La fuerza de las mujeres, presente en todos los ámbitos. Desde hace doce años, Irma Sandoval Muñoz, pertenece a las brigadas de la Dirección de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil Xochimilco; pero no es la única.
A lo largo de esta trayectoria, recuerda el apoyo que brindó tras los sismos de 2017 y la reciente pandemia por COVID-19.
Asegura que portar el uniforme, más que respeto, es sinónimo de ayuda, pues la gente se siente protegida. “Aún en plena contingencia, ya sea un incendio, inundación o derrumbe, al vernos llegar sienten una bocanada de alivio, lo que sin duda es un gran compromiso”, asegura la brigadista.
Con gran vocación de servicio y pasión por su trabajo, afirma que para ella es importante inculcar en otras personas, valores como el respeto y la solidaridad; en particular en sus cinco hijos y trece nietos ha sembrado esta filosofía de vida.
Por su parte, la también brigadista Maritza Molina Anaya, cuenta que sus dos hijos la presumen a través de redes sociales. “Me etiquetan como la madre guerrera que enfrenta de manera valiente los problemas y situaciones”, compartió.
Desde hace nueve años se unió a las filas de Protección Civil. Con tristeza recuerda los acontecimientos de los sismos de 2017. “Me tocó apoyar en el pueblo de San Gregorio Atlapulco en donde se respiraba el miedo y el desconsuelo”, dijo.
Ambas brigadistas coinciden en que se dedican a una profesión en la que miran de cara a cara al peligro, por lo que para ellas es fundamental capacitarse constantemente y así prevenir y salvaguardar su integridad y la de la ciudadanía.
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