se plantearon con vistas a una cita electoral y todas fracasaron.
En principio por la negativa del chavismo a renunciar al control de las convocatorias, y por otro, la falta de liderazgo por parte de la oposición, que no ha logrado en dieciocho años conformar un bloque sólido. México, después de su probada experiencia en la resolución de conflictos, se espera pueda destrabar las diferencias, que parecen hasta ahora irreconciliables.
La Organización Mundial por la Paz estará atenta a esta extraordinaria propuesta de pacificación de la región, no sólo por nuestra experiencia en materia de paz y resolución de conflictos, sino por tratarse de dos pueblos hermanos, México-Venezuela, que siguen cooperando para encontrar mejores escenarios para sus pueblos, seguramente, como lo pensó en algún momento, Simón Bolívar.