Hasta en doce ocasiones, dispararon los asesinos contra el empresario hotelero; usaron el ardid de pedir ayuda y fue la solidaridad de la víctima lo que le condujo a la muerte, al parecer a manos de un conocido.
El crimen ocurrió a un costado de su empresa, según quedó asentado en la carpeta de investigación y posteriores declaraciones de su hijo. Además, los hechos quedaron grabados en una cámara de seguridad.
Según la grabación, fechada el 23 de abril, al menos tres hombres se le acercaron cuando el empresario Carlos “N” salió de la lavandería del hotel, en el municipio mexiquense de Valle de Chalco.
Aparentemente conocía a uno de los hombres y no cayó en la cuenta que le tendían una trampa.
De buena gana, accedió a pasarles corriente para arrancar un auto, así lo muestra el video, donde los asesinos caminan de un lado a otro hasta que lograron quedar uno del lado del copiloto, otro al lado de la puerta y uno más en el carro que trataban de arrancar.
Se ven entonces que el de la puerta izquierda trata de sacar lo que parece un arma y al mismo tiempo los fogonazos desde el lugar donde estaba el empresario; aunque tarde, porque ya le habían disparado en varias ocasiones desde el otro lado.
Los cobardes asesinos corren, uno incluso regresa para llevarse el carro, mientras que la víctima luchaba por su vida al haber recibido cuatro o cinco balazos, de los 12 que le dispararon.
La ayuda llegó hasta ese callejón solítario, pero nada pudo hacer por el hombre baleado, las heridas fueron mortales
Más tarde, algunos medios de comunicación dieron cuenta del crimen, aunque sólo en su natal España se reveló la identidad del empresario de 66 años de edad.
Tocó a su hijo Carlos Miguel, la penosa tarea de recuperar el cuerpo y buscar el traslado a su país natal; en tanto conoció de voz de investigadores que sólo dos de cada cien asesinatos logran resolverse.
“No sé, quizá volvamos a Galicia porque aquí parece que hay que contratar un ejército para estar seguro” dijo el atribulado hijo, al hablar para el portal La Región, a quien confió la vida de peligro que vivieron en México desde su llegada dos años antes para abrir una lavandería.
Fue con ellos, que declaró cómo su padre llegó ese día a la lavandería para recoger el dinero con que pagaría a sus empleados, además cómo le tendieron la celada en el callejón.
Relató que los asesinos actuaron en principio muy amigables hasta que llegó el momento de la ejecución, que no lo tomó por sorpresa, pues incluso la víctima habría podido disparar antes de ser mortalmente herido.
El ampresario cargaba pistola, dijo el joven, quien declaró haber sido víctima de un intento de secuestro un año antes, por lo que su padre le contrató un guardaespaldas.
Por su parte, el empresario rechazó vigilancia, al contrario cambió su estilo de vida, un auto austero y muy discreto, una pistola, con su licencia y todo.
Pero esto no le salvó la vida en el peligroso Estado de México, donde quedaron sus sueños de crecer aun más como empresario.
Ahora la familia se plantea volver a su país, dados los índices delictivos que imperan en México, donde a días de ocurrido el crimen, parece que no avanzan las investigaciones de la Fiscalía mexiquense.
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