Mantener una salud, tanto física como mental, es resultado de varios factores, sin embargo, uno de los más relevantes es la alimentación, ya que esta puede influir en la probabilidad de padecer depresión o ansiedad.
Información consultada por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) revela que el vínculo entre el estado de ánimo y la dieta se da a partir del sistema nervioso entérico (SNE), el cual, entre sus múltiples funciones, se encarga de regular los impulsos de hambre y saciedad.
Si bien los especialistas afirman que una depresión severa no puede ser remediada de forma exclusiva con la ingesta de ciertos alimentos, también existe evidencia de que el consumo excesivo de grasas saturadas, bollería industrial y carnes rojas o procesadas altera el funcionamiento del sistema nervioso entérico, también conocido como el “segundo cerebro” por su influencia en el estado de ánimo.(1)
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es un trastorno mental común, siendo la principal causa mundial de discapacidad y provocando más afectación a la mujer que al hombre, además de poder llevar al suicidio. Se estima que atañe a un 3.8% de la población mundial, incluidos un 5% de las y los adultos y un 5.7% de la población mayor de 60 años.
El médico psiquiatra y autor de varias obras, Sergio Rojtenberg, señala que este padecimiento se caracteriza por el decaimiento del estado de ánimo, la disminución de la autoestima y de la capacidad de experimentar placer. La depresión –afirma- tiene manifestaciones: a) afectivas, en donde prevalecen sentimientos de tristeza y melancolía, además de una pérdida general del interés; b) cognitivas, caracterizadas por un patrón de pensamientos distorsionados sobre sí mismo y los demás; y c) conductuales, afectando la conducta alimentaria, la forma de dormir, el deseo sexual, las relaciones interpersonales y la capacidad para resolver problemas de la vida diaria.
Por su parte, un artículo de iMedPub Journals menciona que para reducir la aparición y evolución de los síntomas depresivos los expertos recomiendan consumir grupos de alimentos y nutrientes como Omega 3 y evitar azúcares refinados y grasas saturadas, toda vez que el estilo de vida que llevan las personas tiene influencia sobre la evolución y pronóstico de esta enfermedad, pues se ha encontrado que quienes incluyen alto consumo de frutas y vegetales en su dieta obtienen mayor puntuación en los test cognitivos y disminuyen el riesgo de padecer depresión.
Esta última ha estado relacionada con el aumento en la adiposidad y el riesgo de padecer obesidad, lo que lleva a las personas a tener enfermedades cardiometabólicas como diabetes tipo 2.
Considerando que la depresión puede ser un padecimiento crónico, diversos estudios mencionan que ésta podría estar asociada a mayor índice de masa corporal (IMC; calculado como kg/m2), mayor ingesta calórica, menor calidad en la dieta y sedentarismo.
La ventaja de reconocer los riesgos a tiempo puede prevenir la depresión. Se sugiere realizar actividad física, mantener una alimentación saludable, hidratarse constantemente, así como reconocer las emociones, fortalecer los vínculos familiares y afectivos y recurrir a atención médica oportuna.