Salud y nutrición

En época de pandemia, necesario reforzar seguridad en trasplantes

Cada vez más, también están trasplantando pacientes gravemente enfermos que han desarrollado daño pulmonar permanente como resultado de la infección por COVID-19.

Los trasplantes de riñón, córnea e hígado, son los primeros de la lista de espera en México, donde hay más de 23 mil personas esperando recibir un órgano. Debido a la pandemia de COVID-19, los programas de donación y trasplante a nivel nacional han visto una disminución en la actividad, que comenzó en el segundo trimestre de 2020.

Al respecto, experto del Hospital Houston Methodist (HMH por sus siglas en inglés), nos explica la importancia de haber reforzado las prácticas de higiene y sus protocolos de seguimiento, para así retomar el ritmo de donaciones y trasplantes, que se vio afectado a principios de la pandemia.

El doctor Howard J. Huang, especialista en trasplante de pulmón del HMH, explicó que “cuando comenzó la pandemia, tuvimos que implementar medidas para asegurarnos de que los donantes no estuvieran infectados y que nuestros pacientes y personal estuvieran protegidos. Debido a que la mayoría de los pacientes incluidos en la lista para un trasplante de pulmón tienen una gran agudeza y no pueden esperar, sentimos que era importante continuar operando en estas condiciones desafiantes; nunca detuvimos completamente nuestras operaciones en 2020 y ahora estamos trasplantando a un ritmo más rápido que antes de la pandemia.

Todos los donantes ahora son examinados repetidamente con pruebas para COVID-19, validando que el procedimiento será seguro para el equipo quirúrgico y el receptor”, explicó el especialista.

En cuanto a los protocolos que se han aplicado para la selección de donantes y receptores, el doctor Huang comentó que, “hemos continuado trasplantando candidatos con enfermedades pulmonares avanzadas que incluyen fibrosis pulmonar, hipertensión pulmonar y enfisema. Cada vez más, también estamos trasplantando pacientes gravemente enfermos que han desarrollado daño pulmonar permanente como resultado de la infección por COVID-19”.

En esos casos, “pasamos, al menos, de 4 a 6 semanas enfocándonos en la recuperación antes de comprometernos con un trasplante. Queremos evitar trasplantar a alguien con una lesión pulmonar potencialmente reversible. Además, hemos implementado un programa intensivo de rehabilitación y apoyo nutricional para mejorar la condición previa al trasplante de los candidatos, de modo que sea más probable que su recuperación posterior al trasplante sea exitosa”.

Después del trasplante, “la vacunación es otro desafío ya que la mayoría de los pacientes trasplantados no responden bien a la vacuna. La principal razón por la que estos pacientes están crónicamente inmunosuprimidos para prevenir el rechazo y, como resultado, son menos capaces de generar una respuesta fuerte a la vacunación”, destacó el especialista del Hospital Houston Methodist.

Foto: Flow

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