Por Guillermo Barba*
La “desdolarización” de la economía mundial es un mito, apenas un rumor que en los últimos meses ha sido intensificado como lo hace cíclicamente –sobre todo gracias a las redes sociales– cortesía de la propaganda china y rusa.
Es común ya ver este tema repetido en Facebook, Instagram, X y sobre todo en TikTok. No obstante, la abrumadora realidad se impone y dicta que el billete verde sigue – y seguirá siendo- la divisa más utilizada en el planeta. Los datos lo demuestran.
Pero vayamos hacia el pasado. El dólar es la principal moneda de reserva del orbe desde la Segunda Guerra Mundial, con la promulgación de los Acuerdos de Bretton Woods, en 1944, cuando se acordó que la divisa estadounidense fuera la moneda de referencia respaldada por el oro ante la inminencia de la derrota de los países del Eje.
Años después en 1971, el gobierno norteamericano abandonó el patrón oro, lo que no les gustó a todos los países que habían acumulado sus reservas monetarias por medio del dólar, a quienes se les había prometido un cambio fijo de 35 dólares por onza del metal precioso. Ya desde entonces empezó el murmullo de la “desdolarización”.
Décadas más tarde, la realidad de hoy es que la rivalidad EU versus Rusia y China está reconfigurando el escenario mundial, con estos dos últimos países impulsando acciones colectivas tendentes a reemplazar al dólar como medio de cambio en sus transacciones bilaterales. De eso no hay duda.
La geopolítica tiene todo que ver, pues la guerra comercial de Washington contra Beijing y el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, han orillado al gobierno chino y ruso a unir fuerzas.
Ciertamente, el sueño de destronar al dólar existe
Para ello, se supone, se han unido el grupo de países con economías emergentes conocido como BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, más Irán, Arabia Saudita, Egipto, Etiopía y Emiratos Árabes Unidos), debido a su creciente participación en el producto interno bruto (PIB) mundial, del 23 por ciento, y a las señales de sus miembros de comerciar más en monedas nacionales, ejercicios que, sin embargo, no pasan de ser individuales. Son la excepción y no la regla.
Y ya ni hablar del sueño de “moneda única” de los BRICS respaldada en oro, que por más que se insiste en ella, no es más que una fantasía irrealizable ante economías muy distantes, desiguales y poco integradas entre sí.
Los números no mienten
Pero el sueño de los detractores del poderío estadounidense y su divisa no deja de ser un anhelo todavía. La “desdolarización” que pregonan no es algo que pueda ocurrir en el corto plazo simplemente porque NO HAY entre las divisas fíat, una alternativa real que lo sustituya.
Por la fortaleza institucional de la Unión Americana, por contar con una cuenta de capitales estadounidense abierta, un enorme mercado primario y secundario de bonos de deuda pública, entre otros factores, el dólar goza de la indispensable confianza que toda divisa “de papel” necesita y que no brindan hasta ahora el yuan (o renminbi) chino, el real brasileño y menos el rublo ruso.
Ante ellos le subrayo que el rumor repetido de que estamos ante un inminente “colapso del dólar” que terminará en una “desdolarización” global, no es más que una falacia común entre quienes buscan ganar clics y vistas en sus artículos, canales o cuentas de redes sociales.
Si no me cree, basta revisar los datos del propio Fondo Monetario Internacional (FMI) que muestras que al cierre de 2023 el dólar estadounidense representaba aún el 58.41 por ciento de las reservas de divisas oficiales. Aunque este porcentaje ha disminuido los últimos años, es muy superior a las reservas en euros (del 21 por ciento), en yenes japoneses (6 por ciento), en libras esterlinas (5 por ciento) y en yuanes chinos (poco menos del 3 por ciento).
Además, apunta el informe, el billete verde se mantiene como la principal moneda de facturación en el comercio mundial, con un 54 por ciento de las transacciones internacionales de bienes realizadas en dólares, aun cuando la cuota de Estados Unidos en el comercio global es de únicamente el 10 por ciento.
Y de acuerdo con estimaciones del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), cerca del 90 por ciento de todas las transacciones en el mercado mundial de divisas involucran al dólar estadounidense.
Adicionalmente, cuando ocurren crisis los inversores buscan refugio en el dólar, porque ven en la economía estadounidense varias características clave como las que le he mencionado: la solidez de sus instituciones; el respeto legal y efectivo a los derechos de propiedad y la profundidad de sus mercados financieros.
Así lo demuestra el llamado Índice Dólar (US Dollar Index), que mide la fortaleza o debilidad del billete verde frente a una canasta de divisas de países desarrollados, y que no ha dejado de subir como tendencia en años recientes.
En suma, es más que evidente que el dólar domina las reservas de divisas, la facturación, transacciones comerciales y el mercado de divisas en todo el planeta, y así lo seguirá siendo en el futuro previsible.
Mientras tanto, sus potenciales rivales tienen una capacidad limitada para derrocarlo, y para su mala suerte, las divisas “alternativas” que más han escalado son de países como Corea del Sur, Australia y el dólar canadiense, aliados todos de los Estados Unidos.
La lección es clara: La próxima vez que su “influencer” favorito le cuente sobre la “desdolarización” o “el colapso inminente del dólar”, comprenderá que su propósito es el entretenimiento o la propaganda política, más que la información real.
*Economista y autor de TOP MONEY REPORT
Guillermo Barba se posiciona en el Top de Influencers financieros de EUA, España y Latinoamérica