● La exposición “El Negro de Beatriz Zamora” ofrece una retrospectiva de algunas de las piezas más emblemáticas de la artista mexicana, quien ha dedicado más de cuatro décadas a investigar la profundidad filosófica del negro y su relación con lo sublime
● A través de su obra, Beatriz Zamora invita a experimentar el negro como un espacio de compenetración y revelación, donde se expresa la experiencia humana, intangible, cósmica y trascendental
El sábado 24 de agosto el Museo de la Ciudad de México inauguró la exposición «El Negro de Beatriz Zamora», una muestra que rinde homenaje a una de las figuras más profundas y trascendentales del arte contemporáneo mexicano. Beatriz Zamora es una figura radical en el panorama de la pintura contemporánea.
Su obra se sitúa en una tradición que abarca desde Malévitch y Ródtchenko hasta Alberto Burri y Lucio Fontana, incluyendo a Ad Reinhardt, Frank Stella y los minimalistas, además de artistas como Piero Manzoni, Umberto Mariani y Pierre Soulages.
Como señala Gérard-Georges Lemaire, esta tradición se ha enriquecido con el tiempo, marcada por un deseo constante de investigar la experiencia a través del monocromo y lo sublime, un camino al que Beatriz Zamora ha consagrado su vida, convirtiendo «El Negro» en una expresión profundamente personal y única.
Beatriz Zamora, nacida en la Ciudad de México, es una artista autodidacta que ha dedicado su vida a explorar el color negro como la poderosa presencia tangible en nuestra existencia del vacío y la totalidad.
Desde su primer contacto con la pintura en 1952 con el muralista José Hernández Delgadillo, hasta su desarrollo en L’École des Beaux-Arts de París en 1972, Zamora ha cultivado una carrera marcada por su radicalidad estética y su conexión espiritual con el acto de pintar, desafiando las convenciones artísticas y culturales al desarrollar un lenguaje visual único que ha contribuido significativamente a la historia del arte contemporáneo.
Tras experimentar con diversos colores y materiales no convencionales, en 1977 decidió dedicarse exclusivamente al uso de negro en su obra, transformando este color en una metáfora profunda del origen de la existencia, el cosmos y la conexión con la Tierra.
De 1977 a la fecha ha producido alrededor de 3,500 piezas en las que el negro no es sólo un color sino una experiencia espiritual y filosófica sobre el vacío, la totalidad y la esencia de lo humano, desarrollando una obra que trasciende las convenciones, inscrita en la Historia de larga duración.
Su dedicación al negro comenzó en México, ampliando el concepto del arte que, en el pasado, ya había sido explorado con el vínculo profundo con la tierra del país, así como bajo la premisa de la búsqueda del vacío como centro espiritual en Oriente, la celebración de la negritud – «black is beautiful»– en América, además del absoluto del expresionismo abstracto. Sin embargo, la excepcionalidad del trabajo de Beatriz Zamora radica en haber llevado esta exploración más allá de los tabúes patriarcales occidentales, utilizando el negro para manifestar las profundas relaciones humanas dentro de un contexto cósmico y sublime.
Su obra ha sido reconocida tanto en México como en el extranjero, con más de 100 exposiciones individuales y 250 colectivas, y ha sido objeto de estudios críticos por expertos de renombre de todo el mundo. A lo largo de su carrera Beatriz Zamora ha enfrentado desafíos significativos, incluyendo el ostracismo del sector artístico y cultural en México, lo que la llevó al autoexilio en Nueva York en 1980. A pesar de estos obstáculos su obra ha sido reconocida con numerosos premios, entre ellos la Medalla Legión de Honor de la Academia de Bellas Artes en 1977, el Premio Único Individual del «Salón Nacional de Artes Plásticas» en 1978, y la Beca Pollock-Krasner Foundation en 2002.
«El Negro de Beatriz Zamora» es una retrospectiva que reúne sus trabajos más emblemáticos, destacando su exploración del negro a través de diversos materiales, como carbón vegetal y mineral, obsidiana, y piedras semipreciosas. La muestra incluye también el cuadro #4 de la serie «La Tierra» (1976-1977).
Esta serie marcó el inicio de una conversación ética con la matriz civilizatoria y la herencia milenaria viva de México y de nuestra América Latina profunda. De ahí que también estén presentes, en conversación horizontal, piezas referentes culturales que aluden al hito civilizatorio ancestral y tradicional del México profundo, que hacen de nuestra República una potencia ético-cultural y socio-ambiental en el mundo.
Visita “El Negro de Beatriz Zamora” en el Museo de la Ciudad de México, una exposición que reconoce la trascendencia de una visión profunda y original, marcando un hito contemporáneo que trasciende la historia del arte y supera la crítica estética moderna-contemporánea.
Esta muestra invita a reflexionar sobre nuestras propias conexiones con las infinitas posibilidades de la mismidad, como condición humana unida al cosmos.
Fotos: Cortesía